Major forma un Gobierno de conciliaci¨®n 'tory'
La pol¨ªtica de pactos que permiti¨® al primer ministro brit¨¢nico, John Major, ser reelegido el martes l¨ªder del Partido Conservador qued¨® reflejada ayer en la composici¨®n del que ser¨¢ su nuevo Gobierno. Un Gabinete mar cadamente de centro con muy pocos rostros nuevos en el que han encontrado acomodo las distintas corrientes del Partido Conservador. Michael Heseltine, su esencial valedor en la condenda contra John Redwood, fue promocionado ayer al cargo de vicepresiden te del Gabinete. La otra cartera clave para conocer la inclinaci¨®n pol¨ªtica de este nuevo Gabinete, la de ministro de Exteriores, qued¨® en manos de Malcolm Ritkind, un conservador tibio aceptablemente bien visto por la derecha euroesc¨¦ptica.
Major llev¨® a cabo ayer un reajuste de Gobierno m¨¢s modesto del esperado, pero marcado por el signo de los nuevos tiempos tories: unidad del partido basada en un centro m¨¢s poderoso. Adem¨¢s, y en la misma operaci¨®n, consigui¨® desprenderse de un desagradable lastre: el secretario del Tesoro, Jonathan Aitken, salpicado por varios esc¨¢ndalos, present¨® su dimisi¨®n horas antes de ser destituido.Por lo dem¨¢s, la estrella del cambio ha sido el veterano Michael Heseltine, que desde la vicepresidencia tendr¨¢ el control del partido en numerosas ¨¢reas y podr¨¢ enfocar la pol¨ªtica conservadora de cara a las pr¨®ximas elecciones generales previstas, en principio, para 1997. El cargo de vicepresidente es sumamente inusual en el Reino Unido y no est¨¢ precedido por un historial de especial relieve. Margaret Thatcher le reserv¨® ese puesto a Geoffrey Howe cuando quiso desactivar su carrera pol¨ªtica sin quit¨¢rselo f¨ªsicamente de enmedio. Pero las circunstancias actuales son muy diferentes y todo apunta a que. Heseltine ser¨¢ una especie de coprimer ministro en esta nueva etapa emprendida por los conservadores.
Su anterior cartera, la de Industria y Comercio, se la confi¨® Major a otro de sus grandes amigos, lan Lang, antiguo ministro para Escocia, que ha demostrado durante la campa?a por la elecci¨®n de l¨ªder conservador su lealtad al primer ministro.
El caso de Malcolm Rifkind, hasta ahora ministro de Defensa, carece de misterio. Su nombre hab¨ªa sido invocado como el futuro sucesor de Douglas Hurd, desde mucho antes de que el ex ministro de Exteriores presentara a finales de junio su dimisi¨®n a Major. Se trata de un hombre moderado que ha sabido aderezar sus declaraciones con alg¨²n que otro detalle euroesc¨¦ptico. En alguna ocasi¨®n se ha mostrado p¨²blicamente reticente a que el Reino Unido acepte la moneda ¨²nica.
Por lo dem¨¢s, la composici¨®n del nuevo Gabinete encierra pocas sorpresas, con un curioso baile de carteras entre varios ministros. Por ejemplo, la impopular titular de Sanidad, Virginia Bottomley, pasa a Cultura mientras el titular de Cultura, Stephen Dorrell, se hace cargo de Sanidad.
Acaso el detalle m¨¢s pintoresco de la reforma reside en la supresi¨®n del Ministerio de Trabajo, parte de cuyas competencias pasar¨¢n al Ministerio de Educaci¨®n, que no cambia de titular. Ello no significa que Michael Portillo se haya quedado sin trabajo. El delfin de Margaret Thatcher ser¨¢ el nuevo ministro de Defensa.
Una v¨ªctima anunciada
Una de las v¨ªctimas anunciadas en este cambio ministerial, el presidente del Partido Conservador, Jeremy Hanley, result¨® finalmente defenestrado y sustituido por otro de los hombres m¨¢s leales a Major, el ex ministro de Transporte, Brian Mawhinney. Despu¨¦s de manejar con tal ¨¦xito la campana para la reelecci¨®n del primer ministro, Mawhinney ha demostrado que puede presidir el partido.
El escaso aire fresco que ha entrado en el Gobierno tapona los huecos dejados por algunos ascensos, y por la l¨®gica ausencia del ministro para Gales, el adversario de Major, John Redwood, que acept¨® con deportividad su paso a diputado de a pie. Su puesto ser¨¢ ocupado por William Hague, un joven de carrera mete¨®rica en el partido tory. Varios miembros del viejo equipo, incluido el ministro de Seguridad Social, Peter Lilley, al que Major incluy¨® en el tr¨ªo de bastardos, permanecen en sus puestos. Este es el caso del ministro de Hacienda, Kenneth Clarke; del de Irlanda del Norte, Patrick Mayhew, y de la ministra de Educaci¨®n, Gillian Shephard.
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