Fan¨¢ticos con 20 a?os de macabra presencia
Son pocos y carecen de apoyo social y recursos econ¨®micos, pero su fanatismo les lleva a cumplir, el primer d¨ªa del pr¨®ximo octubre, 20 a?os de macabra presencia en la sociedad espa?ola. Son los Grupos de Resistencia Antifascista Primero de Octubre (GRAPO), tantas veces desarticulados oficialmente como reaparecidos, con su sello de sangre, un tiempo despu¨¦s. Ahora se han estrenado en Zaragoza, ciudad recurrente en el listado de sus ¨²ltimas acciones, con un secuestro con fines de extorsi¨®n. Un salto cualitativo en capacidad operativa, siempre marcada por los errores, la falta de precisi¨®n y la extra?a coincidencia con momentos cr¨ªticos de la vida pol¨ªtica en Espa?a.Seg¨²n la polic¨ªa, los actuales activistas de la banda no superar¨ªan la veintena, de los que afirma tener identificados a la mitad: todos ellos, con bastantes a?os en el movimiento y algunos con a?os de prisi¨®n cumplidos a sus espaldas o, como en el caso de Silva Sande, huido tras descolgarse de su celda en una c¨¢rcel andaluza. Su car¨¢cter fan¨¢tico se manifiesta en dos datos fundamentales: el rigor con que llevaron a cabo una buena parte de sus reclusos una huelga de hambre a finales de los ochenta y el hecho (le que, al contrario que sucede con los de ETA -esta organizaci¨®n siempre mir¨® con recelo a los GRAPO por su "permeabilidad" a las infiltraciones policiales y la carencia de "un mensaje revolucionario claro", seg¨²n documentos internos-, sus miembros, una vez cumplidas sus condenas, vuelven a integrarse en grupos operativos.
Pidiendo en el metro
La falta de medios econ¨®micos lleva a los GRAPO a tener que emplear sus escasos recursos en los gastos generados por sus presos y el mantenimiento de la clandestinidad para los que permanecen en activo. Apenas cuentan con dinero para financiar sus atentados y sus actuaciones de los ¨²ltimos a?os se han dedicado, con poca fortuna, a tratar de nutrir sus maltrechas arcas. De esto hay tambi¨¦n por lo menos dos ejemplos. El ide¨®logo de la banda, el camarada Arenas, Manuel P¨¦rez Mart¨ªnez, malvive en Par¨ªs, donde los servicios de informaci¨®n espa?oles le detectaron hace unos meses pidiendo en el pasillo de una c¨¦ntrica estaci¨®n de Metro. El otro dato a tener en cuenta -adem¨¢s de la cuant¨ªa m¨ªnima con que se han saldado los atracos realizados en los ¨²ltimos dos a?os- es el balance de su espectacular acci¨®n contra un furg¨®n blindado en Zaragoza en abril de 1993: murieron uno de los guardas de seguridad del veh¨ªculo y tres de los grapos asaltantes y el bot¨ªn que Silva consigui¨® salvar, debi¨® abandonarlo en su huida al ser detectado por la polic¨ªa en una estaci¨®n de autobuses de Barcelona.
Los cuerpos de seguridad desmantelaron entonces en Zaragoza media docena de locales de la b¨¢nda. Luego, ni la treintena de agentes que componen la brigada encargada de vigilar a las organizaciones violentas ni los servicios de la Guardia Civil especializados en contraterrorismo hab¨ªan detectado m¨¢s actividad de los GRAPO en la regi¨®n. En todo caso, al igual que ocurre con ETA y el crimen organizado, se sospecha, sin m¨¢s datos, de la posibilidad de que el perfecto enclave de comunicaciones viarias que supone la capital de Arag¨¢n permita su utilizaci¨®n como punto de cita o apoyo en los desplazamientos de los terroristas.
Por eso se acogi¨® con sorpresa primero y recelo despu¨¦s la reaparici¨®n junto al Ebro el 27 de junio del Guadiana de los GRAPO. Que adem¨¢s se atrevieran a realizar un secuestro, algo que no hac¨ªan desde 1977, cuando el grupo estaba infiltrado por hombres del siniestro comisario Conesa de la Brigada Pol¨ªtico Social de la polic¨ªa franquista, dej¨® a¨²n m¨¢s perplejos a los especialistas de los cuerpos de seguridad. Pese a que con contundencia negaban que Cord¨®n pudiera estar en manos de un comando de grapos, comenzaron inmediatamente a trabajar sobre ello.
S¨®lo la claridad de una carta recibida en los rotativos Heraldo de Arag¨®n (Zaragoza) y Las Provincias (Valencia), respaldando las llamadas a la Cadena SER en Madrid y, con anterioridad, al domicilio de la propia familia, puso fin a las dudas sobre la desaparici¨®n del empresario. En el texto se dice claramente que el m¨®vil es la extorsion, se alude al crecimiento de los negocios de Cord¨®n y se menciona su plan para ahorrar miles de millones a la Seguridad Social -los terroristas se?alan que iba a participar en su privatizaci¨®n-. Una refencia a que el secuestro no requiri¨® hacer uso de la fuerza aclarar¨ªa el comportamiento de los perros que le acompa?aban en ese instante.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.