Javier Garc¨ªa Obreg¨®n, sancionado como sospechoso de 'radiocopiar' en un examen
La Universidad Complutense ha sancionado al estudiante Javier Garc¨ªa Obreg¨®n -hermano de la actriz Ana Garc¨ªa Obreg¨®n, hijo de los propietarios de la constructora JOTSA y marido de la modelo Paloma Lago- tras sorprenderle copiando presuntamente en un examen de Econom¨ªa mediante el sistema del radiotransmisor. La resoluci¨®n sancionadora tiene fecha del pasado 16 de junio. El m¨¦todo de radiocopiar en los ex¨¢menes ha venido. siendo comercializado desde hace a?os por un grupo de personas. En la pasada selectividad (v¨¦ase EL PA?S del domingo d¨ªa 25) garantizaban el aprobado por 40.000 pesetas el examen. Y aseguraban que el m¨¦todo era infalible. El utilizado presuntamente por Garc¨ªa Obreg¨®n -tal vez no era el mismo sistema- result¨® defectuoso.El hecho de que Javier Garc¨ªa Obreg¨®n huyera al ser llamado al orden y no se le pudiese intervenir el audi¨®fono -lo cual permite albergar las dudas suficientes sobre su culpabilidad- ha dejado la sanci¨®n acad¨¦mica en s¨®lo un a?o de inhabilitaci¨®n para examinarse de la asignatura Historia Econ¨®mica de Espa?a, de primer curso, adem¨¢s de la p¨¦rdida de los derechos de matr¨ªcula de esa materia. En 1989, la misma universidad excluy¨® durante un a?o a la estudiante Cristina Algara, alumna de Derecho, por el mismo motivo: tambi¨¦n copi¨® un examen mediante un radiotransmisor; pero, a diferencia de Garc¨ªa Obreg¨®n, fue sorprendida con las manos en la masa.
El supuesto fraude del estudiante madrile?o se produjo el 2 de julio de 1994, durante los ex¨¢menes finales de la Facultad de Econ¨®micas. Los sudores del alumno, que ocultaba la oreja y el audi¨®fono bajo el cuello de una zamarra -en pleno verano-, alertaron a los profesores que vigilaban la prueba, seg¨²n cont¨® ayer a EL PA?S uno de ellos.
Los docentes ya andaban alertados debido a que, a los pocos minutos de empezar la prueba, un hombre al que no recordaban en ninguna clase hab¨ªa entregado sus hojas de examen con cuatro garabatos y hab¨ªa salido del aula inmediatamente, tal vez para sacar las preguntas.
PASA A LA P?GINA 5
La Complutense sospecha que un c¨®mplice se present¨® al examen s¨®lo para sacar las preguntas
VIENE DE LA P?GINA 1
Los profesores creyeron -y as¨ª lo manifestaron en sus declaraciones- que la persona que entreg¨® tan r¨¢pidamente el ejercicio hab¨ªa acudido s¨®lo para disponer de las preguntas y salir con ellas a la calle a fin de dictarlas.
"Era una persona de bastantes a?os y no ten¨ªa pinta de estudiante", recuerda uno de los profesores.
Los docentes, conjuntamente, vigilaron con m¨¢s celo al alumno que sudaba bajo la cazadora. Con el tiempo descubrieron que si ellos ten¨ªan una mosca tras la oreja, el estudiante lo que llevaba en la suya era un peque?o audi¨®fono del que sal¨ªan unos cables a modo de melenilla. Por ah¨ª le llegaban presuntamente a Javier Garc¨ªa Obreg¨®n las respuestas del examen.
Huir escaleras abajo
Al entregar la prueba, los profesores le pidieron que se identificase y que explicara lo del artilugio; pero no se dio por enterado. Los docentes repitieron, ya a gritos, que aclarase el asunto. Imposible. El estudiante decidi¨® tomar las de Villadiego y huy¨® escaleras abajo en direcci¨®n a la calle, seg¨²n los detalles que cuenta el citado profesor, y que figuran (sin tanta concreci¨®n) en el texto del expediente.
Los profesores trasladaron sus sospechas al Rectorado de la Complutense, y ¨¦ste abri¨® una investigaci¨®n, que ha durado un a?o entero. Al final, en una resoluci¨®n tomada el pasado d¨ªa 16, a Javier Garc¨ªa Obreg¨®n se le prohibe examinarse de la asignatura de Historia Econ¨®mica de Espa?a. No es ¨¦sa la del examen presuntamente fraudulento. La asignatura de la que se examin¨® hace un a?o el alumno era Historia Econ¨®mica Mundial; pero las autoridades de la Complutense comprobaron que Garc¨ªa Obreg¨®n no se hab¨ªa matriculado este a?o en esa materia, con lo que no se le pod¨ªa sancionar con la inhabilitaci¨®n en ella. "Supongo que no se matricul¨® en esa, asignagura por verg¨¹enza, porque le conoc¨ªamos", explica un profesor.
Este peri¨®dico intent¨® ayer ponerse en contacto en repetidas ocasiones con Javier Garc¨ªa Obreg¨®n, y dej¨® grabado en su contestador el motivo de las llamadas, que no fueron respondidas.
El Rectorado, debido a que el estudiante huy¨® y a que en sus declaraciones ha negado todo lo relacionado con el radiotransmisor, no posee "la certeza inequ¨ªvoca de que Javier Garc¨ªa Obreg¨®n estuviese realizando alg¨²n tipo de acci¨®n fraudulenta". Garc¨ªa Obreg¨®n tambi¨¦n neg¨® conocer a la persona que dej¨® en blanco el examen.
Sin embargo, la resoluci¨®n prosigue: "Ha quedado suficientemente probada la actitud huidiza y poco respetuosa del alumno para con los profesores a los que deb¨ªa las oportunas explicaciornes", reza el texto de la Complutense.
En la resoluci¨®n tambi¨¦n se hace referencia a la persona que entreg¨® el examen en blanco pocos minutos despu¨¦s de que ¨¦ste empezara: "A los pocos minutos de comenzar el examen, un individuo bajo el nombre de Antonio D¨ªaz, que no consta como matriculado, [entreg¨® la prueba] por lo que se sospecha que fuera alguien relacionado con el alumno Garc¨ªa 0breg¨®n".
Otro caso
La espantada de Obreg¨®n le trajo en el fondo, buenos resultados. En 1989, la Universidad Complutense expuls¨® por un a?o entero a Cristina Algara, alumna de segundo de Derecho, por utilizar un radi¨®transmisor durante el examen de segundo curso de Derecho Civil celebrado en junio de 1988. La alumna recurri¨® ante el Tribunal Superior de Madrid, pero el juez confirm¨®, en una sentencia de 1991, la resoluci¨®n del Rectorado de la Universidad Complutense.
En la sentencia de este tribunal se especifica que la alumna reconoci¨®, en una nota manuscrita, "haber usado un radiotransmisor" durante la prueba. La confesi¨®n contin¨²a: "El nombre de la chica que dictaba era Conchi".
Hay m¨¢s casos de radiocopiadores descubiertos. Uno de los profesores que estuvo presente el d¨ªa en que fue descubierto Garc¨ªa Obreg¨®n recuerda: "Hace dos a?os pillamos a una alumna que nos rog¨® que le devolvi¨¦ramos el radiotransmisor porque, como no lo hici¨¦ramos, iba a tener problemas con los tipos que se lo hab¨ªan alquilado. Lo curioso es que cuando fuimos a denunciar el caso de Garc¨ªa Obreg¨®n, el Rectorado de la Complutense nos dijo que era la primera vez que ocurr¨ªa algo as¨ª, que no ten¨ªan noticia de otro caso similar". "Estas pr¨¢cticas son muy viejas, seg¨²n tengo yo entendido", prosigue el profesor.
A la pregunta de por qu¨¦ no intentaron los profesores descubrir con las manos en la masa a Garc¨ªa Obreg¨®n en vez de esperar a que ¨¦ste terminara el examen, el docente responde: "Yo no tengo ni el car¨¢cter ni el trabajo de un polic¨ªa; mi funci¨®n es ense?ar; adem¨¢s, si yo le hubiera dicho al estudiante que se quitara la zamarra, ¨¦l podr¨ªa haberme replicado que no quer¨ªa, que estaba resfriado o que no le daba la gana, y estar¨ªa en su perfecto derecho: por eso esperamos a que terminara el examen", argumenta el profesor de Econ¨®micas.
Garc¨ªa Obreg¨®n tiene un plazo de dos meses a partir de la fecha de la resoluci¨®n para recurrir ante el Tribunal de Madrid, si no est¨¢ de acuerdo con lo decidido por el Rectorado de la Universidad Complutense.
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