"Una comida bajo las alas"
El matrimonio Aznar acudi¨® acompa?ado solamente por dos de los colaboradores m¨¢s estrechos del l¨ªder popular a la cita para el mediod¨ªa de ayer en la urbanizaci¨®n de chal¨¦s situados en la zona oeste de la base a¨¦rea de Zaragoza. En la agenda del dirigente del PP figuraba ¨²nicamente la rese?a "comida privada". Sus anfitrionas eran 18 mujeres de entre veintitantos y treinta y pocos a?os, esposas de pilotos del Ej¨¦rcito del Aire, algunos de los cuales han estado en Bosnia. Y gran parte de ellos, ausentes ayer de la base, en misiones oficiales.A las dos y media, los invitados franquearon el control de acceso a las instalaciones militares situadas junto al aeropuerto civil de la capital aragonesa. En la antigua colonia ocupada por los militares estadounidenses cuando Zaragoza era una base de utilizaci¨®n conjunta, el jard¨ªn entre los chal¨¦s hab¨ªa sido sembrado de mesas y sillas plegables, cargadas de comida. Cada una de las anfitrionas hab¨ªa preparado un plato. En el men¨² destacaba la oferta gastron¨®mica andaluza, regi¨®n de donde una buena parte de estas mujeres son oriundas. Gazpachos, ensaladas, fritadas... hasta llegar a un sinfin de tartas "exquisitas", seg¨²n uno de los comensales.
La fiesta dur¨® cerca de tres horas, en las que "no se habl¨® de pol¨ªtica", seg¨²n la versi¨®n oficial; aunque las referencias a "la situaci¨®n actual" fueron inevitables. Al caf¨¦ se apuntaron m¨¢s mujeres. S¨®lo hubo mujeres, ya que los militares y el personal civil de la base, masculino, quisieron dejar bien claro que aquello nada ten¨ªa que ver con la milicia. Ya la primera visita de Aznar, hace unas semanas, y a la que acudi¨® con dos candidatos locales pese a tener car¨¢cter institucional, hab¨ªa hecho fruncir el ce?o en las alturas.
Lo de ayer surgi¨® del primer d¨ªa, cuando comparti¨® un improvisado caf¨¦: con las que luego ser¨ªan sus arifitrionas. En palabras de un oficial que trataba de minimizar la expectacl¨®n, s¨®lo fue, en una variante de la terminolog¨ªa utilizada por los aviadores antes de iniciar una misi¨®n: "Una comida bajo las alas".
En su mitin vespertino, Aznar rememor¨® el almuerzo. "En Valencia me reun¨ª con 12.000 mujeres. Hoy me he reunido con menos, con unas decenas, y he pasado unas horas maravillosas. Esas mujeres prestan un servicio important¨ªsimo al pa¨ªs y a sus casas", coment¨®.
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