La tentaci¨®n divergente
LOS PR?XIMOS Presupuestos Generales del Estado llevan camino de convertirse en banco de prueba d¨¦ la sinceridad del Gobierno y de la oposici¨®n pol¨ªtica acerca de sus prop¨®sitos -que todos adiniten- de ajustarse al programa de convergencia con Europa. Nadie duda de la necesidad de reducir los desequilibrios que presenta la economia espa?ola. Las diferencias se manifiestan en los ritmos y las recetas.Las elevadas tasas de paro y de inflacion, asi como el abultado d¨¦ficit p¨²blico, muestran a las claras los males de que adolece la econom¨ªa espa?ola. La recuperaci¨®n de la econom¨ªa est¨¢ contribuyendo ciertamente a reducir el desempleo pero. a un ritmo m¨¢s bien discreto. Y, en todo caso, la continuidad de esa mejora se encuentra amenazada por las dificultades para reducir la inflaci¨®n y sanear las finanzas p¨²blicas. No avanzar lo suficiente en estos dos ¨¢mbitos situar¨ªa a, Espa?a ante aumentos adicionales en los tipos de inter¨¦s y p¨¦rdidas de competitividad de sus empresas. La importancia relativa de estos desequilibrios es significativamente superior en el caso espa?ol que en el de aquellas econom¨ªas europeas que ser¨¢n punto de referencia en el momento de evaluar nuestras posibilidades de integraci¨®n en la Uni¨®n Monetaria.El inicio de esa fase que conducir¨¢ a la moneda ¨²nica no tendr¨¢ lugar muy probablemente antes de enero de 1999,pero la evaluaci¨®n de las condiciones de convergencia nominal de los Estados miembros de la Uni¨®n se llevar¨¢ a cabo a lo largo de la primera mitad de 1988, con los datos del d¨¦ficit y la deuda p¨²blica correspondientes a 1997. Sobre esa base es necesario considerar las propuestas de aplazamiento de los objetivos de reducci¨®n del, d¨¦ficit p¨²blico establecidos en el programa. de convergencia -hasta el 4,4% del PIB en 1996 y 3% en 1997- que, por razones distintas, defienden el Partido Popular y Convergencia i Uni¨®.
El PP ya ha anticipado que, de llegar al Gobierno, la reducci¨®n del d¨¦ficit p¨²blico al 3% no se alcanzar¨ªa en 1997, sino un ano m¨¢s tarde. Las razones para ello radican en el convencimiento de que las cifras de d¨¦ficit de las. administraciones p¨²blicas que el Gobierno difunde no son las reales, y, en consecuencia, el verdadero punto de partida es peor que el que conocemos. Si as¨ª fuera, estar¨ªamos ante un problema distinto al asociado a esa tentaci¨®n divergente que la proximidad electoral parece determinar en CiU, pero su trascendencia pol¨ªtica y econ¨®mica no ser¨ªa menor. Por el bien de todos es necesario que, cuanto antes, PP y Gobierno traten de conciliar Sus respectivos registros, o estimaciones.
Las objeciones no son precisamente de naturaleza contable en el caso de CiU, cuando coincide con el PP en diferir ese objetivo. Si adem¨¢s del necesario ajuste presupuestario, tomamos en. consideraci¨®n algunas de las no por t¨®picas menos necesarias reformas estructurales pendientes, la paradoja la tendremos, una vez m¨¢s, servida: la defensa de la ortodoxia y el rigor, junto, a las profesiones de fe en la econom¨ªa de mercado y en el europeismo, casan mal con la tentaci¨®n divergente que se manifiesta en CiU. La postergaci¨®n de ese objetivo de reducci¨®n del d¨¦ficit p¨²blico estar¨ªa socavando la salud de esa- econom¨ªa productiva a la que con, tanto celo se atiende en los enunciados program¨¢ticos de los nacionalistas catalanes: se estar¨ªa propiciando el endurecimiento adicional de las condiciones, de financiaci¨®n de las empresas y familias.
Si cab¨ªa alguna duda sobre -la necesidad de sanear las finanzas p¨²blicas, las advertencias y recomendaciones del Ecofin han terminado de, despejarlas. El Consejo de Ministros de Finanzas ha recordado la vinculaci¨®n existente entre los objetivos de reducci¨®n del d¨¦ficit fijados en el programa de convergencia y la continuidad en la percepci¨®n de los Fondos de Cohesi¨®n, cuya cuant¨ªa pata Espa?a superar¨¢ en 1996 los 200.000. millones de. pesetas. El Ecofin ha coincidido sustancialmente con los prop¨®sitos del Gobierno en sus recomendaciones sobre la principal partida en que podr¨ªa concretarse la reducci¨®n del gasto: el cap¨ªtulo de subvenciones y deducciones fiscales a empresas y particulares cuya elevada cuant¨ªa no se Corresponde con su eficacia. Junto a ello, la reducci¨®n del empleo en el sector p¨²blico, la lucha contra el fraude fiscal y la persistencia en el proceso de privatizaci¨®n de empresas p¨²blicas contribuir¨ªan, seg¨²n los Quince, a que se mantuviera la senda prevista hacia un d¨¦ficit p¨²blico del 4,4% del PIB a finales de 1996, compatible con el objetivo del 3% a finales de 1997.
La econom¨ªa espa?ola se encuentra en una dif¨ªcil encrucijada. De c¨®mo se salga de ella depender¨¢ no s¨®lo la participaci¨®n plena en la Uni¨®n Monetaria Europea, sino la definitiva eliminaci¨®n de los obst¨¢culos que impiden un crecimiento estable y sostenido. Postergar decisiones b¨¢sicas, como la reducci¨®n de algunos cap¨ªtulos de gasto p¨²blico, sin menoscabo del respeto a los compromisos asumidos, o la aplicaci¨®n , de necesarias reformas en algunos sectores y mercados, entra?a hoy una. gran responsabilidad pol¨ªtica. Sus implicaciones m¨¢s adversas no pueden ser objeto de intercambio por supuestas ventajas electorales,
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