Gena Rowlands enciende "La Biblia de ne¨®n"
"Los hijos del viento" representa a Espa?a en la Semana Internacional de la Cr¨ªtica
ENVIADO ESPECIALLa Biblia de ne¨®n es una pel¨ªcula realizada en Estados Unidos por el brit¨¢nico Terence Davies. Es muy fiel al pronunciado estilo del director de Voces distantes: muy pausada y preciosista, pero tristona. No obstante, la presencia en la pantalla de Gena Rowlands logra encender en algunas ocasiones, con su m¨¢gica electricidad personal, los neones apagados del cineasta brit¨¢nico. Fuera del gran escaparate, en el rinc¨®n de la Semana internacional de la Cr¨ªtica, se present¨® Los hijos del viento, del debutante espa?ol Fernando Merinero.
Despu¨¦s de dos pel¨ªculas muy intimistas e incluso en gran parte autobiogr¨¢ficas -Voces distantes y El largo d¨ªa se acaba-, Terence Davies parec¨ªa querer salir del cerrado mundo de su infancia en la sombr¨ªa barriada de Liverpool donde naci¨®, apoyado en el relato de una historia ajena situada en un mundo muy lejano al suyo: el universo rural de una zona sure?a de Estados Unidos durante la II Guerra Mundial.Pero esta escapada a las ant¨ªpodas de Su origen norte?o y urbano, le conduce parad¨®jicamente, tal vez por una fatalidad de su car¨¢cter, al mismo reducto ¨ªntimo de donde procede. Este contrasentido perjudica a La Biblia de ne¨®n, en un sentido muy preciso: Davies impone desde fuera a la historia que nos cuenta un estilo que la contradice, de modo que el contenido narrado entra en colisi¨®n con la forma de narrarlo. Y una historia que sobre el papel tiene agilidad y ardor, se le queda quieta y apagada sobre la pantalla.
Triste hasta la melancol¨ªa
S¨®lo el revulsivo de la presencia de Gena Rowlands -eminente actriz y maravillosa mujer que, desde la muerte hace ya a?os de John Cassavetes, su marido y director de casi todas las pel¨ªculas en que intervino, entra con cuentagotas en las pantallas- da vida, movilidad, luz y alegr¨ªa a la abusiva tonalidad eleg¨ªaca, triste hasta la melancol¨ªa, que Davies imprime a un relato que, para tener poder de captura, debiera ser mucho m¨¢s ¨¢gil y abierto, menos claustr¨®fobico y quejumbroso.
No es por ello convincente esta escapada del cineasta brit¨¢nico fuera del cerco de la dolorosa evocaci¨®n de su ni?ez, simplemente porque no hay tal escapada. Davies da fuera de Liverpool un salto de miles de kil¨®metros y huye desde el oscuro asfalto del norte de Europa a los territorios abiertos y luminosos de un pueblecito del sur de Estados Unidos, para volver a contarnos la misma historia, en el mismo tono, desde similar punto de vista y mediante cadencias y ritos estil¨ªsticos pr¨¢cticamente id¨¦nticos. Por esta raz¨®n, el qu¨¦ y el c¨®mo se dan de patadas en una pel¨ªcula interiormente disociada, que s¨®lo funciona cuando Gena Rowlands, por su cuenta, la hace funcionar. De hecho, sin ella, la pel¨ªcula ser¨ªa insufrible.
Tampoco funciona Los hijos del viento, la pel¨ªcula espa?ola elegida para la Semana de la Cr¨ªtica, pero por razones opuestas, pues le perjudica la presencia del director Fernando Merinero, desdoblado en actor protagonista. La pel¨ªcula es toda ella un d¨²o -apoyado en algunos personajes muleta de escasa relevancia- entre una prostituta cubana y un abogado madrile?o. Ella, Magaly Santana, encaja bien en el personaje y es graciosa, comunicativa y cre¨ªble, pese a la endeblez de los prolijos di¨¢logos que ha de parlotear; pero ¨¦l da a la actriz una tan pobre r¨¦plica que la pel¨ªcula se convierte, sin serlo, en un mon¨®logo, por lo que padece tambi¨¦n una disociaci¨®n interior insalvable.
No se entiende esta autoadjudicaci¨®n de Merinero del personaje protagonista: es un error probablemente derivado de una falta de sentido autocr¨ªtico por su parte. La pel¨ªcula opta al premio C¨¢mara de Oro a la mejor primera obra, pero es presumible que, debido a esa aludida quiebra interior, se quede muy lejos de aspirar seriamente a conseguirlo.
Complet¨® el d¨ªa, en el escaparate del concurso, un tercer error: el del italiano Mario Martone, Llamore molesto. No merece la pena el esfuerzo de filmar una historia de enigma tan convencional, tan mec¨¢nico y finalmente tan decepcionante.
Parece, a grandes rasgos y dejando a salvo del naufragio a la siempre magn¨ªfica actriz Anna Bonaiuto, indigna del notable director de la, justamente premiada hace dos a?os en Venecia, Muerte de un matem¨¢tico napolitano. Carece de sentido que esta pel¨ªcula italiana concurse en Cannes 95, pero los designios de la c¨²pula que manda y ordena aqu¨ª, como los de todas las omnipotencias, son completamente inexcrutables.
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