Enga?arse

Les habla el contestador autom¨¢tico del Doctor Cul¨¦. Llevo toda la semana recibiendo llamadas de aficionados muy preocupados ante el encuentro de esta noche. Casi ninguno da por sentado que el Bar?a ganar¨¢ c¨®modamente, as¨ª que me veo en la obligaci¨®n de responder a dos de las preguntas que m¨¢s parecen obsesionar al p¨²blico azulgrana . Primera: "?Qu¨¦ debemos hacer si Laudrup marca un gol? Segunda: ?C¨®mo debemos reaccionar si, por un casual, el Real Madrid se proclama campe¨®n en el Camp Nou? Para no andar contestando de uno en uno, he decidido grabar este mensaje que servir¨¢, espero, para aclarar las das y apaciguar la angustia que ha generado tan importante acontecimiento tr¨¢gico-c¨®mico, deportivo. Si Laudrup marca un gol, existe un amplio abanico de posibilidades a la hora de reaccionar. En primer lugar, se puede negar la evidencia y actuar como si el gol lo hubiera marcado, por ejemplo, Luis Enrique (aunque no s¨¦ que es peor; tambi¨¦n da mucha rabia). Otra opci¨®n, m¨¢s apasionada, consiste en levantarse e insultar airadamente al ex jugador del Bar?a. En este caso, se le llamar¨¢ b¨¢sicamente traidor, escupiendo un poco y moviendo mucho los brazos (aunque deber¨¢ vigilarse el tono de voz para no padecer ninguna lesi¨®n cardiovascular). Tambi¨¦n se puede cerrar los ojos cuando Laudrup se acerque al ¨¢rea de Busquets con lo que, caso de producirse el fat¨ªdico momento, sabremos que el dan¨¦s ha marcado un gol, s¨ª, pero no lo habremos visto. Por ¨²ltimo, queda la posibilidad de aplaudir con deportividad repitiendo por los bajines esta frase: "Puestos a encajar un gol, por lo menos que sea de Laudrup" (aunque se corre el riesgo de ser agredido por otros aficionados).En cuanto al segundo asunto, recurrente en casi todas las preguntas que han llegado a mi consulta, la soluci¨®n es mucho m¨¢s simple. Si el Real Madrid va ganando y sabemos que el resultado del Deportivo-Betis le convierte en impepinable campe¨®n, los ficionados azulgranas presentes deber¨¢n bandonar sus localidades diez minutos antes del final. De hecho, se trata de una costumbre bastante extendida que numerosos socios ya practican para ahorrarse, dicen, los atascos de tr¨¢fico. As¨ª que, ya lo saben, si las cosas se ponen feas -muy feas, quiero decir-, abandonen sus localidades poco antes de terminar el partido, con orden y en silencio, procurando que no se les noten demasiado ni las l¨¢grimas ni el rabo entre las piernas. Con ello conseguir¨¢n que si, por un casual, al equipo merengue le da finalmente por dar la maldita vuelta de honor para celebrar su relativa gesta, lo haga en un estadio maravillosamente vac¨ªo.