Duelo de correcaminos
Bono y Molina han convertido la campa?a en una desenfrenada carrera por todos los rincones castellano-manchegos
Quien quiera asistir a lo imposible s¨®lo tiene que esperar a que Jos¨¦ Bono, de 45 a?os, se haga una fotograf¨ªa con su oponente del Partido Popular, Jos¨¦ Manuel Molina. Bono no debate con ¨¦l en televisi¨®n; no le ataca en los m¨ªtines y ni siquiera cita su nombre. Esta es una batalla entre dos l¨ªderes de muy diferente estatura, quiz¨¢s sea la lucha entre un elefante y una hormiga.Jos¨¦ Bono es presidente auton¨®mico desde hace 12 a?os. Gasta vitola de l¨ªder nacional. Se faja de t¨² a t¨² con ministros. Posee nariz de perdiguero para ventear los cambios pol¨ªticos y sabe usar el poder: el mism¨ªsimo don Marcelo, cardenal primado de las Espa?as, escribe palabras elogiosas sobre su persona en un libro de propaganda aparecido para las elecciones. ?Qui¨¦n conoce a Jos¨¦ Bono?, les preguntaron a los castellano-manchegos hace unos meses. Y el 99% de ellos levant¨® la mano.
Enfrente se encuentra una hormiga muy peleona: Jos¨¦ Manuel Molina, de 39 a?os. Molina ha sido alcalde de Toledo durante cuatro a?os, es el l¨ªder del Partido Popular en la regi¨®n, cuenta con el respaldo personal de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar y se ha dedicado a rehacer un partido que siempre estuvo, y est¨¢, muy dividido. Punto. Por car¨¢cter es correoso y agrio en la esgrima pol¨ªtica. Tambi¨¦n les preguntaron por ¨¦l a sus conciudadanos castellano-manchegos, y s¨®lo la tercera parte le reconoci¨®. Y, sin embargo, las encuestas indican que cualquiera de los dos puede ser presidente el d¨ªa 29 de mayo.
El viento de cola que empuja al PP en Espa?a ha convertido a estas elecciones en las m¨¢s competidas de la historia castellano-manchega. Una regi¨®n donde los electorados est¨¢n cortados a cuchillo, casi mitad por mitad entre PSOE y PP, con una testimonial, aunque tal vez decisiva, Izquierda Unida. Por primera vez hay pelea. Nada que ver con las anteriores elecciones auton¨®micas, las de 1991, cuando el actual presidente se pase¨®, como si fuera Don Bono de La Mancha, consiguiendo una holgada mayor¨ªa absoluta. "En el a?o 1982, cuando nosotros llegamos", indica, "el 42% de las viviendas de Castilla-La Mancha no dispon¨ªan de aseo. En el a?o 1991 ya lo ten¨ªan el 95%".
Tambi¨¦n presume de otra cosa: haber recorrido un mill¨®n de kil¨®metros, 25 veces la vuelta a la Tierra, pateando cada rinc¨®n de esta tierra, escuchando a gentes que nunca hab¨ªan conocido en persona a sus gobernantes. "Veinticinco veces la vuelta a la Tierra sin salir de Castilla-La Mancha no est¨¢ nada mal", indica.
Su oponente, Jos¨¦ Manuel Molina, lleva 340.000 en los ¨²ltimos cuatro a?os, seg¨²n confesi¨®n propia, en este duelo de correcaminos en el que parece haberse convertido la pol¨ªtica manchega. Bono pretende seguir en cabeza. Y d¨ªa tras d¨ªa se echa a la carretera. A mitad de campa?a pone unos kil¨®metros m¨¢s en el morral en direcci¨®n a Las Mesas, en la Mancha de Cuenca, tierra de ajos y vi?as. Aqu¨ª, como en Las Pedro?eras y el Pedernoso, le besuquean ciudadanos de caras anchas, tez arrasada por los vientos y la solana y arrugas excavadas a cincel. "Lo he dicho en Bruselas, lo he dicho a los alemanes", afirma el presidente mirando a los ojos del par de docenas de habitantes que le escuchaban en la plaza, "si se arrancan las vi?as, esta tierra se convertir¨¢ en un desierto. Mientras yo sea presidente, nadie arrancar¨¢ una vi?a de forma obligatoria". Y luego habla del otro l¨ªquido. Porque en Castilla-La Mancha las campa?as pasan por el gaznate: del vino al agua y del agua al vino. "Esta regi¨®n necesita agua para su desarrollo. La solidaridad debe venir de las zonas con excedentes de agua, no de las que lo necesitan", insiste.
A unos centenares de kil¨®metos de all¨ª, el d¨ªa despu¨¦s, Jos¨¦ Manuel Molina se encrespa. Y muestra su particular ristra de papeles: "Aqu¨ª est¨¢", dice, "en los presupuestos de este a?o est¨¢n previstos 14.000 millones para arrancar vi?as. ?stos son los datos. Este hombre es incre¨ªble". Molina no puede ver a Bono. Se le nota hasta do adquiere un tono sosegado. Las trifulcas entre ambos acaban siempre como el rosario de la aurora, incluso con las familias de por medio. Su campa?a es m¨¢s irregular. En Santa Cruz de la Zarza, por ejemplo, un pueblo de Toledo con mayor¨ªa socialista, el autob¨²s irrumpe en la plaza Mayor, sorprendiendo a todos con la potencia de los altavoces. A continuaci¨®n, el candidato saluda a todo aquel que encuentra por delante. En Villatobas, un pueblo que aparece desierto a las dos de la tarde, cuando el solazo derrite hasta las ideas, tiene un recibimiento m¨¢s cari?oso. "Voy a pelear hasta el final por la victoria", anuncia con cierto escepticismo en la mirada. Afuera aguardan su momento los ciudadanos manchegos, habitantes de una regi¨®n mayor que el Benelux y con algunas densidades de poblaci¨®n similares al desierto del S¨¢hara. Uno de estos dos hombres les gobernar¨¢ el d¨ªa 29.
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