Gol en G¨¦nova
Jos¨¦ Mar¨ªa Alvarez del Manzano se asom¨® al balc¨®n de la calle de G¨¦nova y traslad¨® a sus votantes un mensaje: "Me pide Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar que respet¨¦is al resto de los partidos". Dicho y hecho. La multitud core¨® un pareado: "?Felipe j¨®dete, Espa?a es del PP!". Insisti¨® el alcalde, con la autoridad que viene de la mayor¨ªa absoluta: "?Debemos ser respetuosos!". Mensaje recibido. Como si de un gui¨®n mil veces ensayado se tratara, los miles de enfervorizados militantes all¨ª congregados exclamaron a un tiempo: "Pujol enano, aprende castellano!".Desde que la realidad le dio la raz¨®n a las encuestas, la sede del PP en Madrid fue sitiada por miles de simpatizantes: algunos con banderas caducadas de Espa?a, los m¨¢s con ense?as sin caducar y la inmensa mayor¨ªa con banderines reglamentarios del PP.
No s¨®lo hab¨ªa vecinos de Madrid. Desde mucho antes de las ocho, la calle de G¨¦nova vivi¨® en la euforia. Como la de un anciano que no quiso decir su nombre, "porque todav¨ªa quedan muchos peri¨®dicos rojos", pero s¨ª se cuid¨® de ordenar que quedara bien anotado lo siguiente: "Yo he venido hoy desde Las Pedro?eras, prov¨ªncia de Cuenca, a 170 kil¨®metros de aqu¨ª, para honrar la memoria de do?a Enriqueta, una se?ora riqu¨ªsima que hac¨ªa mucho bien entre los pobres". ?Y qu¨¦ le pas¨®?: "Los comunistas le quitaron la finca. Con la victoria de don Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar se hubiese puesto muy contenta. Claro que ya tendr¨ªa lo menos 120 anos". Dicho esto se call¨®. Mir¨® el reloj. Eran las ocho y dos minutos. Se aplic¨® el transistor negro a la oreja buena y puso cara de escuchar. S¨®lo pasaron unos segundos cuando exclam¨® a voz en grito:
"?Gol. Gol. Gol! Hemos ganado por goleada".
Andr¨¦s Luj¨¢n, un simpatizante llegado desde Talavera de la Reina, a punto estuvo de ser atropellado por un veh¨ªculo. Con la alegr¨ªa de la victoria y el susto del tropez¨®n, todav¨ªa tuvo fuerzas para gritar: "Qu¨¦ contento estoy, qu¨¦ contento estoy. ?Ya era hora de que gan¨¢ramos unas elecciones!".
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