Hacia un acuerdo para la ciencia.
En un art¨ªculo anterior (?Es la ciencia necesar¨ªa? EL PA?S del 17 de mayo de 1995), y m¨¢s recientemente en otro (?Ciencia b¨¢sica o aplicada en Espa?a? EL PA?S del 28 de junio 1995) se hac¨ªa referencia al inter¨¦s social de la ciencia y se destacaba la necesidad de que los responsables pol¨ªticos asumieran la idea de que la investigaci¨®n en Espa?a tiene que crecer. Este crecimiento, cuya meta final ser¨ªa lograr la proximidad de la ciencia espa?ola a la de los pa¨ªses europeos de referencia, habr¨ªa de producirse sin sobresaltos dentro de los planteamientos espec¨ªficos de las diferentes opciones pol¨ªticas. El desarrollo de la ciencia requiere unos factores b¨¢sicos, como tiempo, dinero, continuidad en las acciones de incorporaci¨®n de personal, condiciones para su aplicaci¨®n tecnol¨®gica, entorno cient¨ªfico adecuado, etc¨¦tera., Es muy dif¨ªcil prever d¨®nde van a surgir aquellas ideas o descubrimientos que van a tener mayor importancia o una aplicaci¨®n m¨¢s trascendental. Por ello, es necesario el mantenimiento arm¨®nico y din¨¢mico de las condiciones para el avance cient¨ªfico, algunas de las cuales pueden satisfacerse de diferentes formas. Por ejemplo, la industria puede, y debe financiar y facilitar el desarrollo de tecnolog¨ªa y su incorporaci¨®n al proceso productivo.
Pero es dif¨ªcil que se planteen objetivos que requieran tiempos de ejecuci¨®n muy largos, o que creen entornos acad¨¦micos en los que se facilite la integraci¨®n de conocimientos sin objetivos de aplicaci¨®n inmediata. El Estado tiene la responsabilidad de mantener y desarrollar ¨¢reas de investigaci¨®n b¨¢sica de alta calidad, ya, que es desde ah¨ª desde donde surgir¨¢n aquellas ideas que posibiliten el progreso material e intelectual. ?Qui¨¦n podr¨ªa haber anticipado que una enzima bacteriana abrir¨ªa el camino a la ingenier¨ªa gen¨¦tica?, ?o que el estudio de ciertos genes de levaduras podr¨ªa dar claves para empezar a entender el c¨¢ncer humano? Igualmente, el avance de las t¨¦cnicas bioqu¨ªmicas ha facilitado desde la creaci¨®n de nuevas vacunas hasta la identificaci¨®n inequ¨ªvoca de individuos en medicina forense
Esto no significa que no se deban establecer ¨¢reas prioritarias de investigaci¨®n sobre objetivos de inter¨¦s social y econ¨®mico: es de destacar el enorme esfuerzo de racionalizaci¨®n, ordenaci¨®n y aprovechamiento de recursos que han supuesto los planes nacionales de I + D en los ¨²ltimos a?os en Espa?a y el establecimiento de organismos que han regulado dicho esfuerzo. Una ense?anza clara es que se debe mantener la actividad cient¨ªfica pluridisciplinar de alta calidad para que sirva de caldo de cultivo que posibilite la aparici¨®n de nuevas ideas y procesos.
La consecuci¨®n de un desarrollo arm¨®nico de la actividad cient¨ªfica no s¨®lo es una cuesti¨®n econ¨®mica. El tiempo es un elemento fundamental: no podemos permitirnos el lujo de hacer inversiones que puedan malograrse por una inadecuada planificaci¨®n, ni es concebible un desarrollo cient¨ªfico si el proceso est¨¢ sometido a los vaivenes de cambios presupuestarios y pol¨ªticos. Es necesario concebir la investigaci¨®n cient¨ªfica como un objetivo estrat¨¦gico, si se quiere dotar a este pa¨ªs de un instrumento decisivo para la continuidad de su desarrollo tecnol¨®gico y para asegurar que no malgastamos las inversiones realizadas. La concepci¨®n del desarrollo cient¨ªfico y tecnol¨®gico como objetivo estrat¨¦gico debe ser aceptada social y pol¨ªticamente. Por ello ser¨ªa deseable un encuentro entre investigadores, pol¨ªticos y representantes sociales y econ¨®micos para sentar las bases de un acuerdo razonable que ordenara nuestro f¨²turo en investigaci¨®n y desarrollo. Firman tambi¨¦n
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