Un ma¨®ri de 25 a?os dinamita el torneo
Michael Campbell, con nueve golpes bajo par, sorprendente l¨ªder
Las nubes a¨²n negociaban en Saint Andrews cuando un aficionado anunci¨® con indifierencia en una c¨¦ntrica y maloliente cafeter¨ªa: "Ese es Michael Campbell". ?Qui¨¦n? "Campbell, un joven jugador maor¨ª". Apenas mereci¨® m¨¢s comentarios que unas cuantas dudas que nadie supo responder: ?Qu¨¦ hace en un sitio tan cutre? ?No le dan de desayunar en el campo? Evidentemente. ?Qui¨¦n se comer¨ªa un donuts brit¨¢nico y un caf¨¦ por tres libras (600 pesetas) pudiendo alimentarse en un santuario, quiz¨¢ incluso en la mesa de Ballesteros o no digamos ya en la de Nicklaus? Seis horas despu¨¦s Saint Andrews se atragant¨®. Michael Campbell, un neozeland¨¦s de raza maor¨ª de s¨®lo 25 a?os, barri¨® el m¨ªtico escenario escoc¨¦s y se situ¨® a la cabeza del torneo tras una soberbia vuelta de 65 golpes (207, -9). Parti¨® con -2 y dio un curso acelerado de magisterio, acreditado con siete birdies (-1). Los espa?oles acabaron en la trastienda: Severiano Ballesteros termin¨® con +4 (220 golpes en total) y Jos¨¦ Mar¨ªa Olaz¨¢bal, con + 2 (218).Campbell, profesional desde 1993 hizo de caddie de, su padre desde los diez a?os-, dinamit¨® el Open. Lo hizo en silencio, sin corte de curiosos a su alrededor. Emergi¨® desde la nada, con seis modestos t¨ªtulos en su curr¨ªculo y algunas actuaciones destacadas en el circuito europeo de esta temporada que le se?alan como aspirante a novato del a?o.
Con ese expediente deb¨ªa arrugarse. Ver y aprender, quiz¨¢. Pero, no. Con un juego atrevido trab¨® un birdie tras otro. En el hoyo 3. Y. luego en el 5, y m¨¢s tarde en el 7, y a¨²n en el 9. Saint Andrews, sin aliento, vaticinaba su ca¨ªda: un golpe de fortuna, se estrellar¨¢. Su aventura en los nueve primeros hoyos fue adornada con una cartelera de golpes para todos los p¨²blicos. Drives largos y secos, cortando el aire a media altura; hierros (palos para los golpes de aproximaci¨®n) precisos y putts milim¨¦tricos. Ya caer¨¢, insist¨ªan los eruditos. Pero nadie apretaba: Els y Pavin repitieron su -5, la misma tarjeta que Daly y el japon¨¦s Tomori. S¨®lo el italiano Rocca (-7) y el australiano Elkington (-6) aguantaron el tir¨®n.
Y entonces se asom¨® de soslayo al 17. Un t¨²nel del terror. En su l¨¢pida se advert¨ªa que antes de la jornada de ayer se hab¨ªa empachado de bogeys (124) y dobles bogeys (30). Se fue al bunker de la carretera, un cepo imposible para los mortales y m¨¢s de un profesional. Su bola se incrust¨® en un lateral, apenas cab¨ªa la cara de su palo. Ten¨ªa que caer, grit¨® la grada con machaconer¨ªa. Todo hac¨ªa prever que jugar¨ªa hacia atr¨¢s, en retroceso. Una manera legal de perder un golpe y evitar un atasco en la arena. Agarr¨® el palo, ajust¨® su gorra de colegial y se elev¨® de puntillas para discernir el pico de la bandera. La bola se clav¨® a poco m¨¢s de un metro y salv¨® el par. Ah¨ª firm¨® su sentencia. La tribuna (Escocia) sabia rectific¨®: "Puede que no caiga".
Poco antes ya se hab¨ªan doblado los espa?ioles. El viento, enrabietado durante la ma?ana, con r¨¢fagas de 60 kil¨®metros por hora, se los llev¨® al. limbo. Con el soplo en contra, tanto Ballesteros como Olaz¨¢bal sucumbieron. Sus opciones, tras partir con el par, se esfumaron. Y su salud empeor¨®: la espalda de Ballesteros y el pie de Olaz¨¢bal.
Ballesteros y Olaz¨¢bal partieron a media ma?ana, en partidos sucesivos. Para entonces, Miguel ?ngel Jim¨¦nez y Pedro Linhart ya hab¨ªan volado hacia 224 golpes (+ 8) -m¨¢s tarde Rivero acab¨® con + 1-. En apenas un suspiro, en el hoyo 2, los dos espa?oles cometieron su primer bogey (+ 1). Olaz¨¢bal encaden¨® otro en el 3 y Severiano en el 4. Mal presagio. Las cinco primeras banderas se hicieron interminables. Ni con dos golpes se adivinaba el green. El cierre de la primera vuelta fue tormentoso. Cuatro por encima el de Hondarribia y tres, el de Pedre?a. N¨²meros del mont¨®n: de los 71 jugadores que hab¨ªan finalizado ya los nueve hoyos, s¨®lo nueve tuvieron resultados positivos.
La vuelta hacia el edificio presidencial del viejo Old Course que cobija al hoyo 18, fue m¨¢s sutil. El viento negociaba de derecha a izquierda, o viceversa. Al menos, permit¨ªa negociar cada palo. Y llegar a los birdies: uno Ballesteros y tres Olaz¨¢bal. Pero tambi¨¦n nuevas crisis (dos bogeys cada uno). Y un desenlace fatal: el Open por los aires, sin un cometa espa?ol. "No me he podido concentrar", dijo Ballesteros. "Me he levantado muy mal del pie, lo he pasado muy mal", le sucedi¨® a Jos¨¦ Mar¨ªa Olaz¨¢bal.
Clasificaci¨®n
1. Campbell (Nueva Zelanda, -9). 2. Rocca (Italia, -7). 3. Elkington (Australia, -6). 4. Els (Sur¨¢frica, -5). Pavin (EE UU, -5). Daly (EE UU, -5). Tomori (Jap¨®n, -5). Torrance (Escocia, -4). Rivero (+ 1). Olaz¨¢bal (+2). Ballesteros (+4). Jim¨¦nez (+ 8). Linhart (+ 8).
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