El Gobierno brit¨¢nico descarta endurecer la legislaci¨®n contra los excesos de la prensa
Nuevo intento de forzar la autorregulaci¨®n de la profesi¨®n period¨ªstica
El lunes fue un buen d¨ªa para la prensa sensacionalista brit¨¢nica. Despu¨¦s de un largo per¨ªodo de debate, el Gobierno conservador desvel¨® su intenci¨®n de no incrementar las leyes coercitivas contra la prensa, confiando en que sea la propia profesi¨®n, con su capacidad de autoregularse, la que evite en el futuro los excesos informativos. Incluso ha quedado descartada, al menos de momento, una legislaci¨®n que defienda el derecho a IU privacidad de las personas.
Dos a?os despu¨¦s de lo previsto, un aguado Libro Blanco sobre la prensa, preparado por el Gobierno, fue presentado en la C¨¢mara de los Comunes. El texto defendido por la nueva ministra de Cultura y Patrimonio, Virginia Bottomley, el lunes por la noche, considera que la dif¨ªcil ecuaci¨®n entre derecho a la intimidad de los ciudadanos y libertad de prensa quedar¨ªa descompensada si los legisladores optaran por tipificar nuevas causas de delito que limitaran el uso de sofisticados artilugios t¨¦cnicos por parte de los periodistas. Por ejemplo, las c¨¢maras de objetivo telesc¨®pico o la grabaci¨®n de conversaciones telef¨®nicas.Bottomley se limit¨® a reclamar a la Press Complaints Comission -un organismo de control ¨¦tico que empez¨® a funcionar en enero de 1991, sustituyendo al antiguo Press Council- que estudie la posibilidad de crear un fondo econ¨®mico para compensar a quienes vean da?ado su derecho a la intimidad por informaciones difundidas en los medios de comunicaci¨®n.
El esperado Libro Blanco de la prensa deja, pues, las cosas como estaban hasta ahora en el Reino Unido, pese a la presi¨®n de sectores del Gobierno y del Parlamento brit¨¢nico que abogaban por un endurecimiento de la legislaci¨®n actual, y despu¨¦s de muchos a?os de tensiones entre la prensa y Westminster, durante los cuales se han dado varias "¨²ltimas oportunidades" a los tabloides.La Press Complaints Comission, organismo independiente integrado por 16 personas del mundo de la abogac¨ªa y de la prensa, y financiado por las propias empresas period¨ªsticas, ha conseguido en los ¨²ltimos seis meses hacer valer su autoridad moral en varios esc¨¢ndalos. Su presidente de los ¨²ltimos seis meses, lord Wakeham, consigui¨® esta primavera que el propio magnate de la comunicaci¨®n internacional, Rupert Murdoch -due?o de las empresas que tiran gran parte de los ejemplares de la prensa sensacionalista brit¨¢nica- se disculpara p¨²blicamente por el contenido de una informaci¨®n en el dominical News of the World de su propiedad, que afectaba a la cu?ada de la princesa Diana.Indemnizaciones
A¨²n as¨ª, pocos son los que consideran realista la sugerencia de la ministra Bottomley de crear un fondo para indemnizar a los afectados por los excesos de la prensa.
Dicho fondo tendr¨ªa que ser "recaudado" entre las empresas period¨ªsticas, poco partidarias de resolver colectivamente los "errores" de la profesi¨®n. De hecho, la mayor¨ªa de los esc¨¢ndalos que decidieron al Gobierno brit¨¢nico a iniciar en los ¨²ltimos seis a?os dos diferentes investigaciones sobre la prensa del pa¨ªs, han tenido a los tabloides como protagonistas.Aparte de los propios pol¨ªticos, la familia real brit¨¢nica ha sido la principal afectada por la feroz escalada de la prensa amarilla, que ha proporcionado esc¨¢ndalos tan c¨¦lebres como las fotos de la duquesa de York "de vacaciones" con su consejero financiero, o la transcripci¨®n de conversaciones privadas de la princesa Diana, sin olvidar las del heredero de la Corona con una mujer que no era su esposa.
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