Maragall y Roca se emplearon a fondo en un debate muy igualado
El cara a cara televisivo de anoche entre Pasqual Maragall y Miquel Roca en Antena 3 demostr¨® el gran nivel pol¨ªtico de los dos candidatos que no evitaron analizar ninguno de los problemas y retos de Barcelona. En un debate muy igualado, Miquel Roca supo ser contundente en la cr¨ªtica a la gesti¨®n del alcalde Maragall y ¨¦ste acert¨® al transmitir su entusiasmo por la ciudad. El debate se desarroll¨® en t¨¦rminos corteses, salvo el desliz de Maragall cuando se refiri¨® a que su contrincante "t¨¦ molta barra" ("tiene mucha cara"), aunque luego intent¨® corregirlo con tonos afectuosos.
El debate tuvo un tercer invitado: la Generalitat. De manera reiterada los dos candidatos se refirieron al Gobierno catal¨¢n. Maragall para denunciar su obstruccionismo a la hora de llegar a importantes acuerdos que deben beneficiar la ciudad, como el contrato programa del transporte o la carta municipal, y Roca, para achacar a la hostilidad de Maragall el que 1 haya sido. imposible un mejor entendimiento. Ambos candidatos reiteraron sus objetivos program¨¢ticos desde el reconocimiento de que la ciudad ha mejorado y se encuentra mejor situada que muchas otras para aprovechar la recuperaci¨®n econ¨®mica. Para Roca, sin embargo, esta mejora podr¨ªa ,haber sido mayor, teniendo en cuenta que la ciudad ha recibido un bill¨®n de pesetas en inversiones. El candidato nacionalista defendi¨® que la ciudad necesita una nueva gesti¨®n, un nuevo ta lante. Maragall reclam¨® en su haber el progreso de Barcelona.
Uno y otro se esforzaron por tratar de demostrar que eran los m¨¢s capacitados para realizar los proyectos que necesita Barcelona. El metro, la vivienda, el paro y la recuperaci¨®n econ¨®mica de la ciudad ocuparon la mayor parte del tiempo del debate.
Maragall acus¨® a su oponente de proponer ¨²nicamente derribos, de asumir compromisos que en realidad corresponden a la Generalitat y de prometer cosas que ya estaban hechas. Roca replic¨® que el socialista deb¨ªa hablar con personas distintas que las que le vienen a ver a ¨¦l, que no tienen una visi¨®n tan optimista ni est¨¢n tan satisfechas como lo pinta Maragall.
Construir y derribar
El candidato nacionalista acus¨® al gobierno municipal saliente de no haber hecho nada por cons truir viviendas en la ciudad, a lo que Maragall replic¨® que se han construido barrios enteros, como la Villa Ol¨ªmpica, y recor d¨® que Barcelona es una ciudad a la que ya no queda suelo donde construir, "de modo que hay que derribar, y nosotros hemos derribado much¨ªsimo para levantar nuevas viviendas". A la acusaci¨®n de que el Ayuntamiento no hab¨ªa facilitado la creaci¨®n de empleo ni haber potenciado el turismo, Maragall contraatac¨® con cifras y acus¨® a Roca de ser un catastrofista y de no creer en las potencialidades de la ciudad ni en sus ciudadanos. Y a continuaci¨®n hizo una nueva propuesta: abordar entre todos un pacto social que trascienda los l¨ªmites de la ciudad de Barcelona y sirva para fomentar la actividad industrial y crear empleo en toda el ¨¢rea metropolitana. Es decir-, un pacto social metropolitano.
La pol¨¦mica m¨¢s viva gir¨® en torno al metro. Roca acus¨® a Maragall de preocuparse tan s¨®lo de llevarlo a Montjuic, y el alcalde record¨® que la Generalitat no ha construido ni una sola nueva estaci¨®n de metro en la ciudad en los ¨²ltimos a?os y de boicotear el contrato programa del transporte p¨²blico.
Tambi¨¦n. record¨® que la Comunidad de Madrid paga 15 pesetas por cada billete de metro, mientras la Generalitat no paga nada, y que la resistencia a firmar el contrato programa ha impedido que al ciudad pudiera disponer de los 70.000 millones que tendr¨¢n que pagar la Administraci¨®n auton¨®mica y la central para afrontar el d¨¦ficit del transporte.
De todas formas, Maragall se resisti¨® a aceptar el papel de persona enfrentada a la Generalitat y record¨® que los Juegos Ol¨ªmpicos y otras iniciativas demostraban que Ayuntamiento y Gobierno catal¨¢n hab¨ªan sabido trabajar juntos.
La Carta Municipal fue otro motivo de enfrentamiento. Maragall acus¨® a la Generalitat de haber obtaculizado su aprobaci¨®n y Roca prometi¨® que, si ¨¦l mandaba, se aprobar¨ªa por consenso y no s¨®lo por mayor¨ªa, pero rehuy¨® comprometerse a entrar en el consenso si queda en la oposici¨®n.
Maragall abri¨® y cerr¨® el cara a cara con la afirmaci¨®n de que el 28 de mayo los ciudadanos tienen la opci¨®n, que calific¨® de "trascendental", de decidirse entre una Barcelona confiada y segura de s¨ª misma, motor de su propio desarrollo y abierta, o una Barcelona que se abandona, que tiene miedo de competir, que va a remolque, "una ciudad que se hace desde los despachos".
Roca, por su parte, puso el acento en que las transformaciones positivas de Barcelona se deben a los esfuerzos de todos -ciudadanos e instituciones- y no s¨®lo a los del alcalde. El nacionalista, adem¨¢s, contrapuso a la visi¨®n optimista de la ciudad la existencia de insuficiencias y de angustias y preocupaciones de los ciudadanos.
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