El list¨®n de Aznar
JOS? MAR?A Aznar ha puesto tan alto el list¨®n de las responsabilidades pol¨ªticas en los casos de corrupci¨®n relativos al PSOE que no puede rebajarlo ni una pulgada cuando se trata de los que ata?en a su partido. Y ¨¦stos no le faltan ¨²ltimamente. Al supuesto caso de corrupci¨®n relacionado con la concesi¨®n de las obras del t¨²nel de S¨®ller, en Baleares, se a?ade ahora la condena por prevaricaci¨®n de Miguel P¨¦rez Villar, su consejero de Econom¨ªa en la ¨¦poca en la que el actual l¨ªder del PP presid¨ªa la Junta de Castilla y Le¨®n.El primero est¨¢ todav¨ªa sub j¨²dice. Pero en el segundo ya existe una condena definitiva por parte del Tribunal Supremo. Poco importa, en todo caso, esa diferencia a la hora de exigir las responsabilidades pol¨ªticas, si las hay, a quien correspondan. El l¨ªder del PP mantiene que las responsabilidades pol¨ªticas, precisamente porque son distintas de la penales, no pueden ir a remolque de lo que decidan los tribunales. Deben exigirse de inmediato y alcanzar al m¨¢ximo responsable en la cadena de mando.
Sin embargo, en el caso del ex consejero de Econom¨ªa de la Junta de Castilla y Le¨®n Miguel P¨¦rez Villar, condenado ayer por el Supremo a ocho a?os de inhabilitaci¨®n para ejercer cargos p¨²blicos por un delito de prevaricacion, nadie del PP se ha sentido hasta ahora pol¨ªticamente afectado. Las responsabilidades pol¨ªticas derivadas de esa conducta en el ejercicio de un cargo p¨²blico siguen en blanco. 0 para mayor exactitud, los dirigentes regionales del PP han conseguido una pirueta en su razonamiento: eI responsable pol¨ªtico del caso P¨¦rez Villar -es Felipe Gonz¨¢lez y no Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, a fin de cuentas quien le eligi¨® para ese cargo y quien le mantuvo en el mismo sin la adecuada vigilancia.
Es cierto que P¨¦rez Villar ha sido absuelto del delito de fraude, del que tambi¨¦n era acusado, circunstancia en la que se apoya el PP para intentar convertir al acusador particular, el PSOE, en acusado. Pero los dirigentes del PP no pueden escudarse en esa absoluci¨®n para minimizar la condena por prevaricaci¨®n y el propio car¨¢cter de este delito. La conducta del antiguo consejero de Econom¨ªa de Castilla y Le¨®n -dictar resoluciones injustas al amparo del ejercicio del poder, consistentes en conceder subvenciones a empresas mineras asesoradas por su esposa- es una de las m¨¢s definitorias de la corrupci¨®n pol¨ªtica. Los tribunales han establecido las responsabilidades penales que la justicia y la sociedad exigen. Y ¨¦stas s¨®lo pueden recaer sobre quien ha sido declarado autor del delito. Si nos atenemos a la doctrina Aznar, alguien m¨¢s tendr¨¢ que asumir la responsabilidad pol¨ªtica que se deriva de un hecho delictivo cometido al amparo de un cargo p¨²blico de libre designaci¨®n.
Esta misma doctrina es la que, con los convenientes matices, le lleva inexorablemente a no tardar un minuto m¨¢s en cerrar pol¨ªticamente el esc¨¢ndalo de la supuesta financiaci¨®n irregular del PP vinculada a la adjudicaci¨®n de las obras del t¨²nel de S¨®ller a un socio privado del presidente popular del Gobierno balear, Gabriel Ca?ellas. La aplica correctamente antes de que los tribunales digan su ¨²ltima palabra sobre la presunta dimensi¨®n delictiva del asunto y con una cierta laxitud, es decir, demasiado tarde, en relaci¨®n al momento en que sucedieron, pero eso s¨ª, justo cuando la publicidad del esc¨¢ndalo amenazaba con estropear su cuidadosa estrategia de acceso a La Moncloa. "Nadie puede tirar por la borda el trabajo de tanta gente", ha sentenciado Aznar en relaci¨®n con este caso. Aunque ese "nadie" sea uno de los barones del PP con m¨¢s peso pol¨ªtico propio.
Lo cual puede plantear algunas dificultades al dirigente nacional de PP. Hoy se ver¨¢ si Ca?ellas est¨¢ dispuesto a servir en bandeja su cabeza en aras de las responsabilidades pol¨ªticas que Aznar le exige. Pero ¨¦ste no podr¨¢ retroceder ante ningun desafio, si quiere ser coherente con su rigorista doctrina. Dicha doctrina afecta ahora de lleno a quien es el m¨¢ximo responsable del Gobierno y del Partido Popular en Baleares, y afecta de forma retroactiva al propio presidente del PP, a menos que se reconozca el car¨¢cter puramente instrumental y oportunista de la teor¨ªa Aznar, pensada para pedir la dimisi¨®n de Felipe Gonz¨¢lez, pero sin ninguna vocaci¨®n de aplicaci¨®n general.
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