T¨¢ctica y estrategia de la intriga
Si Mario Conde ha participado o no en la afloraci¨®n de las escuchas del Cesid es una cosa que deber¨¢ elucidar la investigaci¨®n de la Fiscal¨ªa General del Estado. Pero hay un hecho importante que deber¨ªa ser advertido sobre el estilo de los movimientos del ex banquero: es el mismo que estos d¨ªas no ha tenido inconveniente, casi se dir¨ªa que ha disfrutado con ello, en que su nombre y su foto sea objeto de comentarios en relaci¨®n con el affaire de las escuchas. En principio, pod¨ªa haberse querellado inmediatamente por presunta difamaci¨®n, pero con su silencio ha contribuido, hasta ahora, a amplificar las sospechas sobre su presunta intriga.En los ¨²ltimos meses, Conde ha sido el personaje del sumario del caso Banesto, en el que se le acusa de delitos de estafa y apropiaci¨®n indebida por valor de 7.000 millones de pesetas, y sobre el que pesa la medida cautelar de presentarse cada 15 d¨ªas ante el juzgado. Poco a poco, el ex banquero ha conseguido dar cierto protagonismo al informe Crillon, un trabajo que seg¨²n ¨¦l es la clave de la intervenci¨®n de Banesto y de la querella posterior de la Fiscal¨ªa, ya que habr¨ªa sido encargado por el vicepresidente de Gobierno precisamente para poder materializar el ajuste de cuentas.
Conde ha tenido dos tipos de problemas en el Supremo. Primero, sus intentos de personaci¨®n tras la denuncia del ex director general de la Guardia Civil, Luis Rold¨¢n, han chocado de momento con la prudencia del juez Eduardo Moner. Segundo, tanto las declaraciones de Rold¨¢n como las de Juli¨¢n Sancrist¨®bal, el hombre que se ocup¨® de todos los detalles para encargar y pagar el informe Crillon a la agencia Kroll Associates, no responden a lo que ¨¦l deseaba. Conde les pidi¨® a ambos, a trav¨¦s de v¨ªas diversas, que declarasen que Serra hab¨ªa encargado el informe a t¨ªtulo personal con el fin de utilizarlo contra su eventual intento de entrar en la actividad pol¨ªtica.
Si bien Rold¨¢n declar¨® desde un principio que Serra le hab¨ªa solicitado que encargase un informe sobre Conde "ante los indicios de conductas presuntamente delictivas que pod¨ªan existir por parte del presidente de Banesto". Esto, claro, no era del agrado de Conde. En cambio, Rold¨¢n s¨ª hizo una concesi¨®n al ex banquero, al declarar que el informe persegu¨ªa una doble finalidad: la de averiguar las conductas presuntamente delictivas y "otra de contenido pol¨ªtico, al haber manifestado el se?or Conde ciertas intenciones de pasar a la vida pol¨ªtica".
Cuando toc¨® el turno a Sancrist¨®bal, que hab¨ªa hecho confidencias a Conde durante su estancia coincidente en la prisi¨®n de Alcal¨¢ Meco, aquel declar¨® ante el Supremo que hab¨ªa encargado el informe a la agencia Kroll porque as¨ª se lo hab¨ªa solicitado Luis Rold¨¢n, pero al mismo tiempo explic¨® que ignoraba qui¨¦n a su vez se lo hab¨ªa propuesto a Rold¨¢n. Tampoco sab¨ªa, dijo, de d¨®nde proven¨ªan los fondos.
Sancrist¨®bal lo tuvo muy f¨¢cil porque Rold¨¢n, en su declaraci¨®n, le hab¨ªa tratado de manera exquisita. Seg¨²n el propio Rold¨¢n, su amigo Sancrist¨®bal hab¨ªa simplemente contactado con la agencia Kroll y se hab¨ªa encargado de canalizar los pagos a la misma. Sancrist¨®bal, seg¨²n Rold¨¢n, no hab¨ªa tenido participaci¨®n alguna en la, gesti¨®n encargada por Narc¨ªs, Serra.
Despu¨¦s lleg¨® la declaraci¨®n de Emilio Alonso Manglano. El responsable del Cesid neg¨® que se hubiese encargado el informe a Kroll sobre Conde y que se pagase con fondos reservados.
A todo esto, Mario Conde, qu¨¦ impugn¨® al Juez Manuel Garc¨ªa-Castell¨®n para seguir instruyendo el caso Banesto, por ahora sin ¨¦xito, sufri¨® un nuevo rev¨¦s a finales de mayo en el caso Crillon. El juez Moner, encargado de las diligencias en el Supremo, deneg¨® la personaci¨®n de Mario Conde por segunda vez, ante el recurso de reforma, tras haber pedido en una primera ocasi¨®n aclaraciones sobre los delitos de los que se sent¨ªa perjudicado. El pasado 1 de junio, Mariano G¨®mez de Lia?o elevaba un recurso de queja contra la resoluci¨®n del juez.
Por tanto, la v¨ªa de politizaci¨®n del caso Banesto a trav¨¦s del informe Crillon no parec¨ªa hacerse camino al andar. Conde ten¨ªa preparado otro testigo de poco valor: Juan Perote. Pero Perote dej¨® el Cesid a finales de 1991 y todo lo que sabe sobre el informe Crillon le ha venido por Sancrist¨®bal. Por tanto, no puede aportar informaci¨®n directa y, por otra parte, Sancrist¨®bal ya ha ofrecido su versi¨®n ante el Supremo.
Cuando se le pregunt¨®, en medios privados, a Perote por su inclusi¨®n como testigo, en la lista de diligencias propuesta por Conde, respondi¨® que la culpa era de Sancrist¨®bal. Da la impresi¨®n de que aquello que Conde no ha podido conseguir de Sancrist¨®bal aspira a lograrlo de Perote. Pero no es lo mismo, porque Perote confiesa que todo lo sabe por Sancrist¨®bal.
Adem¨¢s, en esos medios privados, Perote ha asegurado que iba a conseguir que Mario Conde le quitase de la lista de testigos. Pero su nombre tambi¨¦n est¨¢ en la lista propuesta por los abogados de Rold¨¢n.
En este contexto, pues, hay que situar esa tentaci¨®n de Mario Conde por verse catapultado a las primeras p¨¢ginas en el affaire de las escuchas. Supone una politizaci¨®n extrema de su persona y cas¨®, limitado a simples estafas y apropiaciones por valor de 7.000 millones, con la seguridad de que al no poderse probar su participaci¨®n en la presunta operaci¨®n de filtraje quedar¨¢ ante los medios y la opini¨®n p¨²blica como una nuevo chivo emisario del poder pol¨ªtico. El c¨¢lculo es que, tanto si no ha participado en la operaci¨®n como si lo ha hecho de una manera que nunca se puedan presentar pruebas jur¨ªdicamente fuertes, su victimismo ser¨ªa susceptible de ser explotado.
Pero, el viejo topo sigue horadando el terreno judicial. Y ese viejo topo es el juez Manuel Garc¨ªa-Castell¨®n y el fiscal Florentino Ort¨ª, que avanzan en la instrucci¨®n de los delitos de estafa y apropiaci¨®n indebida presuntamente cometidos por Conde y sus amigos. Todas las maniobras pueden ser geniales, pero como dice el refr¨¢n no hay letra que no se venza ni plazo que no se cumpla.
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