?Realismo o demagogia?
MIQUEL PUIGEl autor defiende la tesis de la Generalitat de Catalu?a, opuesta a la del Gobierno, sobre la ley del cable: el concesionario debe operar sobre ¨¢mbitos auton¨®micos y no municipales.
La Generalitat de Catalu?a ha manifestado recientemente, a trav¨¦s de su consejero de Industria y Energ¨ªa, su oposici¨®n a aspectos fundamentales del proyecto de ley de telecomunicaciones por cable. Tal hecho no puede haber sorprendido a nadie, puesto que era conocido que la tramitaci¨®n de ese proyecto estaba paralizada debido a la oposici¨®n del Grupo Parlamentario Catal¨¢n. Lo que se pretend¨ªa con aquella manifestaci¨®n era explicar los motivos del desacuerdo, que el Ministerio de Obras P¨²blicas (MOPTMA) conoc¨ªa de primera mano a trav¨¦s de reuniones con su Secretar¨ªa General de Comunicaciones.Sin embargo, despu¨¦s de la publicaci¨®n en este diario de dos art¨ªculos firmados por el titular de aquella Secretar¨ªa General, Elena Salgado [EL PA?S, 11 y 12 de mayo]) podr¨ªa llegarse a pensar que los motivos de la Generalitat son una mezcla Je oportunismo pol¨ªtico y ambici¨®n trasnochada. Por tanto, parece necesario hacer un nuevo esfuerzo por explicarlos.
En el mundo occidental se ha creado un consenso en el sentido de que es necesario introducir la competencia en el mercado de las telecomunicaciones. Para que esa competencia exista es necesario que al menos un segundo operador concentre una masa suficiente de recursos que le permita compensar la potencia del primero. La red capilar es, sin duda, la mayor barrera de entrada para este competidor y es por tanto vital que pueda acceder al domicilio del particular mediante otra red alternativa. En todo esto estamos completamente de acuerdo el MOPTMA y nosotros.
?D¨®nde radica, pues, el desacuerdo?
Sencillamente, en la manera de regular el acceso de ese segundo operador al mercado de telecomunicaciones por cable. Para el MOFITMA, parece como si el proyecto de ley constituyera el ¨²nico texto posible que pueda permitir la aparici¨®n de ese segundo operador potente.
Recordemos que el proyecto de ley prev¨¦ que el MOPTMA divida Espa?a en demarcaciones municipales y que convoque concursos para otorgar en r¨¦gimen de concesi¨®n administrativa licencias para la creaci¨®n y explotaci¨®n de redes capilares.
La Generalitat cree que este mecanismo no es el adecuado para dar respuesta a los objetivos que compartimos, y ello por dos motivos fundamentales.
Al plantearse las redes divididas en unidades municipales, s¨®lo ser¨¢n cableadas aquellas que tengan un volumen lo suficientemente grande como para que su explotaci¨®n sea rentable.
Es cierto que el proyecto de ley prev¨¦ que los municipios peque?os puedan agruparse, pero esta agrupaci¨®n, que es costosa porque requiere la conexi¨®n de n¨²cleos alejados, no siempre es viable econ¨®micamente.
La Generalitat ha elaborado un mapa de lo que previsiblemente ser¨ªa cableado en Catalu?a. En s¨ªntesis puede decirse que Catalu?a queda dividida en dos mitades, la m¨¢s cercana a la costa con cable y la m¨¢s alejada de ella sin cable. Este resultado separar¨ªa las posibilidades de desarrollo de unos territorios ya hoy desequilibrados. No sabemos con certeza qu¨¦ puede pasar en otras partes de Espa?a, pero es muy probable que se den situaciones similares.
?Es posible evitar este resultado?
Si el cableado se realizara en estricto r¨¦gimen de libertad de empresa no habr¨ªa manera de inducir el capital privado a cablear zonas menos atractivas, pero precisamente el proyecto de ley establece el mecanismo de la concesi¨®n por demarcaciones. No hay ninguna raz¨®n t¨¦cnica o econ¨®mica que obligue a que estas demarcaciones sean necesariamente coincidentes con un municipio o un grupo de municipios. ?Es posible pensar en demarcaciones m¨¢s grandes donde se compensen unas zonas m¨¢s atractivas econ¨®micamente con otras que no lo sean tanto?
Nosotros estamos firmemente convencidos de que s¨ª. Hemos calculado que municipio a municipio s¨®lo un 75% de la poblaci¨®n catalana ser¨ªa cableada; m¨¢s all¨¢ de este l¨ªmite, el cableado no es rentable, ni municipio a municipio, ni agrupadamente. Por el contrario, concentrado en una sola unidad ser¨ªa rentable cablear hasta el 90% de la poblaci¨®n catalana, cubriendo las capitales de todas sus comarcas. Elena Salgado afirma que olvidamos que esa mayor cobertura requiere unas inversiones important¨ªsimas. No ignoramos este factor, pero lo relevante es saber si la poblaci¨®n adicionada -un mill¨®n de personas en el caso catal¨¢n- compensa la inversi¨®n. Nuestros c¨¢lculos nos indican que s¨ª, y ello por una raz¨®n muy sencilla: porque el coste de conexi¨®n entre municipios es peque?o en relaci¨®n con el coste de la red capilar.
No sucede lo mismo, por ejemplo, en el caso del gas, guya canalizaci¨®n tiene un coste mucho mayor por kil¨®metro.
Desgraciadamente no es factible la universalidad de las redes de banda ancha, pero ello no debe ser obst¨¢culo para que los poderes p¨²blicos utilicemos el arma de la concesi¨®n administrativa para lo ¨²nico que la justifica: la obtenci¨®n de objetivos de inter¨¦s social compatibles con la rentabilidad privada. ?No est¨¢bamos de acuerdo en que el segundo operador ten¨ªa que tener suficiente masa cr¨ªtica? Pues precisamente no es posible obtener esa masa cr¨ªtica desde la explotaci¨®n de redes municipales cuya conexi¨®n con el exterior tiene que pasar por un operador de la competencia.
Adem¨¢s, de lo que se trata no es de extender cable, sino de algo mucho m¨¢s ambicioso y mucho m¨¢s caro: crear una red de telecomunicaciones interactiva de banda ancha. Ello quiere decir que los servicios m¨¢s importantes que deben prestar esas redes son comunicaciones entre diversos abonados, la mayor parte de las veces en municipios diferentes.
Si el concesionario queda circunscrito al ¨¢mbito municipal, dif¨ªcilmente podr¨¢ ofrecer telecomunicaciones de la envergadura que sus hipot¨¦ticos clientes desear¨ªan. La existencia en la actualidad de redes privadas no deber¨ªa inducirnos a error: se trata de redes de difusi¨®n (concretamente, de difusi¨®n de TV por cable), no interactivas. Lo m¨¢s probable es que la fragmentaci¨®n induzca a la creaci¨®n de redes de televisi¨®n por cable, no a redes interactivas.
Esta ¨²ltima afirmaci¨®n no se basa en una simple intuici¨®n. El MOPTMA puede llegar exactamente a la misma conclusi¨®n con s¨®lo fijarse en los flujos de inversiones, gastos e ingresos que el propio ministerio ha calculado y que acompa?an al proyecto de ley en su memoria t¨¦cnica. Seg¨²n estas previsiones el rendimiento de las inversiones es inferior al 5%. ?Es razonable pensar que alguien va a ejecutar inversiones de magnitud enorme con estas previsiones de beneficios? No, lo que va a pasar es que o s¨®lo se van a explotar los mayores municipios, o las inversiones van a reducirse.
La Generalitat cree que las redes de los segundos operadores deben ser mayores si queremos que tengan la masa cr¨ªtica necesaria para que realmente exista competencia en el mercado de las telecomunicaciones y para que se ofrezcan aut¨¦nticos servicios modernos: interactivos y en banda ancha. Aqu¨ª puede aducirse que el modelo brit¨¢nico, muy similar al que propone el MOPTMA, est¨¢ precisamente en entredicho por este motivo, y que se est¨¢ procediendo a una concentraci¨®n de operadores para formar "regiones" mucho m¨¢s amplias. El modelo alem¨¢n, a¨²n un proyecto, apunta a la creaci¨®n de operadores regionales.
La Generalitat propone que las demarcaciones coincidan con el territorio de las Comunidades Aut¨®nomas. No hay raz¨®n t¨¦cnica que exija precisamente este tama?o, pero se trata de territorios que, al igual que los municipios, tienen una entidad pol¨ªtica y no deben ser reinventados. En el caso catal¨¢n, adem¨¢s, existe una raz¨®n de tipo cultural: la conveniencia de concentrar el p¨²blico potencial de programaci¨®n en lengua catalana. ?Podr¨ªa pensarse en demarcaciones a¨²n mayores? No hay duda de que s¨ª, pero en nuestro caso la envergadura es suficiente: t¨¦ngase en cuenta que el mercado catal¨¢n de telecomunicaciones es mayor que el portugu¨¦s o el griego. En cualquier caso, lo que es seguro es que la demarcaci¨®n municipal es un error. El proyecto de ley de telecomunicaciones por cable es un proyecto importante y por eso es importante que todos reflexionemos suficientemente sobre ¨¦l. Nos tememos que su presentaci¨®n al Congreso de los Diputados ha sido un tanto precipitada: basta una lectura superficial de la memoria que acompa?a al proyecto para detectar contradicciones flagrantes entre el uno y la otra.
Por otra parte, el tiempo se echa encima, y es por ese motivo que la Generalitat est¨¢ decidida a promover la realizaci¨®n de un proyecto de tanta trascendencia. Pero precisamente porque consideramos que nuestras posiciones son razonables estamos firmemente convencidos de la posibilidad de que, a trav¨¦s de una discusi¨®n serena, sean comprendidas y compartidas por muchos otros.
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