Mi expulsi¨®n es un ataque a la Iglesia
Es bueno, y no me cansar¨¦ de repetirlo, que sepan el se?or Zabalgoitia (v¨¦ase la carta al director del pasado 5 de junio) y los lectores que mi expulsi¨®n de M¨¦xico se debe al hecho de trabajar en la di¨®cesis de San Crist¨®bal de las Casas.As¨ª lo dijo Miraci¨®n en el decreto de expulsi¨®n: se nos deporta por nuestro trabajo. Prueba de ello son los constantes ataques que nuestra di¨®cesis lleva sufriendo hace a?os por parte de los sucesivos Gobiernos, tanto estatales como nacionales, y del partido eternamente en el poder. Baste nombrar algunos de los ¨²ltimos: expulsi¨®n traicionera e injustificada del sacerdote belga Marcelo Rossaert; encarcelamiento arbitrario del sacerdote Joel Padr¨®n; encarcelamiento sin pruebas (por ello no le admitieron en la prisi¨®n de m¨¢xima seguridad de Almoloya de Ju¨¢rez) del laico Jorge Santiago, cercano colaborador del obispo Samuel Ruiz Garc¨ªa; los agravios y agresiones que el mismo Samuel ha recibido por parte de los pri¨ªstas; las constantes amenazas, trampas y barreras sufridas por los agentes de pastoral de la di¨®cesis; etc¨¦tera. "Y si esto hacen con el le?o verde, ?qu¨¦ no har¨¢n con el seco?".
Las recientes expulsiones de nosotros tres s¨®lo pueden enmarcarse en el esfuerzo gubernamental por desprestigiar a la di¨®cesis y mermar su capacidad de trabajo.
No s¨¦ qu¨¦ entender¨¢ el se?or Zabalgoitia por "asuntos de pol¨ªtica nacional"; pero la denuncia de las injusticias, o del rezago hist¨®rico que sufre el pueblo chiapaneco y que el ex presidente Salinas y el presidente Zedillo han reconocido, o de los 15.000 chiapanecos muertos cada a?o debido a la negligencia gubernamental y al abuso de poder, las denuncias de todo esto y mucho m¨¢s corresponden a todo el mundo, y especialmente a los sacerdotes.
?Proselitismo? S¨ª, del Evangelio, se?or Zabalgoitia. Y es que "hay que obedecer a Dios antes que a los hombres" (Hechos, 4, 19).
Me secuestraron y no "conforme a derecho". Me sacaron violentamente y contra mi voluntad del coche en el que iba, sin orden de aprehensi¨®n, sin acusaciones ni explicaciones, me llevaron con rumbo desconocido, sin las garant¨ªas constitucionales e internacionales. ?No es esto un rapto?
Nos torturaron psicol¨®gicamente con los interrogatorios y enga?os padecidos en el aeropuerto de M¨¦xico Distrito Federal, sin comer y sin dormir... Testigo es el se?or c¨®nsul general de la Embajada espa?ola en M¨¦xico. ?Es esto conforme a derecho? ?Es respeto a las garant¨ªas constitucionales?
La presencia gubernamental en los di¨¢logos es puro teatro y es sabido que el Ej¨¦rcito federal mexicano quiere terminar el conflicto por la v¨ªa militar.De este modo dijo Fidel Vel¨¢zquez: "Por las armas llegamos al poder y s¨®lo por las armas saldremos de ¨¦l". Y Absal¨®n Castellanos a los campesinos: "?Guerra quieren? Pues guerra van a tener".
En los di¨¢logos hablan de medidas de distensi¨®n. Como muestra de la "voluntad y buena fe del Gobierno", veamos lo ocurrido en los ¨²ltimos 15 d¨ªas: expulsi¨®n del pa¨ªs de tres sacerdotes; 17 campesinos asesinados por efectivos militares en Guerrero (nadie se cree la versi¨®n oficial); desembarco de militares en Tumbal¨¢ y Salto de Agua, Chiapas; nuevo atentado a Arturo Lona, obispo de Tehuantepec; creciente ocupaci¨®n militar del Estado de Chiapas...
Sobre las barbaridades del Ej¨¦rcito federal mexicano podr¨ªamos preguntar al Gobierno azteca acerca de los informes de Amnist¨ªa Internacional o de las organizaciones de derechos humanos. Podr¨ªamos hablar de los 500 desaparecidos reconocidos oficialmente en los ¨²ltimos a?os y de los muchos m¨¢s no reconocidos.
Por ejemplo: ?d¨®nde est¨¢ el mexicano Jos¨¦ Ram¨®n Garc¨ªa G¨®mez, esposo de una mujer espa?ola, desaparecido en diciembre de 1988 por el r¨¦gimen salinista? Y he sido testigo en el municipio de Sabanilla, de donde soy p¨¢rroco, de los asesinatos, detenciones arbitrarias e ilegales, torturas, destrucci¨®n de casas de campesinos y todo tipo de vejaciones innombrables.Siempre he dicho que lo mejor de M¨¦xico es su gente, a quienes me uno en su amor al pa¨ªs, a quienes quiero y admiro profundamente; pero mantengo, con todo respeto, que la mentira en M¨¦xico es algo institucionalizado, haciendo de ella el pan nuestro de cada d¨ªa. Ser¨ªa bueno no emplear esfuerzos en escribir cartas con insultos, sino trabajar en serio por construir en M¨¦xico la paz con justicia y dignidad que los ind¨ªgenas se merecen por ser hijos de Dios.- Sacerdote.
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