Indur¨¢in adelanta la fecha de ejecuci¨®n
El corredor navarro destroza la carrera con la furia de Merckx, el coraz¨®n de Hinault y la seguridad de Anquetil
Indur¨¢in ha iniciado su acercamiento al podio de los grandes. S¨®lo los verdaderos campeones son capaces de maniobrar como ayer hizo el espa?ol, que brindo una de sus actuaciones m¨¢s hermosas por el tremendo significado que tuvo su ataque. Fue un golpe certero al coraz¨®n del Tour en una de esas jornadas que todos los directores ten¨ªan se?alada en rojo en sus cuadernos de ruta. No basta medir su repercusi¨®n en minutos y segundos sino analizar el da?o psicol¨®gico que habr¨¢ producido en sus rivales horas antes de disputarse una contrarreloj decisiva. Berzin y Rominger se encuentran ante el peor escenario posible: Indur¨¢in ha desatado su furia contra ellos y los ha sorprendido sin munici¨®n. La supremac¨ªa de Indur¨¢in alcanza visos de perfecci¨®n. Su dominio de la carrera tiene una dimensi¨®n desconocida, al menos en lo que ha podido observarse en esta primera semana de la prueba.Si la m¨¢s grande carrera no estuviera expuesta a tantos avatares, si la prudencia no fuera una exigencia del cronista, habr¨ªa que decir que Indur¨¢in acaba de ganar el Tour. Nadie sentenciar¨¢ en letras de molde pero una conclusi¨®n semejante obra en el sentir general del pelot¨®n: Indur¨¢in ha decidido, simplemente, adelantar la fecha de ejecuci¨®n.
Ha decorado a su gusto el escenario de la carrera en siete d¨ªas, sin necesidad de abastecerse en la contrarreloj y maniobrar en la monta?a, como si no quisiera repetirse a s¨ª mismo. Indur¨¢in ha cumplido una semana inmaculada, repleta de peque?os detalles, fijando la direcci¨®n y la velocidad del pelot¨®n.
Indur¨¢in se hab¨ªa puesto al frente del Tour desde el primer d¨ªa, era un hecho incre¨ªble que se ven¨ªa advirtiendo con el paso de las etapas. ?C¨®mo es posible que el favorito vaya siempre en cabeza sin permitirse siquiera un leve refrigerio ante las c¨¢maras de televisi¨®n?. El l¨ªder espa?ol ha dado la vuelta a la carrera en una cl¨¢sica, esa cuenta pendiente que tiene con Eddy Merckx, que le ha reprochado cari?osamente no tener una consideraci¨®n especial con B¨¦lgica. Indur¨¢in ya no tiene deudas: la etapa de ayer era una fotocopia de una Lieja-Bastogne-Lieja, era una cl¨¢sica dentro del Tour, un infierno en miniatura temido por todos, deseada s¨®lo por unos pocos. Pero entre ese grupo escogido no estaban los aspirantes. Era el favorito el que atacaba, era el campe¨®n el que tomaba el mando de las operaciones, era Indur¨¢in quien daba a la jornada su verdadera dimensi¨®n. Qui¨¦n sabe si este Tour se va a reducir a una cl¨¢sica para mayor gloria de un corredor cuyo repertorio todav¨ªa no ha tocado techo. Sin aparente explicaci¨®n, Indur¨¢in abandon¨® toda compa?¨ªa tras sortear la jomada nueve puertos y tres metas volantes. El pelot¨®n hab¨ªa estado pendiente durante 175 kil¨®metros de los esfuerzos de Jalabert para sumar bonificaciones y conquistar el liderato. Los numerosos puertos hab¨ªan despertado igualmente el apetito de algunos escaladores con ¨¢nimo depredador. Y los belgas rondaban por la cabeza para cumplir con sus compatriotas. Indur¨¢in estudiaba cada movimiento, revisaba cada detalle. El pelot¨®n esperaba que Rominger o Berzin tomaran la palabra si quer¨ªan modificar el men¨² que acostumbra a preparar el jefe. Poco despu¨¦s de que Jalabert conquistara virtualmente su maillot amarillo, en un periodo de relajaci¨®n, Indur¨¢in despeg¨®.
Y se fue sin volver la vista atr¨¢s en mas de 20 kil¨®metros, con la furia de Merckx, el coraz¨®n de Hinault y la seguridad de Anquetil.
Al belga Bruyneel le toc¨® en suerte ser testigo de la operaci¨®n, para luego disfrutar de una victoria poco honrosa dada su falta de colaboraci¨®n. Detr¨¢s, qued¨® el Tour entero bati¨¦ndose en retirada, sin lograr organizar una persecuci¨®n en toda regla, tratando de agrupar sus efectivos en pleno caos y, lo que es peor, sin jerarqu¨ªa: Rominger se escondi¨® y Berzin dej¨® entrever que atravesaba alg¨²n tipo de dificultad.
Indur¨¢in ha vuelto a dar la raz¨®n a quienes afirman que no se conocen sus l¨ªmites. Ha demostrado que cualquier kil¨®metro del Tour, sobre la orograf¨ªa que sea, bajo las condiciones que el destino determine, es su territorio de conquista. Y lo seguir¨¢ siendo mientras mantenga esa capacidad inigualable para dar en el blanco cada vez que adopta una decisi¨®n. Sus rivales tomar¨¢n hoy la salida en la contrarreloj con la herida abierta y un retraso imprevisto: Z¨¹lle (33 segundos), Berzin (42) y Rominger (1.34). He aqu¨ª nuevamente otra demostraci¨®n de c¨®mo Indur¨¢in es infalible.
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