El mediocre balance art¨ªstico abre inc¨®gnitas sobre el futuro de la gran cita teatral europea
Llevo 40 a?os de espectador en Avi?¨®n (desde el estreno de La ville, de Claudel, en 1955) y 22 (desde el Tartuffe de Planchon) como cr¨ªtico teatral, cubriendo el festival, y hasta hoy jam¨¢s se me hubiese ocurrido escribir lo siguiente: vista la programaci¨®n de la 49? edici¨®n del festival teatral con mayor solera de Europa y del mundo entero, y a tenor de sus resultados (hablo de los primeros 10 d¨ªas, quedan todav¨ªa 13), comparando ¨¦stos con la programaci¨®n y los resultados del festival de verano de Barcelona, el popular Grec, me es forzoso reconocer que hubiese sido preferible no acudir este a?o a mi cita avi?onesa y quedarme en mi ciudad.No quiere ello decir que el Festival de Avi?¨®n haya perdido su encanto, que est¨¦ liquidado, carente de todo inter¨¦s, y que el Grec lo haya superado. Nada de esto. Avi?¨®n sigue siendo lo que era el a?o pasado, y el anterior, y el otro, y Avi?¨®n es una ciudad m¨¢gica, con una memoria teatral apabullante, pegada a las viejas piedras de las iglesias que le sirven de escenarios; Avi?¨®n es -perm¨ªtanme que me ponga estupendo- la catedral del teatro.
Los 50 a?os de Avi?¨®n -se cumplen el pr¨®ximo a?o- no los podemos improvisar en Barcelona as¨ª como as¨ª. Pero s¨ª es cierto que en nuestros primeros 20 a?os, desde la creaci¨®n del Lliure (1976) hasta hoy, estamos en condiciones de ofrecer una programaci¨®n que, en lo que respecta a este a?o, supera. a la avi?onesa. Del Avi?¨®n de este a?o recordar¨¦ el Richard III de Langhoff -que probablemente, m¨¢s que probablemente, podremos ver en Sitges el pr¨®ximo a?o- y a Sid Ahmed Agoumi, el gran actor argelino que interpretaba Les g¨¦n¨¦reux, de Abdelkaber Alloula. Y poca cosa m¨¢s. Ni el teatro de Martinelli logr¨® superar el cine de Fassbinder, ni la troika italiana logr¨® elevar un juguete de Pasolini m¨¢s all¨¢ del teatro nost¨¢lgico, de fin de curso esperanzador. Disfrut¨¦ volviendo a ver a Pina Bausch, me indign¨® ver la Cour d'Honneur convertida en plat¨® televisivo (Les pieds dans Veau, de Deschamps) y me cay¨® el alma a los pies -como a todos- viendo a la Mnouclikine convertir el Tartufo molieresco en un t¨ªtere integrista, isl¨¢mico.
Avi?¨®n vive un momento, uno m¨¢s -ha vivido muchos-, de crisis. Se acab¨® la era mitterrandista -hab¨ªa que ver a Mitterrand bendiciendo a su tropa teatral, tropa intelectual, de izquierdas, en Avi?¨®n, en 1981, junto a Jack Lang- y no sabemos -no saben- hacian d¨®nde van. El mecenazgo teatral no crece, no se consolida; los presupuestos, las subvenciones, descienden. La alcaldesa de Avi?¨®n, Marie-Jose Roix, es de derechas (MRP), mientras que el director del festival, Bernard Faivre d'Arcier, es de izquierdas. El pr¨®ximo a?o, el ¨²ltimo de D'Arcier, seg¨²n su contrato, es el del cincuentenario del festival y est¨¢ todo por decidir. ?Qu¨¦ mostrar¨¢ Avi?¨®n en 1996? ?Ser¨¢ ¨¦ste el a?o de su recuperaci¨®n? ?Con qui¨¦n, con qu¨¦ modelo -?teatro de repertorio, como apunta D'Arcier?-, con qu¨¦ programaci¨®n?
El silencio es pr¨¢cticamente total en cuanto a la programaci¨®n del cincuentenario. En los mentideros se habla de un Eduardo II (Marlowe / Brecht) en la Cour, dirigido por Francon (que Pasqual ya present¨® en los Carmelitas, en 1984, con Alc¨®n y Homar) y tambi¨¦n de La trag¨¦die du roi Christophe (Aim¨¦ Cesaire), dirigida por Nichet, homenaje al teatro y a la francophonie que ya realiz¨® Vitez en la Com¨¦die antes de su muerte. Se habla tambi¨¦n de un espect¨¢culo Pina Bausch / Th¨¦?tre Zingaro. Hablarse, se habla de todo. Pero lo sorprendente es que, trat¨¢ndose del cincuentenario, nada parezca atado y bien atado. ?Qu¨¦ ser¨¢ ese cincuentenario? ?El cincuentenario del festival de Vilar, asumido por la izquierda, dejado all¨ª como un testamento moment¨¢neo? ?Ser¨¢ el festival de la derecha, de su declaraci¨®n de principios en lo que al teatro se refiere? ?Ser¨¢ la consolidaci¨®n de la p¨¦rdida de rumbo de D'Arcier, harto visible en la presente edici¨®n? Chi lo sa.
Se habl¨® de que durante el cincuentenario iba a realizarse, entre Avi?¨®n y Barcelona, una especie de jumelage teatral-sentimental. Nadie sabe en qu¨¦ demonios va a concretarse eso. Por el momento, sigue siendo una inc¨®gnita. Aunque, en mi opini¨®n, la verdadera inc¨®gnita es el futuro, la nueva direcci¨®n del Festival de Avi?¨®n. Lo que est¨¢ claro es que as¨ª, como en este a?o, no puede continuar.
Babelia
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