Fuera los "culos gordos"
Los Alpes, resumidos en dos d¨ªas y en 320 kil¨®metros, escenario para la definici¨®n de la carrera
Los tradicionalistas pueden empezar a prepararse para llevarse un chasco. Andan un tiempo los puristas lamentando que los Alpes se franqueen en s¨®lo dos d¨ªas, lamentando las bajas de los mitos Izoard, T¨¦l¨¦graphe y Galibier, quej¨¢ndose de la poca longitud de las etapas. Como si los Alpes fueran una cuesti¨®n s¨®lo de nombres, reglas y medidas. Y aunque lo fueran, no dejar¨¢n de ser el escenario de la batalla que definir¨¢ el Tour. El sol achicharrante que algunos imploraban, las rampas sin fin que ped¨ªan desesperadamente los damnificados del llano. "Fuera los culos gordos", dicen los escaladores, "que la ¨¦pica del ciclismo nunca la ha escrito un sprinter. Ahora nosotros marcaremos el son de la canci¨®n". Y por encima de todos, los cuatro que tambi¨¦n abusan de los "culos gordos" en el llano. All¨ª, Indur¨¢in, Riis, Berzin y Rominger iniciar¨¢n su baile de pedida. Comienza hoy, entre Le Grand Bornand y La Plagne el juego de pasos marcados y de pisotones.Los escaladores puros, los Virenque, Pantani, Chiappucci, Cubino y compa?¨ªa, ya sin posibilidades de ganar el Tour, seguir¨¢n, sin embargo, acord¨¢ndose un tiempo de los rodadores. La primera semana, casi 1.500 kil¨®metros, se ha cubierto a una media nada despreciable de 43,753 kil¨®metros por hora. Los equipos de sprinters, ¨¦sos que ahora se pueden retirar por la puerta falsa pero sin hacer ruido, han llevado a los escaladores con el dogal en el cuello. Las fuerzas empienzan a estar menguadas. Las piernas van perdiendo frescura. ?Ser¨¢n los enjutos escaladores capaces de sobreponerse?
Los dos platos alpinos no tienen ni aperitivo ni postre. Comienzan de sopet¨®n despu¨¦s de un d¨ªa de reposo perturbado por un ajetreado traslado. Y no son un plato de delicadezas, de frusler¨ªas, sino puro concentrado de carne. El primer d¨ªa son seis puertos embuchados con calzador en s¨®lo 160 kil¨®metros de etapa. Se comienza con un par de cotas -una de cuarta y otra de tercera- para coger ritmo de escalada ya en el kil¨®metro 39,5, con la ascensi¨®n al H¨¦ry de segunda. Sin soluci¨®n de continuidad se empalma ya con el primer puerto duro del Tour, el Saisies. Un largo descenso y una peligrosa zona de valle -miedo a los falsos llanos, germinadores de p¨¢jaras- para ascender otro primera, el Cormet de Roselend, de cuyo descenso nacer¨¢ la ascensi¨®n final, los 18 kil¨®metros hasta La Plagne, primer puerto "fuera de categor¨ªa" del Tour. M¨¢s de la mitad de la etapa, 75 kil¨®metros exactamente, se los pasar¨¢n los corredores escalando, con un temor especial por el 7,3% de pendiente media de la ascensi¨®n a La Plagne.
El segundo d¨ªa, ma?ana, es el d¨ªa grande alpino. Casi los mismos kil¨®metros, 162,5, pero s¨®lo con platos fuertes. Tres puertos ¨²nicos reunidos en un panuelo. Madeleine, Croix de Fer y Alpe d'Huez, ah¨ª es nada. Entre los tres, 61,3 kil¨®metros de ascensi¨®n, desde los empinados 25,3 kil¨®metros de la Madeleine con una pendiente media del 6,2%, hasta las 21 noveladas curvas de L'Alpe d'Huez en s¨®lo 13,7 kil¨®metros pero con una inclinaci¨®n media del 8,3%. El juego que d¨¦ el men¨², el gusto que le saquen los aficionados, depender¨¢ de los cocineros. Pero a favor del optimismo hay un dato fundamental: la brevedad de las etapas. Las alpinas de larga longitud, ¨¦sas que asustan de entrada, han sido los ¨²ltimos a?os un argumento para la morosidad. Una recompensa para los resistentes con motor diesel. Por miedo al desgaste, nadie se mov¨ªa hasta los ¨²ltimos momentos. Las variedades t¨¢cticas quedaban reducidas al sota, caballo y rey.
Las cortas deben ser otra cosa. Son duras igualmente, pero al mismo tiempo despiertan la codicia y el coraje. Quien emprenda la aventura sabr¨¢ que acabar¨¢ luchando por su supervivencia, pero tambi¨¦n sabr¨¢ que no se enfrentar¨¢ en solitario a la traves¨ªa del S¨¢hara. Para Indur¨¢in y el Banesto quiz¨¢s sean m¨¢s complicadas de controlar, porque m¨¢s gente intentar¨¢ el desaf¨ªo, pero para sus rivales y para los que sobrevaloren sus fuerzas pueden ser mortales. Y si el sol sigue calentando con la fuerza con que lo hac¨ªa ayer, m¨¢s de un cad¨¢ver acabar¨¢ arrastr¨¢ndose camino de meta.
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