El duelo del victimismo
Los socialistas consiguen una campa?a electoral alejada de la pol¨ªtica nacional y centrada en los I¨ªmites de la ciudad
En Alicante no se habla de corrupci¨®n. Lo que parec¨ªa casi imposible es hoy una realidad. Los socialistas han conseguido que el resto de las fuerzas que concurren a los comicios centren su campa?a en los l¨ªmites de la ciudad, en los problemas y en sus propuestas para solucionarlos. Conforme avanza la contienda, se acortan las distancias entre el alcalde, ?ngel Luna (PSPV-PSOE), y el alcaldable, el empresario Luis D¨ªaz Alperi (PP), que part¨ªa como favorito absoluto y se ha lanzado a la calle para mejorar sus posiciones.Alicante es la ¨²nica capital de provincia gobernada por los socialistas en la Comunidad Valenciana, por lo que el duelo es especialmente interesante, y la campa?a, decisiva. Quien logre atraer el voto indeciso ganar¨¢. Los debates se suceden a diario sin mucha fortuna para D¨ªaz Alperi, que no est¨¢ a la altura de la oratoria de Luna, un ex parlamentario que gusta de discursos brillantes y que ahora, tras cuatro a?os de regidor, se confiesa "apasionado" por la pol¨ªtica municipal, a la que lleg¨® obligado por 1 partido, que se que o sin candidato en 19 , cuando pasaport¨® a Jos¨¦ Luis Lassaletta. D¨ªaz Alperi era presidente de la C¨¢mara de Comercio cuando el PP le invit¨® a ser candidato, y no se lo pens¨® dos veces. Conf¨ªa en consolidar la tendencia del voto de los alicantinos, que en las dos ¨²ltimas votaciones (las generales y las europeas) castig¨® severamente a los socialistas, empujados por la crisis econ¨®mica y, sobre todo, por los esc¨¢ndalos de corrupci¨®n.
En los ¨²ltimos cuatro a?os algo ha cambiado en Alicante, una ciudad que ha vivido con la sensaci¨®n de ser relegada para no compartir con Valencia la primac¨ªa regional, y con la permanente tentaci¨®n de mirar hacia el sur para convertirse en centro de una nueva ¨¢rea (con Murcia, Albacete y Almer¨ªa) de espaldas a la comunidad, el llamado surestismo. La culpa de todos los males ven¨ªa de fuera. Madrid y, en mayor medida, Valencia eran los responsables directos de las carencias de infraestructuras y dotaciones, que, seg¨²n la opini¨®n generalizada, imped¨ªan el desarrollo de la plaza. Se recriminaba cierta dejaci¨®n a esas administraciones, cuyas inversiones destacaban por su ausencia. Aquel debate, ciertamente tenso, se demostr¨® positivo y hoy son 30.000 los millones invertidos.
Alicante (276.526 habitantes) ha experimentado una profunda renovaci¨®n urban¨ªstica en estos a?os. Su red de carreteras la convierten en una de las ciudades mejor comunicadas, y dos de los barrios m¨¢s problem¨¢ticos avanzan en una profunda reconversi¨®n, que pasa en uno de los, casos, el del pol¨ªgono de las mil viviendas, por la demolici¨®n integral de los bloques de infame presencia que acog¨ªan a la poblaci¨®n m¨¢s marginal y refugiaban a decenas de traficantes de drogas. Expulsados ¨¦stos por la. acci¨®n de la piqueta, las familias vuelven hoy a las nuevas construcciones. El casco antiguo, que amenazaba con desplomarse de puro abandono, luce una nueva imagen en su parte baja.
Luna so?aba con cambiar la imagen de la ciudad. Poco municipalista en un principio, se enganch¨® pronto al marcarse ese objetivo, aunque reconoce que lo ha tenido dif¨ªcil por carecer de la mayor¨ªa en la corporaci¨®n y estar sujeto a pactos concretos con las fuerzas minoritarias. Le arrebat¨® la mayor¨ªa absoluta el periodista Diego Zapata, que organiz¨® un partido pol¨ªtico a ra¨ªz del virulento cierre de su emisora de radio pirata, y los electores oyentes respondieron a su llamada a las urnas.
En 1991 empat¨® el PSOE a 12 concejales con el PP, y ese resultado se ha traducido en cuatro a?os de campana permanente. Luna ha perdido algunas votaciones, y los populares han ejercido una pol¨ªtica de desgaste que, a tenor de las encuestas, ha dado frutos. La normalizaci¨®n de las relaciones corporativas jam¨¢s fue posible, y el PP se lo plante¨® como un mandato de transici¨®n previo a su desembarco arrollador. Hoy, el alicantino es menos v¨ªctima. La recuperaci¨®n economica ha llegado y la ciudad, que acoge proyectos ambiciosos como la configuraci¨®n de una macro¨¢rea de crecimiento por el sur, el llamado Tri¨¢ngulo Alicante-Elche-Santa Pola; la construcci¨®n de una torre de comunicaciones, dise?ada por Santiago Calatrava, y una millonaria inversi¨®n a largo plazo para salvar de la degradaci¨®n y recuperar para el disfrute ciudadano su kilom¨¦trica fachada mar¨ªtima. La ciudad est¨¢ ahora patas arriba, con decenas de calles levantadas para mejorar la escena urbana y renovar infraestructuras caducas, y dispone de 30 plazas ajardinadas, algunas de nueva creaci¨®n, y dos inmensos parques en los que la Generalitat valenciana ha invertido 2.000 millones.
En el cap¨ªtulo de incumplimientos se sit¨²an el anhelado centro cultural de Campoamor y la circunvalaci¨®n de la V¨ªa Parque, actuaciones hace a?os prometidas y todav¨ªa no iniciadas.
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