Los l¨ªderes socialistas europeos presionan a Chirac para que suspenda las pruebas nucleares

Las pruebas nucleares francesas son in¨²tiles y peligrosas. Con estas palabras y una declaraci¨®n un¨¢nime, los l¨ªderes del Partido de los Socialistas Europeos (PSE) aumentaron ayer los retos que debe lidiar el anfitri¨®n, Jacques Chirac, en su bautizo de fuego como presidente de turno de un Consejo Europeo. Le "recomendaron reconsiderar la decisi¨®n". Los dirigentes del Partido Popular Europeo bloquearon propuestas parecidas: la mayor¨ªa consider¨® que la solidaridad con la derecha francesa deb¨ªa pasar por encima de todo.

Los socialistas, en su tradicional reuni¨®n previa a la cumbre, en la ciudad tecnol¨®gica Vallbonne-Sophie Antipolis -el ¨²nico feudo socialista de la zona-, postularon la elaboraci¨®n de un tratado que imponga una prohibici¨®n completa de las pruebas nucleares y concluyeron que la decisi¨®n francesa de reemprenderlas constituye "un perjuicio in¨²til al r¨¦gimen de no proliferaci¨®n". Esta f¨®rmula es m¨¢s suave que la simple "condena" de las pruebas, eliminada del texto a instancias del secretario del PSF, Henri Emmanuelli, que trat¨® de diluir un poco las responsabilidades introduciendo una petici¨®n a todos los Estados nucleares para que apoyen la prohibici¨®n.Pero el mismo Emmanuelli fue luego muy duro al tachar de "in¨²tiles" los ensayos, "porque la fiabilidad de las armas nucleares francesas est¨¢ garantizada hasta el a?o 20l0", y calificarlos de "peligrosos" para el medio ambiente y para la paz.

Aunque Felipe Gonz¨¢lez record¨® que el asunto no figura en el orden del d¨ªa, los n¨®rdicos albergaban la intenci¨®n de suscitarlo esta noche, durante la cena. "Lo plantear¨¦, a poco resquicio que tenga", coment¨® el primer ministro sueco, Ingvar Carlsson.

Los dirigentes del PPE discut¨ªan al mismo tiempo, en la cercana ciudad de Cannes, propuestas similares. Varios dirigentes que defend¨ªan que "Occidente perder¨ªa autoridad moral para imponer el control de las armas nucleares a terceros paises si prosiguen las pruebas nucleares", como dijo el presidente de Uni¨® Democr¨¢tica de Catalunya, Josep Antoni Duran i Lleida. Pero al final se estrellaron contra una mayor¨ªa, que prefiri¨® evitar una declaraci¨®n directamente contraria a la pol¨ªtica de la derecha francesa. No fueron ¨¦stos los ¨²nicos vaivenes de las reuniones previas. En su debate sobre el empleo, los socialistas iniciaron una reconsideraci¨®n de su propuesta de establecer el impuesto ecol¨®gico contra el di¨®xido de carbono como f¨®rmula para recaudar los recursos menguantes derivados de la reducci¨®n de costes salariales. La tradicional receta de Jacques Delors empez¨®, pues, a recular, aunque el documento elaborado ayer pasar¨¢ a ser material de trabajo de un comit¨¦ presidido por el propio Delors, que presentar¨¢ sus conclusiones el pr¨®ximo oto?o.

Los m¨¢s reticientes al impuesto fueron Felipe Gonz¨¢lez y el ministro de Asuntos Exteriores luxemb¨²rgu¨¦s, Jacques Poos. Gonz¨¢lez subray¨® que resultaba incoherente imponer tasas ecol¨®gicas y subvencionar al mismo tiempo las minas de carb¨®n, como se hace en la actualidad, y adujo que el nuevo impuesto ser¨ªa perjudicial porque gravar¨ªa la actividad productiva.

Con estas reconsideraciones, el documento sobre empleo, aunque insistiendo en un enfoque medioambientalista centrado en el desarrollo sostenible, resultaba m¨¢s centrado en las recetas de la ortodoxia desreguladora, matizada por un nuevo impulso a la creaci¨®n de grandes redes de transporte transeuropeas. "Europa necesita m¨¢s empresarios y m¨¢s empresas", rezaba inequ¨ªvocamente el texto, que apostaba sustancialmente por una nueva estrategia de la inversi¨®n, con cuatro ejes: reestructurar los sistemas de transportes y energ¨ªa, introducir tecnolog¨ªas m¨¢s limpias en todos los sectores y "conciliar las t¨¦cnicas agr¨ªcolas con el medio ambiente".