Una huelga interminable
TAMPOCO ESTA vez ha tenido ¨¦xito la negociaci¨®n entre los m¨¦dicos en huelga de los hospitales del Insalud y la Administraci¨®n. La Federaci¨®n de Hospitales de la Confederaci¨®n Estatal de Sindicatos M¨¦dicos (CESM) -organizaci¨®n promotora de la huelga- ha desautorizado la firma del documento negociado con el Insalud, en el que parec¨ªa articularse un principio de acuerdo para poner fin a un conflicto que se aproxima a su sexta semana sin viso alguno de soluci¨®n.De nada ha servido el estilo m¨¢s discreto empleado por los negociadores m¨¦dicos en el estudio del documento negociado con el Insalud. Ni que, escaldados por la indiscreci¨®n y el tono triunfalista que dio al traste con el texto anterior, optaran en esta ocasi¨®n por el mayor de los sigilos. La asamblea de m¨¦dicos de hospitales ha dicho que no al acuerdo. Ahora deber¨¢n dar muchas y convincentes explicaciones a sus pacientes sobre una actitud que prolonga todav¨ªa m¨¢s el calvario asistencial.
La CESM se ha manifestado ahora incluso a favor de un pacto global para la mejora de la sanidad p¨²blica. Nunca es tarde para los buenos prop¨®sitos, incluso si se manifiestan despu¨¦s de cinco semanas de un conflicto que tiene bajo m¨ªnimos a la sanidad p¨²blica. Pero la cuesti¨®n es que la Administraci¨®n les pide bastante menos como contrapartida al aumento de las retribuciones y, sin embargo, se han negado a ello hasta el momento. M¨¢s que proponer pactos globales, lo que tendr¨ªan que hacer los huelguistas, para terminar de una vez con el conflicto, es aceptar algo tan elemental como que cualquier mejora retributiva debe vincularse a concretos y claros objetivos de una mayor eficiencia en la atenci¨®n de los pacientes.
?sa es la clave. Y adem¨¢s, ¨¦sos son los t¨¦rminos en que se plante¨® desde el principio la negociaci¨®n para poner fin a la huelga. Los m¨¦dicos no han ocultado, que su reivindicaci¨®n tiene fundamentalmente car¨¢cter econ¨®mico. Recurrieron a la huelga invocando el agravio comparativo en relaci¨®n a sus colegas mejor pagados de las comunidades aut¨®nomas que tienen transferida la gesti¨®n de la sanidad p¨²blica. De ah¨ª su petici¨®n de una subida de 100.000 pesetas mensuales que la Administraci¨®n consider¨® desde el principio inasumible para los presupuestos. De ah¨ª tambi¨¦n la exigencia por parte de la Administraci¨®n de alg¨²n tipo de contrapartida de los m¨¦dicos al aumento salarial de 30.000 pesetas mensuales que se les ofreci¨® incluso antes de iniciada la huelga. En esa especie de toma y daca est¨¢ el meollo de la negociaci¨®n para resolver el conflicto desencadenado el 8 de mayo.
Un pacto global para la mejora de la sanidad p¨²blica es sin duda conveniente y necesario. Pero de lo que se trata ahora es de que los m¨¦dicos est¨¦n dispuestos a poner algo concreto de su parte a cambio del aumento salarial de 30.000 pesetas mnsuales que la Administraci¨®n les asegura para lo que queda de 1995 y, probablemente, tambi¨¦n para los ?los a?os siguientes. Un esfuerzo profesional que debe materializarse no en grandes propuestas de mejora del sistema sanitario p¨²blico, sino sencillamente en la reducci¨®n del n¨²mero de enfermos que esperan su turno en los quir¨®fanos y en los consultorios externos especializados.
Ha sido la manifiesta repugnancia de los huelguistas a asumir cualquier compromiso en ese terreno lo que ha provocado que el conflicto siga en estos momentos. Si el pacto global incluye la ceptaci¨®n de las propuestas concretas que les exige la Administraci¨®n, ello significar¨ªa un cambio radical en su inicial actitud. Entonces, el fin de la huelga estar¨ªa pr¨®ximo. No se tratar¨ªa de una mera estrategia de diversi¨®n para seguir rehuyendo compromisos concretos, absolutamente inadmisible desde el punto de vista m¨¦dico-deontol¨®gico aunque no lo fuera desde el sindical.
El primer deber de los huelguistas y de la Administraci¨®n es que no siga un d¨ªa m¨¢s un conflicto que aumenta las ya largas listas de espera -aplazamiento de casi medio mill¨®n de consultas y de m¨¢s de 20.000 intervenciones quir¨²rgicas- y que amenaza con sumir en el caos a todo el sistema sanitario p¨²blico. Los pasillos atiborrados de enfermos en varios hospitales y la duda razonable de si alg¨²n fallecimiento de enfermos en espera de intervenci¨®n no ha sido precipitado por la il¨®gica prolongaci¨®n de la huelga deber¨ªan ser argumentos suficientes para, como m¨ªnimo, pactar una vuelta a la normalidad asistencial, aunque haya que seguir negociando los puntos en que el acuerdo no es total.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- MSyC
- Opini¨®n
- Huelgas sectoriales
- CESM
- Insalud
- V Legislatura Espa?a
- Gobierno de Espa?a
- PSOE
- Huelgas
- Sindicatos
- Legislaturas pol¨ªticas
- Personal sanitario
- Ministerios
- Conflictos laborales
- Sindicalismo
- Seguridad Social
- Gobierno
- Pol¨ªtica laboral
- Administraci¨®n Estado
- Relaciones laborales
- Partidos pol¨ªticos
- Sanidad
- Espa?a
- Administraci¨®n p¨²blica
- Pol¨ªtica
- Salud
- Trabajo