Del sill¨®n a la celda

EL CASO del sill¨®n le ha costado al ex presidente de Arag¨®n Jos¨¦ Marco una sentencia de trece meses de prisi¨®n y seis a?os de inhabilitaci¨®n. Lo que empez¨® siendo una bater¨ªa de acusaciones de un empresario despechado por no obtener la contrata para amueblar un edificio oficial del Gobierno de Arag¨®n ha terminado convirti¨¦ndose en una m¨¢s de las facturas que est¨¢n pagando los socialistas en su v¨ªa crucis por los casos de corrupci¨®n protagonizados, por algunos de sus dirigentes. A Marco le cabe a¨²n el recurso ante elSu remo, que ya ha anunciado, pero el fallo formulado por la Audiencia de Zaragoza deja pocas dudas sobre la culpabilidad del ex presidente aragon¨¦s.Marco orden¨® instalar un sill¨®n en, su casa, hizo que se pagara con dinero de la Diputaci¨®n Provincial de Zaragoza (instituci¨®n que presid¨ªa cuando ocurrieron los hechos en 1990) y que para ello se falsificara un documento mercantil y otro oficial. La escasa cuant¨ªa del asunto, algo menos de ochenta mil pesetas, no le resta gravedad. Cualitativamente, apenas se diferencia de poner todo un gobierno municipal al servicio de un constructor particular (caso de la construcci¨®n de Burgos) o de utilizar los dineros p¨²blicos en campa?as pol¨ªticas personales (caso de Hormaechea).

Marco se libra, de momento, de ingresar en prisi¨®n. Pero la contundencia de su condena pone en su sitio a quienes se valen de su poder p¨²blico para satisfacer sus intereses personales. En este caso, unas decenas de miles de pesetas han servido para recordar que ni ¨¦tica ni legalmente es admisible beneficiarse ni siquiera m¨ªnimamente con el dinero que se administra en nombre de la comunidad.