Arsenio planta a Lendoiro
El t¨¦cnico abandona la fiesta de Riazor despu¨¦s de que el presidente le ofreciese un puesto en el club
La fiesta tuvo un final amargo. Las desavenencias entre el presidente del Deportivo, Augusto C¨¦sar Lendoiro, y el entrenador, Arsenio Iglesias, volvieron a estallar ayer abruptamente ante un estadio de Riazor atestado de p¨²blico para celebrar la consecuci¨®n de la Copa del Rey. Lendoiro prometi¨® ante los, miles, de aficionados que Arsenio, el h¨¦roe de la afici¨®n podr¨ªa quedarse en el club con el cargo que ¨¦l mismo desease. La respuesta del entrtenador no pudo ser m¨¢s elocuente: renunci¨® a dirigirse al p¨²blico y abandon¨® r¨¢pidamente el estadio entre aclamaciones para marcharse a su casa. "El sabr¨¢ por qu¨¦ ha hecho esto", se lament¨® Lendoiro. Por la tarde, en el Ayuntamiento, Arsenio dijo emocionado: "Siempre que el Depor me llame, all¨ª me encontrar¨¢".
La vida de la ciudad se detuvo al mediod¨ªa para recibir a los campeones. Las bocinas y los c¨¢nticos hab¨ªan estado sonando hasta al amanecer, pero ni la resaca ni el cansancio atemperaron el fervor deportivista. A las 12 de la ma?ana, unas 5.000 personas estallaron euf¨®ricas cuando se abri¨® la escalerilla del avi¨®n que transportaba a los futbolistas y el utillero del equipo, Jes¨²s M¨¦ndez, mostr¨® el trofeo en las circunstancias m¨¢s rocambolescas que nadie pudiese imaginar.Los m¨¢rgenes de la carretera que conduce del aeropuerto de Alvedro a la ciudad estaban abartotados de gente. El estadio, donde se iba a ofrecer la Copa a la hinchada, presentaba el aspecto de los grandes partidos.
Pero en medio de la euforia se palpaba cierta tensi¨®n provocada por el gran dilema que divide al deportivismo: la jubilaci¨®n de Arsenio Iglesias en el momento culminante de su carrera como entrenador. Cuando los futbolistas saltaron al c¨¦sped, arreciaron las aclamaciones al t¨¦cnico y miles de personas entonaron a coro el himno compuesto en su honor por la pe?a Riazor Blues. M¨¢s que una glosa, la canci¨®n es un agrio reproche a sus detractores: "/Hay un hombre en Riazor/que todos tratan como un cabr¨®n/nadie quiere recordar/que ¨¦l fue quien nos ascendi¨®/nos salv¨® en la promoci¨®n/y a la UEFA nos llev¨®/".
Desde el centro del campo, se alz¨® la Copa y futbolistas, entrenador, y directivos saludaron al p¨²blico. Nadie ocult¨® entonces que este trofeo es algo m¨¢s que un t¨ªtulo. Es la revancha contra los demonios del azar, que el a?o pasado arrebataron la Liga al Deportivo del modo m¨¢s incre¨ªble y doloroso.
Tambi¨¦n Lendoiro, desde un micr¨®fono instalado. en el centro del campo, comenz¨® refiri¨¦ndose a las frustraciones m¨¢s recientes, superadas con el gol de Alfredo en el Bernab¨¦u. De repente, parte de la hinchada comenz¨® a acallar su discurso con nuevas aclamaciones a Arsenio. Cuando el presidente hizo p¨²blico su agradecimiento al entrenador, medio estadio prorrumpi¨® en silbidos. "Siempre hemos dicho que el Deportivo ser¨ªa de Arsenio Iglesias hasta que ¨¦l quisiese", insisti¨® Lendoiro entre un amago de abucheos, "pero ¨¦l ha renunciado por propia voluntad a seguir como responsable t¨¦cnico. El club pone a su disposici¨®n cualquier cargo que desee"
La respuesta de Arsenio fue imprevisible. A continuaci¨®n le tocaba a ¨¦l mismo dirigir unas palabras al p¨²blico, pero el veterano entrenador opt¨® por el silencio. Salud¨® a la gente desde el centro del campo y tom¨® el camino de los vestuarios. Ni siquiera esper¨® a que el equipo diese la vuelta de honor con la Copa. Sali¨® precipitadamente del estadio. Los jugadores no hicieron comentarios tras la marcha de Arsenio, aunque Bebeto confes¨®: "Entiendo al m¨ªster".
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