?A la c¨¢rcel!

YA S?LO falta que vayan a la c¨¢rcel. La Corte Suprema chilena ha tenido incluso la gentileza de computar 14 meses menos de la pena de siete a?os dictada para el general Contreras, jefe de la polic¨ªa secreta durante la dictadura de Pinochet, y la de seis a?os a su colaborador, el brigadier Espinoza, por el tiempo de una anterior prisi¨®n preventiva que cumplieron ambos. Espinoza s¨®lo pide que le encarcelen, pero sin hac¨¦rselo pasar muy mal -as¨ª hay que interpretar su declaraci¨®n de que el confinamiento no atente contra su dignidad- Contreras porf¨ªa en que a ¨¦l no le enchirona nadie; y Pinochet, en medio de la confusi¨®n, o la incoherencia verbal m¨¢s extrema, parece que se somete, pero haciendo acopio de resentimiento y amenaza velada.El encarcelamiento de Contreras por el asesinato en Washington del que fuera ministro de Exteriores del presidente Allende Orlando Letelier y de una ciudadana norteamericana no equivale, sin embargo, a una condena de punto final, como la de Argentina contra su propia dictadura militar. Es as¨ª porque el caso Letelier hab¨ªa quedado expl¨ªcitamente excluido de la amnist¨ªa que se autoadjudic¨® Pinochet como garant¨ªa de que al restablecimiento de la democracia el Ej¨¦rcito no pagar¨ªa por los desmanes cometidos en el periodo de 1973-90.

Quiz¨¢ no hab¨ªa mejor salida y, puesto que Pinochet no fue derrotado en una guerra, como la Junta argentina en las Malvinas, su suerte no ser¨¢ la de Videla y compa?¨ªa. Seguramente lo que cabe pedir ahora sea tan s¨®lo que Pinochet enmudezca y acate la sentencia, tras pro testar lo imprescindible para salvar la cara ante los militares que consideran una afrenta de lesa patria el que el poder civil ose encarcelar a uno de los suyos por lo que hicieron tantos. Lo que importa es que veamos cuanto antes a Contreras y a Espinoza entre rejas.