Libertad de prensa y democracia china
Este domingo se cumple el sexto aniversario del acto democr¨¢tico de la plaza de Tiananmen de 1989. Aquel d¨ªa, cientos de miles de ciudadanos y estudiantes de Pek¨ªn desafiaron a un Gobierno totalitario. El objetivo era sencillo: se hab¨ªan reunido para expresar su deseo de democracia, que inclu¨ªa la libertad de expresi¨®n y de prensa. En 1989, los periodistas, junto con los estudiantes, fueron uno de los principales grupos que se unieron al movimiento. Ir¨®nicamente, durante las semanas y meses que precedieron a la represi¨®n de T¨ªananmen, la prensa hab¨ªa disfrutado de un breve periodo de relativa libertad. Del 17 al 19 de mayo, por primera vez en 40 a?os de Gobierno comunista, hubo canales de televisi¨®n y peri¨®dicos que pudieron informar objetivamente sobre el movimiento que se desarrollaba en el pa¨ªs.
El 4 de junio, al percatarse de la magnitud de la situaci¨®n, las autoridades chinas tomaron medidas en¨¦rgicas. Miles de protestantes murieron. La represi¨®n no s¨®lo aplast¨® el movimiento democr¨¢tico en general, sino que rompi¨® las esperanzas y los corazones de la comunidad period¨ªstica china. La congelaci¨®n temporal de la censura se convirti¨® en un terrible invierno de opresi¨®n en cuesti¨®n de horas. Muchos periodistas fueron encarcelados o despedidos de sus trabajos.
Esta lucha por la libertad de expresi¨®n y de prensa no es nueva. Durante m¨¢s de 2.000 a?os, China ha vivido bajo una dictadura que reprime esas libertades. Es una verdad incuestionable que la libertad de prensa y de expresi¨®n es la piedra angular de cualquier sociedad democr¨¢tica -sin ella no tenemos esperanza de escapar a la tiran¨ªa y la opresi¨®n-. Desde que los comunistas subieron al poder en China, muchos disidentes muy conocidos han sacrificado su libertad y su vida para contar y escribir la verdad. En 1979, Wei Jingsheng, Ren Wanding, Xu Wenli y muchos ciudadanos de esp¨ªritu independiente empezaron a hacer p¨²blicas sus opiniones en carteles colocados en el llamado muro de la democracia, en el cruce de la avenida de Xidan con Tiananmen, en Pek¨ªn. Una docena de peri¨®dicos independientes sacaron a la luz injusticias del Gobierno y promovieron la democracia. Estos precursores de la democracia fueron severamente castigados. Wei fue encarcelado durante 15 a?os por sus esfuerzos.
Pero el pueblo chino nunca dej¨® de exigir su derecho a decir la verdad y a tener una prensa libre. Incluso ahora, cu¨¢ndo no existe una prensa fiable en China, la gente recurre a los medios de comunicaci¨®n extranjeros en busca de informaci¨®n y de hechos. Y no faltan los ciudadanos chinos que han pagado un alto precio por colaborar con periodistas extranjeros y contar la verdad sobre la sociedad china. Dos ejemplos son Gao Yu y Xi Yang, que fueron condenados a seis y 12 a?os de c¨¢rcel, respect¨ªvamente, por proporcionar informaci¨®n a los medios extranjeros.
Estos hombres sirven de ejemplo a aquellos que siguen persiguiendo la verdad sin importarles a qu¨¦ precio. Y son muchos. En febrero de 1995, un grupo de intelectuales chinos present¨® una petici¨®n al Gobierno para que permitiese la libertad de prensa, a fin de luchar contra la corrupci¨®n desenfrenada. En mayo, un grupo todav¨ªa m¨¢s numeroso de acad¨¦micos solicit¨® al Gobierno que indemnizase a las v¨ªctimas del incidente de Tiananmen e hizo una llamada a los funcionarios para que garantizasen la libertad de prensa.
Liu Xiaobo, el art¨ªfice de la solicitud de mayo, fue interrogado, detenido y hostigado por las autoridades por su papel a la hora de organizar la petici¨®n. No abandon¨® a pesar de las repetidas advertencias oficiales. En cambio, el 18 de mayo, Liu present¨® desafiantemente la petici¨®n a las autoridades y fue detenido ese mismo d¨ªa. Liu fue encarcelado por su valent¨ªa en una prisi¨®n de Pek¨ªn, donde permanece hasta la fecha. El Gobierno no cej¨® despu¨¦s de lo de Liu. Las autoridades detuvieron e interrogaron a todos los firmantes de la petici¨®n de mayo. Se les, pidi¨® que retiraran sus firmas. Ninguno lo hizo.
China no olvidar¨¢ a estos valientes, hombres y mujeres, porque lucharon por el alma de la naci¨®n. La sangre que se derram¨® en 1989 se derram¨® por la democracia y la libertad de mil millones de personas. El derecho a la libertad de prensa y de expresi¨®n son los derechos fundamentales de la existencia humana. El pueblo chino no renunciar¨¢ a ellos, independientemente de las condiciones econ¨®micas o pol¨ªticas.
disidente y ex redactor jefe del Economic Weekly de Pek¨ªn, pas¨® cinco a?os en la c¨¢rcel despu¨¦s de la matanza de Tiananmen. Ahora vive en el exilio en Washington, donde dirige el Instituto de China.
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