?Proreso o regresi¨®n?
JOS? S?NCHEZ GONZ?LEZLa ampliaci¨®n de la despenalizaci¨®n del aborto es contemplada por el secretario de la Conferencia Episcopal Espa?ola como una muestra de lo que el Papa llama "cultura contempor¨¢nea de la muerte"
Con la aprobaci¨®n del proyecto de ley que ampl¨ªa la despenalizaci¨®n del aborto a un cuarto supuesto, el Gobierno espa?ol da un paso decisivo en el proceso de deterioro del Estado de derecho..Llama la atenci¨®n que en nuestra cultura, tan sensible a todo atentado contra la vida, empieza a verse como normal que el Estado deje sin protecci¨®n la vida m¨¢s preciosa, la humana, en su fase inicial.
Frente a la acentuada sensibilidad ante toda muerte violenta se va creando una creciente insensibilidad ante la destrucci¨®n del ser humano no nacido.
Quienes rechazan el homicidio,, la guerra y la pena de muerte, no se horrorizan ante la eliminaci¨®n impune de seres humanos inocentes e indefensos.
Algo no funciona en nuestra sociedad, en la que ha adquirido carta de ciudadan¨ªa, como un derecho o como una acci¨®n socialmente aceptada, lo que antes era un delito castigado con graves penas.
.La despenalizaci¨®n del aborto en la amplitud que supone el llamado cuarto supuesto equivale a dejar a la sola decisi¨®n de la madre que un ser humano, que adem¨¢s es hijo suyo, viva o muera.
La no penalizaci¨®n del aborto implica la infravaloraci¨®n, el desprecio o la negaci¨®n del valor de la vida del ser humano no nacido. Este queda pospuesto y merced de otros valores reales estimados de personas m¨¢s fuertes que ¨¦l.
Presupone, por otra parte, una concepci¨®n ingenua e irreal de la persona humana , siempre dispuesta a respetar bienes o derechos de terceros por el mero imperativo de la ley, sin la amenaza de la pena al posible transgresor.
La.despenalizaci¨®n del aborto tiene el efecto social negativo de crear la falsa conciencia de que el ser humano no nacido no es un bien o un valor importante. Todos los bienes y valores, importantes, incluso los de orden ec¨®nomico, est¨¢n protegidos por una ley penal, como signo indicativo de su valor y como factor disuasorio para quienes pudieran sentir, la tentaci¨®n de atropellarlos.
Eliminar la ley penal del delito del aborto supone por parte del Estado un abuso de poder, una transgresi¨®n de sus competencias y una grave deja ci¨®n de su obligaci¨®n de proteger con los medios a su alcance los derechos de los m¨¢s d¨¦biles e indefensos. Equivale a la exaltaci¨®n de la ley del m¨¢s fuerte. M¨¢s que un progreso es una regresi¨®n a ¨¦pocas anteriores a la ley del tali¨®n. Es, en definitiva, lo m¨¢s parecido a la ley de la selva. El derecho del ser humano no nacido a. la vida es anterior al Estado.?ste nace para proteger los derechos de todos, especialmente de los m¨¢s d¨¦biles, y para ejercer justicia en caso de, su transgresi¨®n.
Es pura demagogia afirmar que nuestro empe?o por mantener la ley penal por el delito del aborto significa voluntad y deseo de que la madre que aborta vaya al la c¨¢rcel. No es eso. Ojal¨¢ nadie tuviera que ir a la c¨¢rcel. Pero tampoco se trata de vaciar las c¨¢rceles a base de proclamar que el crimen es un derecho y el delito una virtud. Es sencillamente la exigencia de que el Estado de derecho cumpla con su deber de proteger un bien en peligro, la vida de un ser inocente e indefenso. Del grado de responsabilidad y, de las circunstancias que concurran depender¨¢ que el infractor haya de cumplir la pena en su totalidad o en parte, o que quede libre de ella. Pero la pena seguir¨¢ protegiendo el bien y el derecho. ?Qui¨¦n duda de que siempre ser¨¢ menor la responsabilidad de la madre angustiada y abandonada que la de quienes hacen del aborto un negocio?Para cumplir con la obligaci¨®n de proteger el derecho a la vida del nasciturus reconocido en todo ordenamiento jur¨ªdico desarrollado, el Estado tiene m¨²ltiples medios y formas, como la ayuda a la madre, la coerci¨®n al padre que se desentiende, la adopci¨®n y una pol¨ªtica familiar justa. La muerte impune de un inocente no es un derecho, sino una injuria; no puede ser un medio para un fin positivo, es un crimen.Acudir al argumento de la mayor¨ªa social para implantar una norma puede llevarnos muy lejos. Ante determinados delitos, el linchamiento y la pena de muerte tambi¨¦n tiene mayor¨ªa, y a nadie se le ocurre implantarlos por ello.Aparte de que no resulta dif¨ªcil llegar a crear mayoritaria aceptaci¨®n social del aborto despu¨¦s de muchos a?os de propaganda y de campa?as de exaltaci¨®n sistem¨¢tica del mismo como un derecho?_Si todas las energ¨ªas y recursos invertidos en justificar la despenalizaci¨®n y, por consiguiente, la legitimaci¨®n y hasta la exaltaci¨®n del aborto se hubieran empleado en crear ambiente de aceptaci¨®n de la madre soltera, de acogida a la vida humana en su fase de mayor fragilidad e indefensi¨®n, de cuidado y ayuda al ser humano necesitado e indefenso, el aborto encontrar¨ªa hoy un rechazo parecido al que encuentra nuestra sociedad, el asesinato, el homicidio, la guerra y la pena de muerte.
No creo que sea un sue?o, o una proyecci¨®n de un deseo pensar y esperar que la humanidad en un futuro pr¨®ximo juzgue con horror y misericordia nuestro siglo como uno de los m¨¢s crueles de la historia, entre otras causas por la frivolidad e irresponsabilidad en el desprecio por la vida del ser humano
es obispo Sig¨¹enza-Guadalajara y secretario de la Conferencia Episcopal Espa?ola
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