Visi¨®n borrosa de Madeleine Stowe

A lo largo de casi 25 a?os de carrera, el brit¨¢nico Michael Apted ha dirigido 17 pel¨ªculas, la mayor¨ªa en Estados Unidos y buena parte de ellas dentro del g¨¦nero policiaco. Realizador poco personal, discreto artesano, la calidad de su trabajo depende en gran medida del gui¨®n que se pone en sus manos y los actores elegidos para encarnar a los principales personajes.A diferencia de otras historias m¨¢s afortunadas, como las de Agatha (1978), Gorky Park (1983) o Coraz¨®n de trueno (1992), que se sit¨²an entre sus mejores pel¨ªculas, la de Sola en la penumbra no encierra el menor inter¨¦s, se limita a ser la tradicional historia de una ciega en peligro al ser la ¨²nica testigo de un crimen.

Su novedad, por llamarla de alguna manera, es que en esta ocasi¨®n la ciega toca el viol¨ªn en un conjunto foIk de Chicago, le hacen un transplante de c¨®rnea y est¨¢ recuperando la visi¨®n cuando ocurre en su edificio una de las incursiones del temido asesino de mujeres.

Esto da lugar a que Michael Apted haga una narraci¨®n farragosa, la m¨ªnima intriga se desarrolle al mismo tiempo que la pel¨ªcula y la acci¨®n aparezca m¨¢s centrada en las violentas relaciones entre la ciega y el inspector que lleva la investigaci¨®n. Adem¨¢s de aprovechar su defecto visual para abusar de los planos subjetivos borrosos desde el punto de vista de la protagonista.

Concebida para el lucimiento de Madeleine Stowe, una buena actriz, atractiva, pero demasiado triste, que no acaba de encontrar su sitio por no decidirse a hacer los melodramas para los que su rostro parece especialmente preparado, Sola en la penumbra ¨²nicamente la muestra como una m¨¢s de las muchas actrices que han hecho el t¨ªpico papel de ciego, especialmente valorado por el p¨²blico.