Y en eso lleg¨® el tren
El neozeland¨¦s Lomu, 1,95 metros y 118 kilos, es la gran estrella del rugby actual
Apenas hab¨ªan transcurrido tres minutos de la semifinal Nueva Zelanda-Inglaterra de la III Copa del Mundo el pasado domingo en el estadio Newlands de Ciudad del Cabo. No era la primera vez a lo largo del torneo, pero en esta ocasi¨®n iba a tener mucha mayor entidad, al producirse ante el mejor equipo de Europa, ganador del ¨²ltimo torneo de las Cinco Naciones y verdugo en cuartos de final del anterior campe¨®n mundial, Australia. Jonah Lomu, el tres cuartos ala izquierdo de los All Blacks neozelandeses, iba a empezar con un protagonismo fundamental la aut¨¦ntica demolici¨®n de un rival que acabar¨ªa arrasado por un tremendo 45-29. El, ensayo, primero de los cuatro que conseguir¨ªa en, el partido para sumar siete en total en el torneo, fue una de esas joyas que da, el deporte. Lomu, un impresionante atleta, de 1,95 metros de altura y 118 kilos de peso, es la gran estrella del rugby actual. Dentro de un equipo neozeland¨¦s espl¨¦ndido ¨¦l marca la diferencia.Recibi¨® el bal¨®n del medio mel¨¦e Bachop tras un agrupamiento y puso su enorme humanidad a velocidad de crucero gracias unas piernas como pilares. La banda izquierda tembl¨¦. Tony Underwood lleg¨® tarde al placaje, pese a ser rapid¨ªsimo con sus 1,75 y 81 kilos, aunque poco, hubiera logrado en caso de hacerlo. El capit¨¢n, Will Carling, m¨¢s fuerte, con 1,80 y 90 kilos, apenas lleg¨® a darle un manotazo en la pierna que trastabill¨® a Lomu, levemente cuando cualquier otro habr¨ªa ca¨ªdo. Y ya s¨®lo qued¨® Mlke Catt. Pobre Mike Catt. El _zaguero, modelo de flema y sangre fr¨ªa, como dijo Jean Giraudoux en el resumen del hombre completo que suponen todas las virtudes de los distintos jugadores por puestos en el rugby, esper¨® de frente el tren. Intent¨® placarle con sus nada despreciables 1,78 y 83 kilos. Abri¨® los brazos, pero Lomu lo atropell¨®. Directamente. Pas¨¦ por encima y se lanz¨®, eso s¨ª, para que no fuera tan insultante su exhibici¨®n, a poner el bal¨®n por detr¨¢s de la l¨ªnea de marca. En la mayor¨ªa de ensayos que consigue simplemente se agacha y apenas hace una mueca o esboza una sonrisa. As¨ª de normal.
?l lo siente as¨ª. Y es el puro esp¨ªritu del rugby, aunque haya cada vez m¨¢s gestos de alegr¨ªa, porque un jugador no es nadie sin el equipo. Lomu es muy grande, pero no es toda Nueva Zelanda, un equipo excepcional como puede demostrar otra vez el s¨¢bado en la final ante Sur¨¢frica. Hoy, los derrotados del hemisferio norte, Inglaterra y Francia, jugar¨¢n para el tercer puesto.
Origen tongano
El rugby es un deporte de potencia f¨ªsica, porque el contacto es b¨¢sico. Pero hasta ahora se reduc¨ªa a los delanteros, no a los tres cuartos. Lomu, con s¨®lo 20 a?os de edad, est¨¢ haciendo historia por su corpulencia unida a su calidad. Aparte de sus cambios de pie y agilidad extraordinarias, resiste placajes como si s¨®lo le picaran moscas. Encontrarse con ¨¦l en carrera es como ver venir de frente una locomotora en un t¨²nel. ?Qu¨¦ hacer? Lomu equivale al toro a la portuguesa. Se necesitan -varios for?ados para detenerlo y el primero, muchas veces, sale por los aires. Y cuando ¨¦l placa le basta con agarrar la camiseta del rival para convertirle en un mu?eco. Eso hizo dos veces con Underwood, por ejemplo, algo ins¨®lito.Este trabajador de banca con cara de ni?o lo ha roto todo. No es maor¨ª, el puro aborigen neozeland¨¦s, sino que proviene de Tonga, uno de los archipi¨¦lagos de la Polinesia. Su padre es un pastor de la iglesia metodista protestante que se instal¨® en Mangere un barrio humilde en el sur de la capital, Auckland. Siona, su nombre en tongano -Jonah es la traducci¨®n inglesa-, lleg¨® a pedir a sus padres que le internaran en el Wesley College para salir de- la delincuencia de la calle. Y all¨ª mostr¨® ya ser todo un decatloniano, un atleta completo. Gan¨® las pruebas m¨¢s variadas: 100 metros lisos, 100 vallas, lanzamiento de jabalina, salto de longitud o triple. Lo sigue demostrando.
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