Berzin, cortina de humo
Promovido al rango de principal enemigo de Indur¨¢in, el ruso s¨®lo exhibe inc¨®gnitas
?C¨®mo est¨¢ Berzin? La pregunta que m¨¢s circula en el pelot¨®n es la misma que se hace el propio director del ruso, Emanuele Bombini. Todas las respuestas son un puro ejercicio de voluntad. Los indicios que ha dejado ver en el Tour nos hablan de dos Berzin: el que pierde 30 segundos frente a Indur¨¢in en el pr¨®logo y el que arrasa al frente del Gewiss en la contrarreloj por equipos. Ninguno de los dos vale para mucho. La ¨²nica certidumbre es que Berzin forma parte de la sombra de Indur¨¢in en estas primeras etapas.Y aun as¨ª, ya la prensa local le ha elevado al rango de mayor enemigo del navarro. Para q e haya una pelea se necesitan dos; la faena del torero se mide en funci¨®n del toro que tenga delante. El Tour no se puede pasar con otro mon¨®logo en navarro, as¨ª que si hac¨ªa falta un victorino, para all¨¢ va Berzin, agotadas, parece, las resonancias dram¨¢ticas que posibilitar¨ªa Rominger.
Los observadores en el pelot¨®n, o sea, los corredores de equipos rivales, hablan de un Berzin crispado y nervioso que sigue a Indur¨¢in a donde vaya, un s¨ªntoma que no significa nada malo ni nada bueno. Por ello no se sabe si est¨¢ bien o mal; como mucho, que tiene miedo, que es su primer Tour y que no se maneja con facilidad por escenarios complicados. Su director dice que le gustar¨ªa saber si el Berzin del Tour es el mismo que el del Giro 94. Sus compa?eros de equipo no abren la boca. La prensa italiana vende estos d¨ªas que est¨¢ perfectamente en forma y capacitado para ganar el Tour, lo que en realidad, es su ¨²nico objetivo de la temporada, y que todo lo que ha pasado hasta ahora no es m¨¢s que una cortina de humo.
Y Berzin est¨¢ encantado con la niebla que le rodea y a cuyo espesor contribuye con denuedo. Lo mismo un d¨ªa declara que el maillot amarillo est¨¢ a su alcance, que al siguiente se manifiesta enfermo. Es la t¨¢ctica del Maquiavelo eslavo en su ejercicio de soberbia: un d¨ªa est¨¢ a buenas con uno y al siguiente con otro, pero nunca con todos a la vez. S¨®lo consigo mismo.
Ma?ana es, en teor¨ªa, el d¨ªa en que todo se deber¨ªa aclarar. Todos los tenores van a tener una partitura en solitario para dejarse o¨ªr durante los 54 ondulados kil¨®metros que llevan de Huy a Seraing, en plenas Ardenas belgas. All¨ª, la pregunta se transformar¨¢. ?Qu¨¦ diferencia puede haber entre Miguel Indur¨¢in y Evgeni Berzin en esa contrarreloj?
La contrarreloj
Sabino Padilla, m¨¦dico del Banesto, la cifra en algunos segundos a favor del corredor navarro. Siempre en la duda, siempre bas¨¢ndose en conjeturas, enfrentando al Berzin del a?o 1994 con el Indur¨¢in de 1995. Pero ?qu¨¦ Berzin saldr¨¢? Bombini, el director del ciclista ruso, se lo pregunta, y sue?a con un Berzin que en su mejor forma perder¨ªa s¨®lo unos cuantos segundos con relaci¨®n al monstruo navarro. Curiosamente, su deseo es que su pupilo ruso pierda exactamente 43 segundos en la contrarreloj dominical.
Bombini no quiere que Berzin sea l¨ªder tras la contrarreloj. Le gustar¨ªa que el maillot amarillo le cayera en las espaldas a Indur¨¢in. No se sabe si lo proclama con la boca peque?a, porque el director italiano, que no es un ingenuo, sabe que Indur¨¢in nunca ha perdido la t¨²nica de l¨ªder despu¨¦s de cogerla en la primera contrarreloj larga.
Para explicarlo, Bombini se basa en la teor¨ªa de la pereza: mantener un liderato cuesta mucho trabajo. "Lo mejor ser¨ªa", dice, "que Indur¨¢in saliera l¨ªder con una ventaja de unos 20 segundos sobre Berzin, que el Banesto adopte su formaci¨®n defensiva y que trabaje. En esta batalla, la que se desencadenar¨¢ en los Alpes y los Pirineos, ir¨¢n mucho m¨¢s descansados los francotiradores que el rey". Claro que para eso Berzin habr¨¢ debido descorrer el tel¨®n que le envuelve.
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