'Mon amour'
El problema de los asuntos de Gobierno es cuando se convierten en cuestiones personales, y lo de Greenpeace y el Ejecutivo franc¨¦s es, sin la menor duda, una cuesti¨®n personal con todos los ingredientes necesarios para alcanzar el drama pasional.De una parte, un Gobierno reci¨¦n llegado al poder, un parvenu. De otra, unos redomados "gamberros e indeseables", como los calific¨® sutilmente el delegado gubernamental en Muroroa (Polinesia), que no se les ocurri¨® otra cosa que dejar en rid¨ªculo a la Marina francesa encaden¨¢ndose durante veinte minutos a una plataforma de perforaci¨®n en el atol¨®n de la citada isla.
Dejando al margen las inquietantes connotaciones que se deducen del especial regusto que sienten los truhanes por el uso y abuso de las cadenas -todo parece indicar que el lumpen-proletariado, en las postrimer¨ªas del siglo XX, no ha podido superar a¨²n determinadas fijaciones seculares, lo cierto es que ya se perfilan con nitidez la personalidad de los dos protagonistas masculinos del drama: un Ejecutivo de orden y pulcro, dispuesto a cumplir con el deber que se ha impuesto a s¨ª mismo por inc¨®modo que sea. Enfrente, un rival de torvo aspecto, indeseable, y, probablemente, con el malsano principio de no autoimponerse nada, ni siquiera deberes, salvo el de tratar de remediar lo que se pueda del desastre planetario.
Ninguna historia que se precie conseguir¨¢ atraer la atenci¨®n del lector si no existe una dama. En este caso no puede ser otra que la estupefacci¨®n. ?Hasta cu¨¢ndo tendremos que soportar las prepotentes torpezas de quienes deciden arriesgar su vida (el "gamberro" Fernando Pereira muri¨® hace diez a?os en el primer Rainbow Warrior) por negarse a acatar la inteligente decisi¨®n de un Gobiemo (entonces socialista, hoy conservador) de proseguir los civilizados, ben¨¦ficos y ¨²tiles ensayos nucleares? En esas estamos.
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