?No tocar a Pinochet!
Encarcelar a Contreras, principal pulso de la democracia con el Ej¨¦rcito
ENVIADO ESPECIALLos centinelas del edificio de las Fuerzas Armadas de Santiago recuerdan a los regimientos alemanes del Reich triunfante. El casco es de fald¨®n r¨ªgido; el ce?o, de ej¨¦rcito invicto; los pantalones, impecables sobre botos acharolados por la disciplina del bet¨²n y la bayeta; todo es pulcritud y jab¨®n Lagarto en la polic¨ªa de la posta. La democracia chilena progresa, pero sufre de angustia cuando esta guardia de gris franquista saluda marcial a generales que se cuadran como cadetes ante Augusto Pinochet y expresan "malestar o preocupaci¨®n" por decisiones del poder civil. ?Pinochet despu¨¦s de Contreras? Mi interlocutor, autorizado en el criterio por su cargo pol¨ªtico, lo descarta. "En Chile hay un acuerdo impl¨ªcito entre los partidos de la Concertaci¨®n: no tocar judicialmente a Pinochet. Es parte de la arquitectura general de la transici¨®n, y, quien no entienda eso no entiende un carajo".
La actitud castrense respecto a la condena a siete a?os de c¨¢rcel impuesta por la Corte Suprema al general retirado Manuel Contreras, jefe de la polic¨ªa secreta durante la dictadura (1973-90), puso nuevamente de manifiesto el intimidatorio significado de los t¨¦rminos "malestar y preocupaci¨®n" en boca de uniformados con estrellas en la bocamanga. Tambi¨¦n remiti¨® a los recaudos legales incluidos por el jefe del Ej¨¦rcito, capit¨¢n general Augusto Pinochet, en las diferentes instancias del Estado para asegurar la primac¨ªa castrense antes de permitir la vuelta de la democracia tras haber perdido por los pelos el plebiscito sobre su permanencia. El encarcelamiento de Contreras, cuyo proceso fue trasladado de la justicia militar a la civil, constituye el principal pulso de la democracia al Ej¨¦rcito y acreditar¨¢ la firmeza del compromiso de las Fuerzas Armadas con el orden constitucional. Por primera vez se juzg¨® y conden¨® al principal represor militar del per¨ªodo m¨¢s cruento en violaciones de los derechos humanos, y el Ej¨¦rcito no pod¨ªa desconocer este hecho.
El senador socialista Jaime Gamuriz, miembro de la Comisi¨®n de Defensa, subraya a este diario que la democracia nacional con todas sus limitaciones tiene solidez, y no hay co-gobierno con las Fuerzas Armadas. "El reto de Pinochet es mantener el orden constitucional, por eso no nos preocupan las reuniones militares, en el sentido de que nos asusten. Dentro de las limitaciones, el procesamiento de Contreras fue un hecho de la mayor importancia y ha creado al Ej¨¦rcito grav¨ªsimos problemas". Y una observancia que en las democracias consolidadas se da por supuesta, en Chile fue noticia de portada a cinco columnas la pasada semana. El Ej¨¦rcito acata, era el titular, con alguna variante gramatical, de los principales peri¨®dicos capitalinos. Pero el viernes, el general Eugenio Videla, jefe de la II Divisi¨®n y amigo de Contreras, se calzaba la boina negra y vest¨ªa de comando. Nuevamente el acertijo, el aviso a navegantes. "Les voy a decir dos cosas solamente. La primera es que el Ej¨¦rcito tiene un mandato constitucional que debe respetar. Y para cumplir con ello, el Ej¨¦rcito tiene que existir". Un colega crey¨® descifrar el camuflaje y el enigma sobre la sustantividad del arma. "Quiere decir que se consideran atacados por algunas declaraciones y presionados por las circustancias del fallo y est¨¢n preparados para reaccionar si contin¨²an y se abren m¨¢s juicios a militares".
El general retirado Alejandro Medina, ex director de la Escuela de Paracaidistas y Fuerzas Especiales, compara al Ej¨¦rcito con un le¨®n y advierte sobre la imprudencia de tirar de la cola a la fiera porque puede dar un zarpazo. "Hay que actuar con mucha prudencia. M¨¢s de un boc¨®n deber¨¢ tener mucho cuidado con lo que dice".
Prudencia en el juicio, incluso por parte de Juan Pablo Letelier, hijo del ministro Orlando Letelier, asesinado por agentes de Contreras en Washington hace 19 a?os, quien, m¨¢s como diputado socialista que como hijo, excluy¨® al capit¨¢n general del banquillo de los acusados. Prudencia y tambi¨¦n agradecimiento a Augusto Pinochet Ugarte por los servicios prestados, incluso por dirigentes pol¨ªticos que en privado lo asesinar¨ªan. Fuentes diplom¨¢ticas sostienen que "es dif¨ªcil presentarlo period¨ªsticamente, pero sin Pinochet la cosa podr¨ªa haber acabado mal. Es una garant¨ªa". "Nadie nos arrebatar¨¢ la historia", afirm¨® el caudillo en un almuerzo previo a la sentencia. El aserto fue traducido como su alistamiento en defensa de la constitucionalidad por ¨¦l impuesta en 1980, que garantiza su mando hasta 1997 y la trascendencia del propio convencimiento: pasar a la historia como factor clave de la prosperidad chilena.
Nadie duda de que a una orden suya, los blindados ocupar¨ªan la Moneda y el Parlamento. Pero el afianzamiento de la concertaci¨®n pol¨ªtica en los asuntos fundamentales de gobierno, los celebrados ¨¦xitos macroecon¨®micos, en un proceso neoliberal que comenz¨® con el golpe de 1973, y la inserci¨®n chilena en las alianzas internacionales reducen el espacio necesitado por una cuartelada. La impiden tambi¨¦n las tensiones civiles, el exquisito trato dispensado por el Ejecutivo a los instituciones armadas y la convicci¨®n castrense de que la misi¨®n fundamental qued¨® cumplida con el derrocamiento del Gobierno de Salvado Allende, y se agot¨® el camino "El objetivo estrat¨¦gico de la Fuerzas Armadas es ahora conservar las m¨¢ximas cotas de poder dentro de un sistema democr¨¢tico", subrayaron las fuente consultadas.
El senador del conservado partido Renovaci¨®n Nacional Sergio D¨ªez, insta al reconocimiento de los m¨¦ritos del general, cuyo enjuiciamiento y cabeza piden los grupos de derechos humanos y los familiares de las miles de v¨ªctimas registradas durante su mandato: "Hay que valorar lo importante del hecho d que el general Augusto Pinochet se haya mantenido en la jefatura del Ej¨¦rcito, y tambi¨¦n su personalidad fuerte, su prestigio moral y su patriotismo para imponer al Ej¨¦rcito esta soluci¨®n Diez sostiene que su presencia "le da tanto al Gobierno como a pa¨ªs la conciencia de que peseser para ellos una situaci¨®n dolorosa y molesta, se cumplir¨¢ absolutamente con el sistema jur¨ªdico vigente". No desconoce esa circunstancia la izquierda parlamentaria ni el pol¨ªtico que cit¨® el acuerdo no escrito de la transci¨®n. "Si se cambia esa regla [enjuiciar a Pinochet] podr¨ªamos sufrir comportamientos imprevisibles de las Fuerzas Armadas, una cierta anarqu¨ªa pol¨ªtica y la posibilidad de un golpe".
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