Cerrado por agotamiento
Galer¨ªas clausura sus centros entre hoy y ma?ana tras una liquidaci¨®n arrasadora
Al centro m¨¢s popular de Galer¨ªas en Madrid se puede acceder por un subterr¨¢neo desde la estaci¨®n del metro de, Goya. Ayer no era muy f¨¢cil saber d¨®nde acababan los andenes y d¨®nde empezaban los almacenes: naves desoladas, tubos fluorescentes, escaleras mec¨¢nicas, caras largas. Aquello lo mismo pod¨ªa ser la planta tres que la l¨ªnea IV.Galer¨ªas cierra los 30 centros que tiene en Espa?a entre hoy y ma?ana, tras dos semanas de una "liquidaci¨®n hist¨®rica" que ha dejado los almacenes como un paisaje lunar salpicado de alfombras orientales y vestidos de floripondios. Las tiendas volver¨¢n a abrir en septiembre, pero para entonces habr¨¢n cambiado de g¨¦nero y de n¨²mero y se llamar¨¢n El Corte Ingl¨¦s, como en la peor pesadilla de Pep¨ªn Fern¨¢ndez, el forjador de la cadena.
Tras la turbamulta de hace dos semanas, cuando la inauguraci¨®n de las ¨²ltimas rebajas de los almacenes form¨® unas colas en las cajas como no recordaban ni los m¨¢s viejos de la camiser¨ªa, el flujo de clientes ha ido menguando al mismo ritmo que las pilas de pantalones. La gente vagaba ayer entre los estantes vac¨ªos y los percheros mondos como quien busca una lentilla que se le ha perdido entre los aligustres.
?No tendr¨ªa el dependiente, si es que era tan amable, un ba?ador como ¨¦se, pero en verde y de la talla, 41? Pues no, se?or. ?Y la secci¨®n de cinturones? En la tercera, pero ya no quedan. ?Calcetines de rombos? Ni uno. Los mapas de carreteras estaban barat¨ªsimos, pero hab¨ªa que elegir entre uno de Escocia y otro de la regi¨®n de Murcia. Por todos lados se apilaban los cuchillos de acero inoxidable a precios de saldo. De las cucharas y los tenedores nadie ten¨ªa noticia.
En la planta de caballeros, dos docenas de maniqu¨ªes completamente desnudos y calvos se api?aban en un a esquina, todos mirando hacia la caja registradora, como una manifestaci¨®n de mutantes de las pel¨ªculas de ciencia ficci¨®n de los a?os cincuenta. "Pieles a 10.000 pesetas", anunciaba un cartel encima de unos jirones que parec¨ªan una jauria de perros atropellados en una autopista. En la planta baja compart¨ªan mostrador un pa?o de cocina de la marca Cotorisa y una bolsa de rulos de pl¨¢stico azul cer¨²leo, rebajados a 195 pesetas. Un Errol Flynn enmarcado en contrachapado sonr¨ªe para la galer¨ªa por 5.900 pesetas. Los empleados andan estos d¨ªas entre tristes y preocupados. El Corte Ingl¨¦s ya los ha entrevistado personalmente a casi todos, pero a¨²n no saben a qui¨¦n van a recolocar. Cuentan que los clientes han arramblado con todo, que han querido comprar hasta las perchas, los estantes, los mostradores vac¨ªos y las cabezas de los maniqu¨ªes. Una dependienta de la planta de ni?os se pregunta: "?Nos querr¨¢n comprar tambi¨¦n a nosotros?".
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