Arrate considera urgente dejar San Mam¨¦s
El inter¨¦s del Athletic por clausurar San Mam¨¦s y proceder a la construcci¨®n de un nuevo estadio ha provocado un duro debate en Bilbao que conjuga argumentos econ¨®micos, t¨¦cnicos y sentimentales.
El presidente del club, Jos¨¦ Mar¨ªa Arrate, declar¨® ayer que "la decisi¨®n de trasladarse a otro campo es inaplazable". La fecha del traslado ya est¨¢ fijada por la directiva: 1998, el a?o final que impone la Liga de F¨²tbol profesional para eliminar las gradas de pie en los estadios. Sin embargo, la decisi¨®n est¨¢ envuelta en una pol¨¦mica de extraordinarias proporciones. San Mam¨¦s, La catedral, es el estadio m¨¢s antiguo de Espa?a. Se inaugur¨® en 1913 y fue remodelado por ¨²ltima vez en 1982 con motivo del Mundial de Espa?a. Su aforo se elev¨® entonces a 45.000 espectadores. La inevitable remodelaci¨®n de los fondos se deber¨¢ hacer antes de tres a?os, para cumplir con la normativa de la UEFA que elimina las localidades de pi. De esta manera, se reducir¨ªa el aforo del estadio en unas 4.000 personas. La intenci¨®n de la junta directiva ha disparado los acontecimientos y abonado la controversia entre los aflicionados.
El Athletic parece haber descartado la ampliaci¨®n del actual estadio y sondea la posibilidad de construir un nuevo campo en un emplazamiento c¨¦ntrico de la ciudad, dando por concluida la historia de San Mam¨¦s. "Estamos sujetos a demasiados condicionantes. Perdemos espectadores, no cumplimos con algunas no normas de seguridad y la remodelaci¨®n es muy complicada desde el punto de vista arquitect¨®nico. Adem¨¢s el gasto de reconstrucci¨®n ser¨ªa astron¨®mico", se?ala Arrate. "Mi intenci¨®n en este aspecto es muy clara: es conveniente cambiar de sitio".
En realidad, en la operaci¨®n late un esp¨ªritu econ¨®mico, ya que las previsiones de la junta directiva apuntan a un nuevo estadio con 60.000 localidades que: permitiera elevar la n¨®mina de socios (actualmente unos 35.000) y mayores recaudaciones en las citas selectas.
La propuesta de la junta directiva, conocida la semana pasada, ha causado sorpresa en Bilbao. Si bien es cierto que hace algunos a?os se baraj¨® someramente la posibilidad de trasladar San Mam¨¦s a las instalaciones de Lezama, nunca la afici¨®n del Athletic -orgullosa de su estadio- previ¨® una decisi¨®n traum¨¢tica en tal sentido. El Athletic dispone de dos patrimonios espirituales: su filosof¨ªa y su campo, el m¨¢s antiguo de Espa?a. La primera goza de buena salud, pero el segundo vive momentos dif¨ªciles.
En realidad las preguntas son muchas entre los aficionados rojiblancos. ?Necesita el Athletic un estadio de 60.000 localidades? Si as¨ª fuera, ?no hay soluciones t¨¦cnicas para lograrlo en el actual estadio? ?Se han barajado alternativas como las desarrolladas por el Real Madrid o el Manchester United en la remodelaci¨®n de sus terrenos de juego? El caso de los estadio ingleses es el m¨¢s significativo. Tras la masacre de Hillsborough en 1987, donde murieron un centenar de seguidores del Liverpool, el Gobierno brit¨¢nico exigi¨® a los clubes la remodelaci¨®n de los estadios, construidos casi todos a finales del siglo pasado, en condiciones urban¨ªsticas muy parecidas a las que tiene San Mam¨¦s. Todos los clubes han afrontado las remodelaciones sin abandonar sus estadios.
El debate en cualquier caso est¨¢ abierto sobre la oportunidad o no de prescindir de un patrimonio sentimental. Arrate considera que el Athletic no debe guiarse por sentimentalismos. "No hay romanticismo posible. A los que dicen que San Mames es como el Vaticano, habr¨ªa que decirles que seguro que el Papa se hubiera trasladado a otro sitio si el Vaticano tuviera las dimensiones de la bas¨ªlica de Bego?a", dice el presidente del Athletic.
Sin embargo, en la operaci¨®n existen no pocos obst¨¢culos. En primer lugar los emplazamientos deseados por la directiva no parecen muy asequibles. Los terrenos de Garellano (que en otro tiempo albergaron al Indautxu) pertenecen hoy a la Universidad del Pa¨ªs Vasco, fruto de un convenio con el Ayuntamiento de Bilbao.
El segundo emplazamiento, la zona de Abandoibarra, tiene ya perfilado su dise?o y no parece encajar en ella la ubicaci¨®n de un estadio. La alternativa propuesta por el Ayuntamiento en un costado de la ciudad no es del agrado del Athletic, que prev¨¦ un lugar accesible a pie para la inmensa mayor¨ªa de los aficionados.
La segunda dificultad afecta a la operaci¨®n econ¨®mica. El Athletic desea un campo propio, lo que evapora de ra¨ªz cualquier subvenci¨®n p¨²blica. Por ¨²ltimo, la escritura de 1913 entre el Athletic y la Caja de Ahorros estipula que la venta del terreno de San Mam¨¦s deber¨¢ ingresarse en una cuenta de la Caja (hoy BBK) y destinarse a la construcci¨®n del nuevo estadio.
La Catedral
S.S Es San Mam¨¦s, pero le llaman La Catedral. El origen de este sobrenombre es incierto, pero es innegable que alguna relaci¨®n debe guardar con el car¨¢cter solemne del estadio y con la historia de un equipo cl¨¢sico del f¨²tbol espa?ol.
Se construy¨® en 1913, en los terrenos aleda?os al asilo de San Mam¨¦s, frente al impresionante cas¨®n de la Misericordia. Fue proyectado por el arquitecto Manuel Smith y su costo ascendi¨® a,89.061 pesetas, El partido inaugural se disput¨® el 21 de agosto de 1913. Venci¨® el Athletic al Racing de Ir¨²n con un gol del gran Pichichi.
Aquel primitivo estadio, capaz para 3.500 personas, se ha remodelado varias veces hasta alcanzar su fisonom¨ªa actual. La tribuna de Capuchinos se levant¨® en 1925. En los a?os 50, el aforo alcanzaba los 35.000 espectadores. El icono fundamental del estadio -el arco que corona la tribuna principal se construy¨® en 1952.
El traspaso de Jes¨²s Garay al Bar?a -cinco millones de pesetas- sirvio para remodelar la tribuna de la Misericordia, la de Garay. La vieja general se cubri¨® en 1972, y diez a?os despu¨¦s se efectu¨® la ¨²ltima remodelaci¨®n, con motivo de la celebraci¨®n de la Copa del Mundo.
"Me encadeno a un poste"
La conversaci¨®n se detuvo s¨²bitamente, entre la incredulidad de unos y la sorpresa de otros. Alrededor de la mesa se hab¨ªan reunido un directivo del Athletic -Txornin Guzm¨¢n-, el entrenador -Jos¨¦ Mar¨ªa Amorrortu-, el jefe de prensa del club -Juan Carlos Latxaga- y un legendario de palabra escueta y juicio razonable: Iribar, Hab¨ªa uno m¨¢s, un aficionado que escuchaba m¨¢s o menos tranquilo las especulaciones sobre el futuro de Julen Guerrero, el porvenir de Lezama y el estado del equipo. Todo era digerible, menos aquella pregunta que, desliz¨® Txornin Guzm¨¢n con el peligro de un francotirador: "?Y si nos vamos de San Mam¨¦s?".Primero se hizo el silencio y luego se cruzaron las miradas. Cualquier cosa era cuestionable en este mundo, menos la condena a muerte de San Mam¨¦s. ?Estar¨ªa de broma el directivo? No lo estaba. Hab¨ªa tirado el asunto sobre la mesa y esperaba con media sonrisa el efecto de la bomba. El hincha se agit¨®, balbuce¨® un poco y, por fin, acert¨® a decir: "Eso es un sacrilegio. Como ocurra eso, me encadeno a uno de los postes del campo".
Iribar permaneci¨®. callado un instante y luego se lanz¨® al debate con la misma decisi¨®n que le hizo el mejor portero del mundo. "Av¨ªsame, porque yo me encadeno al otro". No dijo m¨¢s, porque Iribar es el mismo hombre parco de siempre, pero su mensaje era suficiente. No era una cuesti¨®n de nostalgia, ni de romanticismo, ni tan siquiera sentimental. Iribar hablaba de las se?as de identidad de un club peculiar, reunido durante un siglo en tomo a un santuario que se supon¨ªa indestructible.
En ning¨²n club, la parte simb¨®lica del f¨²tbol es m¨¢s trascendental que en el Athletic. No es asunto epid¨¦rmico, como muchos quieren creer. Tan rom¨¢ntica como la supervivencia de San Mam¨¦s es la decisi¨®n de alimentar ¨²nicamente al equipo con jugadores vascos. Todo es rom¨¢ntico, as¨ª, desde el punto de vista de los pragm¨¢ticos, los colores rojiblancos de la casaca, la veneraci¨®n que sienten los hinchas por su equipo, la paciente espera de los tiempos mejores, los sue?os de los muchachos, que divisan el arco de San Mam¨¦s como la estrella polar de su felicidad y, por lo tanto, todo es susceptible de ser cambiado.
Y sin embargo, nada tiene m¨¢s valor en el f¨²tbol que los s¨ªmbolos y los sentimientos. Sobre ellos se construye la identidad y con ellos se forja el car¨¢cter de los equipos y lo que representan. Eso les hace fuertes, reconocibles y respetados. San Mam¨¦s es la historia y el patrimonio inigualable del Athletic, una referencia insustituible y capital para el club y sus gentes. No es s¨®lo una cuesti¨®n sentimental. San Mam¨¦s debe permanecer para siempre, como han permanecido San Siro, Old Trafford o Anfield. Todos ellos fueron viejos alguna vez o se convirtieron en objeto de especulaci¨®n urban¨ªstica. Y todos ellos merecieron el desprecio de los pragm¨¢ticos de siempre. Pero la sensatez, y un sentido apropiado de la historia les hizo sobrevivir por encima de las amenazas d¨¦ abandono y derrumbe. Esa era la reflexi¨®n de Iribar cuando decidi¨® atarse al poste de su vieja porter¨ªa.
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