Un sill¨®n para Jer¨®nimo
A estas alturas, ingresar en la Real Academia Espa?ola de la Lengua es uno de los actos m¨¢s subversivos que se pueden perpetrar en el mundo de la cultura. Una verdadera provocaci¨®n. Y posiblemente m¨¢s excitante que irse de gira con los Rolling Stones.Hubo un tiempo en que los escritores rebeldes y vanguardistas hac¨ªan pis a la puerta de la Academia. Despu¨¦s vino la indiferencia. Los j¨®venes escritores hablaban de la Academia con el mismo inter¨¦s que de una lata de conservas. M¨¢s que con las palabras, la Academia se asoci¨® con los asientos. Un refugio de veteranos monta?eros. Se supon¨ªa que uno iba all¨ª para sentarse de mayor, cuando no hab¨ªa alcanzado o no se hab¨ªa conformado con la gloria de salir en los crucigramas de los peri¨®dicos. Un hombre, un sill¨®n. Por eso, no ten¨ªan acomodo los culos inquietos.
Dentro de la sorpresa, hay una cierta coherencia en este gesto de Antonio Mu?oz Molina. Por m¨¢s que parezca contradictorio con las leyes de la edad, esa incorporaci¨®n acerca a la instituci¨®n a su mejor destino: ser un venerable consejo de la tribu de las letras, la logia del gran Oriente del lenguaje. El autor de El jinete polaco viene de muy lejos, de la memoria no enlatada, de la nostalgia del porvenir. Toro Sentado y el resto de los acad¨¦micos hacen un sitio para que se siente Jer¨®nimo.
Quiz¨¢s lo que se esperaba del joven apache es que hiciese un manifiesto contra el cementerio de elefantes o algo as¨ª. Pero Mu?oz Molina no es que sea imprevisible. Es que sabe ser imprevisible. No est¨¢ atrapado por un personaje, no necesita afirmarse en la impostura. Es culturalmente incorrecto. Desvela, y lo escribe, el comercio de los gatos por liebre. Y sigue su propio camino, descubriendo que los nuevos senderos est¨¢n a veces en los museos deshabitados.
Ahora que se escuchan los cascos conservadores en casi todos los ¨®rdenes de la vida, jaleados por la frivolidad, el de Mu?oz Molina es un acto revolucionario. Una broma muy seria. Acepta un asiento que s¨®lo tiene el patrimonio de una letra y el poder de las palabras.
Babelia
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