Contra la impunidad
A ninguno de los que hemos tenido la ocasi¨®n y la desgracia de ser testigos de atrocidades, como las cometidas de forma planificada por parte de las fuerzas serbias en Croacia y Bosnia-Herzegovina, se nos escapa la importancia que tiene, tanto a nivel de justicia para con las v¨ªctimas como por su car¨¢cter ejemplificador, la captura, el procesamiento y la condena efectiva de los culpables de cr¨ªmenes de guerra o contra la humanidad. Lo sorprendente es que ¨¦sa no parezca ser la opini¨®n de algunos Gobiernos que parecieran estar m¨¢s preocupados en no quedarse sin interlocutores en el campo de los asesinos que en que se haga justicia, tratando de mantener una forzada, casi c¨®mplice e in¨²til, neutralidad.El Tribunal de Cr¨ªmenes de Guerra para la ex Yugoslavia, con sede en La Haya, ha comenzado a se?alar con su dedo acusador a los aut¨¦nticos responsables directos del horror de Bosnia: Karadzic y su general MIadic. Este paso en la actuaci¨®n del tribunal demuestra la decisi¨®n y los esfuerzos que realiza para llevar adelante su misi¨®n. Esta ¨²ltima no podr¨¢ tener ¨¦xito si los Gobiernos contin¨²an sin brindarle los apoyos necesarios.
En febrero de este a?o, el tribunal proces¨® a 21 personas por cr¨ªmenes contra la humanidad. Uno de los procesados, el comandante del tristemente c¨¦lebre campo de concentraci¨®n de Omarska, fue tambi¨¦n acusado de genocidio por el asesinato masivo de bosnios y bosniocroatas. El uso expl¨ªcito del t¨¦rmino "genocidio" es significativo y sugiere precisamente la realizaci¨®n de una pol¨ªtica sistem¨¢tica de masacre planificada, orquestada, que forma parte del proyecto puesto en marcha hace m¨¢s de tres a?os en Bosnia (y con anterioridad en Croacia), y que los l¨ªderes serbios han tratado de negar y los Gobiernos occidentales de ignorar.
Lo anterior provoca una clara contradicci¨®n entre los avances del tribunal y la pol¨ªtica que sigue la comunidad internacional. En sus esfuerzos por lograr cualquier acuerdo en la ex Yugoslav¨ªa, aun a costa de todo principio, la comunidad internacionaltrata por todos los medios de evitar tener que tomar posiciones que pudieran molestar a los criminales, con los que prefiere dialogar a tener que se?alarles con el dedo. Esta contradicci¨®n entre la justicia y la miseria pol¨ªtica del proceso negociador est¨¢ teniendo consecuencias muy graves y negativas en el trabajo del tribunal. Mientras claman sost¨¦n y aprecio a su labor, muchos Gobiernos no est¨¢n dando el apoyonecesario para que el tribunal pueda funcionar y progresar en sus investigaciones y procesos. Y lo que es m¨¢s grave, algunos Estados miembros de las Naciones Unidas pareciere que miran las investigaciones de los cr¨ªmenes como un obst¨¢culo para la paz.
Particularmente sorprendente resulta el caso de Cedomir Mihailovic, escapado de Serbia en octubre pasado y miembro de la polic¨ªa secreta serbia (principalapoyo del presidente Milosevic), que huy¨® con originales de documentos que comprometer¨ªan directamente a Milosevic, su polic¨ªa y los servicios de seguridad en la planificaci¨®n de la limpieza ¨¦tnica en Bosnia, incluyendo instrucciones sobre las matanzas a realizar y los campos de concentraci¨®n. En un excelente trabajo de Roger Cohen para el New York Times, se afirma incluso que de los servicios secretos serbios, desde Belgrado, se giraban instrucciones al conocido delincuente com¨²n y criminal de guerra Arkan para la toma de la ciudad de Bijeljina, en el noreste de Bosnia, donde empez¨® la limpieza ¨¦tnica masiva y sistem¨¢tica de musulmanes, all¨¢ por abril de 1992. ?Se imaginan qu¨¦ pas¨® con los citados documentos incriminatorios, entregados por Mihailovic al tribunal de cr¨ªmenes de guerra? Pues que el tribunal los entreg¨® para consulta a los servicios secretos holandeses y en el camino de ida y vuelta desaparecieron. Parece que no era el momento de incriminar al gran responsable, cuando m¨¢s bien los Gobiernos occidentales y Rusia est¨¢n tratando de convencemos de que la paz pasa por Milosevic.
Despu¨¦s de dos a?os desde que fue establecido, s¨®lo nueve Gobiernos (entre ellos Espa?a) han adoptado legislaciones nacionales que permiten la extradici¨®n de sospechosos a petici¨®n del tribunal. Hasta ahora, s¨®lo cuatro (incluyendo Holanda, pa¨ªs donde opera) han aceptado encarcelar a, los criminales convictos. Tampoco es muy brillante la cooperaci¨®n en el intercambio de pruebas, ni en la localizaci¨®n de testigos y sospechosos entre las poblaciones refugiadas en distintos pa¨ªses. La mayor¨ªa de Gobiernos son adem¨¢s extremadamente reticentes a brindar asilo y protecci¨®n a los testigos, cuando esto constituye una pieza clave para el ¨¦xito del tribunal. Por ¨²ltimo, otro grav¨ªsimo problema es el del financiamiento. Despu¨¦s de rechazar diversas propuestas, las Naciones Unidas aceptaron por fin aprobar 28 millones de d¨®lares de presupuesto para el funcionamiento del tribunal en 1995. Pero no hay ninguna indicaci¨®n de que se obtengan las contribuciones necesarias para cubrirlo. Ni ninguna garant¨ªa de que pueda seguir funcionando m¨¢s all¨¢ de este a?o.
Qu¨¦ hipocres¨ªa que los mismos que se sacan fotos compungidas en los restos de los campos de exterminio nazis, con ocasi¨®n del 50 aniversario de su liberaci¨®n, los mismos que se preparan a ir a Mosc¨² para conmemorar la victoria contra el nazismo y el fascismo, sean tan benevolentes con los criminales de hoy, negando el apoyo sin reservas al tribunal creado para juzgarles.
Este deliberado y repugnante intento de provocar la amnesia colectiva para facilitar la amnist¨ªa, tambi¨¦n colectiva, de los criminales que no s¨®lo han cometido, sino que siguen cometiendo y cometer¨¢n (si no se les para) cr¨ªmenes sistem¨¢ticos contra la humanidad, es no s¨®lo intolerable, sino suicida. Ninguna paz ser¨¢ posible sin un m¨ªnimo de justicia. Y parte de ella pasa por el juicio a los criminales. Y sobre todo a los responsables. ?Cu¨¢ntos d¨ªas, meses o a?os m¨¢s de horror necesitamos para saber que no se dispara y bombardea a la poblaci¨®n civil, a los hospitales, a las escuelas de Gorazde, Srebrenica, Zepa, Bihacs, Mostar, Tuzla y Sarajevo sin que alguien lo ordene? ?Cu¨¢ntos muertos m¨¢s necesitamos para tomarnos en seno que lo que pasa en Bosnia no es una simple guerra, sino una masacre planificada, un genocidio sistem¨¢tico, un holocausto ordenado y planificado por aquellos con los que algunos siguen pretendiendo negociar?
Muchos como yo lo sabemos. Las v¨ªctimas lo saben. Por dignidad y por verg¨¹enza, necesitamos que el Tribunal de Cr¨ªmenes de Guerra en la ex Yugoslavia lo pueda probar. Para eso necesita apoyo y no zancadillas. Y que se pudran en las cunetas de la pol¨ªtica democr¨¢tica los que con su miop¨ªa y cobard¨ªa se empe?an en hacemos a todos c¨®mplices de la barbarie.
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