Impotencia
Con la crisis del Cesid, la gobernabilidad comienza tambi¨¦n a perderse, y se aduce como causa tanto la extrema gravedad de las escuchas como la existencia de una conspiraci¨®n contra el Estado. Sin embargo, cabe desconfiar de ambas razones. ?Es el esc¨¢ndalo del Cesid la peor crisis de nuestra democracia? Creo que se exagera. Es cierto que el espionaje p¨²blico resulta inadmisible, sin que sirva de excusa el que todos lo hagan: financieros, magnates, mafiosos, periodistas. Al igual que el terrorismo civil no puede justificar nunca el contraterrorismo estatal, tampoco la pr¨¢ctica ilegal del espionaje privado justifica nunca la admisi¨®n del espionaje gubernamental: los particulares pueden tratar de forzar las leyes (arrastrando su responsabilidad penal), pero las autoridades no deben forzarlas nunca, ya que la ¨²nica justificaci¨®n de su existencia es la de garantizar la fuerza de la ley, que se anula si se la fuerza desde el poder.Pero la crisis de las escuchas est¨¢ distorsionada por su excesiva magnificaci¨®n, y ello por dos razones. Ante todo, porque los servicios secretos deben grabar (con tal de que permanezca secreto) s¨®lo lo necesario para garantizar la seguridad de las instituciones de inter¨¦s nacional: el problema es que la frontera que delimita lo que debe ser grabado, distingui¨¦ndolo de todo lo dem¨¢s que no debe serlo, es algo de antemano imposible de determinar. Y despu¨¦s, porque el derecho a la intimidad, aunque sea fundamental, no lo parece tanto como otros mucho m¨¢s fundamentales, como el derecho a la vida. As¨ª que no es cierto que ¨¦sta sea la peor crisis de nuestra democracia, pues me parece mucho peor la crisis de los GAL, donde poderes p¨²blicos atentaron irreversiblemente contra veintitantas vidas humanas.
De hecho, la vulneraci¨®n de la intimidad es un da?o moral o subjetivo (imposible de cuantificar materialmente en t¨¦rminos objetivos) que se relaciona con los delitos de lesa majestad o los delitos sin v¨ªctima, cuya penalizaci¨®n, seg¨²n autores como Lamo de Espinosa o Escohotado, es dudosa o ambigua. Por eso, esta crisis de las escuchas me parece imaginaria en alguna medida, y desde luego incomparable con una crisis real como la del GAL, que caus¨® v¨ªctimas no s¨®lo morales, sino, adem¨¢s, materiales y humanas. Entonces, ?a qu¨¦ viene tanto esc¨¢ndalo y por qu¨¦ nos parece peor lo del Cesid que lo del GAL? Sin duda se debe a que permanecemos todav¨ªa en una sociedad calderoniana, donde se valora m¨¢s la honra (hoy llamada intimidad) que la propia vida. De ah¨ª que se est¨¦ escenificando con las escuchas la representaci¨®n de todo un esperpentito auto sacramental,
Ahora bien, la tesis de la conspiraci¨®n todav¨ªa resulta m¨¢s rid¨ªcula que la magnificaci¨®n de las escuchas. En primer lugar, no se tratar¨ªa tanto de una conjura como d¨¦ un chantaje. Pero no hay chantaje sin amenaza de revelar pruebas de delitos cometidos por el chantajeado, no por el chantajista: ergo la tesis del chantaje implica una impl¨ªcita admisi¨®n de culpabilidad gubernamental.
Por lo dem¨¢s, si s¨®lo hubiera conjura sin chantaje, nada m¨¢s leg¨ªtimo para ciudadanos libres que conspirar contra el poder, pues ?acaso no es ¨¦sta la esencia misma de la democracia: el derecho de organizarse para desalojar a los ocupantes del poder? Incluso si se pretendiese cambiar la forma mon¨¢rquica del Estado constitucionalmente vigente ?acaso no es leg¨ªtimo conspirar para modificar la Constituci¨®n, como hacen, por ejemplo, los que objetan el servicio militar obligatorio?.
En fin, la gobernabilidad se est¨¢ perdiendo, amenazando con disolver la coalici¨®n impl¨ªcita que la ven¨ªa sosteniendo; no es ni por la supuesta gravedad insuperable de la crisis del Cesid ni a causa de los contubernios mas¨®nicos, sino, pura y simplemente, por la debilidad gubernamental; es decir, por la impotencia del poder, que le impide reaccionar y dar alguna respuesta pol¨ªtica a cada nueva crisis que viene. Pues la ¨²nica causa de todos nuestros males (Filesa, GAL, Rold¨¢n o del Cesid) ha sido la dejaci¨®n de la autoridad: el vac¨ªo de poder.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- V Legislatura Espa?a
- Opini¨®n
- Presidencia Gobierno
- Gobierno de Espa?a
- PSOE
- Legislaturas pol¨ªticas
- Partidos pol¨ªticos
- Sucesos
- Gobierno
- Administraci¨®n Estado
- Caso escuchas Cesid
- Cesid
- Escuchas telef¨®nicas
- Servicios inteligencia
- Intromisi¨®n intimidad
- Seguridad nacional
- Corrupci¨®n pol¨ªtica
- Espionaje
- Casos judiciales
- Corrupci¨®n
- Defensa
- Fuerzas seguridad
- Delitos
- Justicia
- Pol¨ªtica