El historiador Stanley G. Payne afirma que la tentaci¨®n fascista sigue viva en la pol¨ªtica actual
'Historia del fascismo', su ¨²ltima obra, analiza las ra¨ªces europeas del movimiento
Los principios caracter¨ªsticos del fascismo (la valoraci¨®n positiva del uso de la violencia, el nacionalismo, las formas autoritarias, el culto a la personalidad ... ) "son atractivos para movimientos pol¨ªticos del tipo m¨¢s diverso, y en este sentido el fascismo es una tentaci¨®n b¨¢sica de la vida pol¨ªtica del siglo XX", dice Stanley G. Payne (Tejas, 1934). El historiador norteamericano acaba de publicar Historia del fascismo (Planeta), una obra de m¨¢s de 700 p¨¢ginas en la que se analiz¨¢nlos or¨ªgenes y el desarrollo del fascismo europeo. Payne no ve en este fin de siglo ning¨²n gran movimiento de fascismo puro, pero s¨ª observa personas, Gobiernos y partidos con rasgos fascistas, sobre todo entre los l¨ªderes serbios.
Payne ha buscado para el fascismo una definici¨®n lo m¨¢s precisa posible: "Una forma de ultranacionalismo revolucionario que se basa en una filosof¨ªa primariamente vitalista, que se estructura ena movilizaci¨®n de masas, el elitismo extremado y el f¨¹hrerprinzip, que da un valor positivo a la violencia y tiende a considerar normales la guerra y las virtudes militares". .El nacimiento del fascismo en el cambio de siglo pasado ofrece paralelismos con la actualidad, "pero las cosas son muy diferentes, casi opuestas", en opini¨®n de Stanley G. Payne. "En la segunda mitad del siglo XX se produce una vuelta al materialismo, al racionalisino", a?ade, "que ha coincidido con la muerte de los grandes imperios y el fin de la competici¨®n entre ¨¦stos y el nacionalismo. Por otra parte, lo que vemos en esta d¨¦cada de los noventa son rebrotes de neofascismo que coinciden con un cambio cultural confuso, de incertidumbre, de b¨²squeda de nuevos ideales que se expresa en formas de una nueva religiosidad o del ansia de sensaciones. Pero los par¨¢metros son diferentes, y no creo que vayamos a ver un verdadero neofascisino".
Acciones criminales
Payne explica que partidos como la Alianza Nacional italiana y otros de inspiraci¨®n fascista han tenido que irse moderando cada vez m¨¢s para ganar votos. Y en cuanto a los cabezas rapadas y otros grup¨²sculos racistas, "realizan acciones criminales que no responden a movimientos pol¨ªticos organizados importantes".
Fen¨®menos como el atentado de Oklahoma, en Estados Unidos, no responden a la tipolog¨ªa fascista, dice el historiador, sino a un estilo semimilitarizado "que tiene m¨¢s que ver con la religi¨®n y con el viejo estilo libertario americano de la confederaci¨®n de los Estados del sur". Payne se?ala la existencia en su pa¨ªs de grupos genuinamente neonazis, pero no les concede relevancia. "Hay un se?or en Nebraska que publica textos nazis que son importados por diversos grupos alemanes, pero su importancia en la vida pol¨ªtica de Nebraska es nula", dice.
Respecto a Zirinovski, el l¨ªder ultranacionalista ruso, Stanley G. Payne, que acaba de estar en Rusia en un coloquio sobre el fascismo, se?ala que su temor expresado al final del libro ha disminuido tras percibir all¨ª que el apoyo a este l¨ªder ha pasado ya. Los peligros que observ¨® son que a Yeltsin le tiente convertirse en un l¨ªder autoritario con la disculpa del estado de emergencia, el posible renacimiento de un nuevo partido comunista y el incierto salto a la pol¨ªtica del general Lebed.
El historiador califica al fascismo como uno de los dos movimientos pol¨ªticos m¨¢s atroces de nuestra ¨¦poca", y, al recopilar las cifras de las matanzas nazis (10 millones de personas en ejecuciones directas y exterminios, m¨¢s de tres millones de prisioneros de guerra sovi¨¦ticos que murieron de hambre y enfermedades, y casi cuatro millones de trabajadores esclavizados que murieron agotados o maltratados) considera que "esta cifra horripilante super¨® hasta la de cualquier fase equivalente del estalinismo".
Lo irracional
El planteamiento de Payne para su obra es que "hay que estudiar lo irracional en t¨¦rminos de racionalidad". El origen intelectual del fascismo se encuentra en la crisis cultural del fin de siglo pasado, entre la d¨¦cada de los noventa y la I Guerra Mundial. "La cultura del materialismo y del racionalismo, aburguesada, moderada, de progreso, aburrida", comenta Stanley G. Payne, "tuvo como reacci¨®n el deseo de expresarse, de rebelarse, de una expresi¨®n de tipo m¨¢s fisico". Esto se une a otros aspectos del cambio cultural: el nacionalismo y el racismo en el centro de Europa, y el que Payne considera el m¨¢s siniestro, la ponderaci¨®n de la violencia como fin en s¨ª mismo.
"No se puede contestar a una pregunta como ¨¦sa, no hay contestaci¨®n sencilla", afirma respecto a los asesinatos en masa del fascismo. La valoraci¨®n positiva de la violencia en semejante ideolog¨ªa le parece el ¨²nico rasgo que pueda explicar los horrores. Y Payne trata de buscar alg¨²n resquicio de equilibrio humano cuando dice que los propios asesinos a veces se enfrentaron a dificultades de tipo psicol¨®gico. "Hubo gente de las SS que no pod¨ªa seguir", comenta, "y el propio Himmler tuvo que decirles a sus tropas que la tarea era sumamente dif¨ªcil y que hab¨ªa que ser duros y sacrificados. Para los actos m¨¢s repelentes apelaban al sacrificio".
Babelia
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