Atajos
Desde que comenz¨® la lluvia de esc¨¢ndalos se viene esgrimiendo la ret¨®rica de su presunto car¨¢cter antidemocr¨¢tico como l¨ªnea de defensa para tratar de contrarrestarla. Para ello se argumenta que ciertos poderes f¨¢cticos, a trav¨¦s de sus medios de prensa, estar¨ªan utilizando los esc¨¢ndalos para expulsar del poder a Gonz¨¢lez sin pasar por las urnas, oblig¨¢ndole a dimitir (o a convocar elecciones forzadas) con total desprecio de los cauces constitucionales previstos para ello, al margen del proceso pol¨ªtico y desde fuera de la sede parlamentaria. Lo cual implicar¨ªa un espurio intento antidemocr¨¢tico de sortear la soberan¨ªa popular al tratarse de una facci¨®n no representativa que pretender¨ªa imponerse sobre la mayoritaria voluntad general.Esta tesis del atajo extraparlamentario admite diversas variantes. La m¨¢s simple es recusar las prisas de Aznar por ocupar el poder sin pasar por las urnas ni atreverse tampoco a presentar la moci¨®n de censura. Pero hay otras: recu¨¦rdese la leyenda del se?or Z como presunto promotor de la reapertura del caso GAL. Tambi¨¦n pertenecen al mismo g¨¦nero literario las lamentaciones sobre la perniciosa judicializaci¨®n de la pol¨ªtica, que estar¨ªa secuestrando sin control alguno a la cautiva soberan¨ªa popular. Y la ¨²ltima versi¨®n, hasta la fecha, es la tesis de la conjura (pulso al Estado, conspiraci¨®n contrainstitucional, etc¨¦tera), a la que parece preferible llamar confabulaci¨®n, dado su fabulado car¨¢cter de ficci¨®n fabulosa. En fin, esta ret¨®rica delatora del chantaje antidemocr¨¢tico ha llegado a ser tan omnipresente que ha terminado por contagiar a sus adversarios. As¨ª sucede, en efecto, con los ataques que toda la oposici¨®n dirige contra el apoyo extraparlamentario (pues no ha sido reflejado por ninguna coalici¨®n expl¨ªcita ni refrendado por moci¨®n de confianza alguna) que la minor¨ªa catalana ven¨ªa prestando al poder socialista. Aqu¨ª se produce, adem¨¢s, una rara unanimidad, pues a esta denuncia del espurio pacto contra natura contra¨ªdo por Gonz¨¢lez y Pujol se adhieren no s¨®lo los adictos a la abece¨ªna o la mundicia, sino incluso ciertos observadores independientes, que se duelen de la vieja pol¨ªtica caciquil que se cuece sin luz ni taqu¨ªgrafos a espaldas de la ciudadan¨ªa. No obstante, pese a tanta denuncia de lo antidemocr¨¢tico del atajo extraparlamentario, hay que negar la mayor, recordando lo m¨¢s obvio: y es que no hay nada ileg¨ªtimo en actuar sobre el poder desde la sociedad civil (los tribunales, la prensa, el mercado, la calle, la f¨¢brica o cualquier otro foro de debate p¨²blico), aunque no sea con urnas ni en sede parlamentaria. El mismo derecho que ten¨ªan CC OO y UGT para echarle un pulso extraparlamentario al Gobierno, declarando huelga general y tomando la calle con sus piquetes informativos, es el que hoy asiste al sindicato antifelipista para tomar la prensa al asalto, asedi¨¢ndola con los piquetes informativos de David Perote.
No se puede reducir la democracia a su expresi¨®n minimalista: urnas cada cuatro a?os y monopolio legislativo de toda la voz p¨²blica (que en un sistema parlamentario como el nuestro termina por coincidir adem¨¢s con la voz gubernamental, dada la identidad entre Ejecutivo y mayor¨ªa). Pues, como nos ense?¨® Tocqueville y sostiene hoy la escuela pluralista (Almond y Dahi), la democracia es mucho m¨¢s: es el arte de asociarse con independencia del poder para poder reivindicar y ejercer derechos frente a ¨¦ste. Y por eso el poder democr¨¢tico debe consistir en dar respuesta a las plurales demandas que, por cualquier medio penalmente l¨ªcito, en todo foro p¨²blico de debate y no s¨®lo a trav¨¦s de las urnas, formule libremente la ciudadan¨ªa. ?C¨®mo ha podido olvidarlo el socialismo, que anta?o sostuvo el derecho de los movimientos sociales a reivindicar sus intereses m¨¢s all¨¢ del estrecho cauce de las urnas? ?Por qu¨¦ ha de reducirse el actual poder socialista a dar tan s¨®lo respuesta a quien sostenga su estrecha mayor¨ªa parlamentaria, ignorando cualquier otra voz ajena a su exigua base electoral que le pida cuentas?
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