EL SEXO Y LA IGLESIA
Masturbarse no es pecado, sino un desfogue fisiol¨®gico querido por Dios. As¨ª lo dice un p¨¢rroco siciliano, Ignazio Pizzitola, en una carta que va dirigida a sus fieles y de la que, para que se vayan enterando, ha anticipado algunos conceptos. Entre otros, el canto al autoerotismo, que parece, alejar los fantasmas de la ceguera, los problemas de m¨¦dula espinal y tantos otros castigos divinos que, durante siglos y seg¨²n los ense?antes religiosos, han acompa?ado al que se llamaba vicio solitario. Hasta que apareci¨® en nuestras vidas el p¨¢rroco Pizzitola y lo convirti¨® en bendita consolaci¨®n. "No existe un dogma que declare, el autoerotismo o placer solitario pecado mortal", escribe el pastor siciliano a sus ovejas. ' 'En la mayor parte de los casos", sigue, "es un gesto fruto de la soledad". Y a?ade: "Una persona sola, con fuertes tentaciones sexuales, puede comprensiblemente, si no logra conciliar el sue?o, recurrir a la masturbaci¨®n, porque ser¨ªa un desfogue fisiol¨®gico querido por la naturaleza y, por lo tanto, por Dios". Ignazio Pizzitola, que ha sido ya criticado por impartir lecciones de educaci¨®n sexual en la escuela elemental, realiza tales afirmaciones tras haber hecho una encuesta entre sus parroquianos, completamente partidarios, al parecer, del m¨¢s vale solos que mal acompa?ados, incluso en materia de tan personal desahogo.-
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