Italia sigue sin levantar cabeza
A a?o y medio del triunfo de Berlusconi, el sistema pol¨ªtico no se ha repuesto de los esc¨¢ndalos
Parece que en Italia se discute sobre todo de si las elecciones generales se acercan o se alejan, y, sin embargo, ese debate no es m¨¢s que el s¨ªntoma de una inquietud, la medida de hasta qu¨¦ punto resulta dif¨ªcil reconstruir un sistema pol¨ªtico cuando ha sido reducido a cero por esc¨¢ndalos y noticias de corrupci¨®n que liquidaron a toda una clase pol¨ªtica. En marzo de 1994, tras el triunfo de Silvio Berlusconi en las elecciones legislativas, se dijo: "La historia pasa de p¨¢gina. Nace la Segunda Rep¨²blica". Hoy, al t¨¦rmino del Gobierno de emergencia llamado para cortar. una fase de enfrentamientos sin cuartel que amenaz¨® las instituciones, resulta evidente que la reconstrucci¨®n est¨¢ lejos.Hay una novedad importante: la izquierda y la derecha cooperan ahora para normalizar la situaci¨®n y han dejado de deslegitimarse mutuamente. Se vuelve a pensar en las urnas para salir de una situaci¨®n bloqueada, y es l¨®gico que as¨ª sea, porque las elecciones son la v¨ªa de desarrollo de toda democracia. Pero son muchos los contrarios a esa alternativa.
No quiere las elecciones la Liga Norte, el partido que, asaltando el feudo septentrional de la Democracia Cristiana (DC), contribuy¨® decisivamente a la crisis del anterior sistema y que luego puso en crisis al Gobierno de Berlusconi.
Tampoco las quieren los distintos grup¨²sculos resultantes de la descomposici¨®n de la DC -que son ya cuatro- y de otros partidos como el republicano o el socialista. Son los llamados matojos, en referencia a su car¨¢cter parcialmente subsidiario de una izquierda vegetariana que se identifica con el olivo, signo de Romano Prodi, su candidato a primer ministro, y con la encina s¨ªmbolo del Partido Democr¨¢tico de la Izquierda (PDS). La met¨¢fora ha tenido tanto ¨¦xito que el t¨¦rmino matojo se aplica tambi¨¦n impropiamente a los ex democristianos y ex liberales englobados en ese otro s¨ªmbolo m¨¢s bien met¨¢lico del Polo de la Libertad, que caracteriza al centroderecha.
Suele decirse que esos grup¨²sculos rechazan las urnas, sobre todo, porque temen ser definitivamente barridos por el nuevo sistema electoral mayoritario introducido en Italia. Claro que tambi¨¦n se dice que si Berlusconi quiere que se vote de inmediato es, sobre todo, por que cada d¨ªa que pasa en la oposici¨®n quema sus decrecientes posibilidades de volver a gobernar.
Los matojos coinciden con el presidente de la Rep¨²blica, Oscar Luigi Scalfaro, o con la presidenta de la C¨¢mara, Irene Pivetti, procedente de la Liga, en un argumento: el riesgo de las elecciones es que se vuelvan a repetir los resultados fraccionados de hace dos a?os y la consiguiente ingobernabilidad. No se puede, por ello, votar sin introducir nuevas reformas en el sistema que garanticen la formaci¨®n de una mayor¨ªa.
Los sondeos apoyan esta tesis: los ¨²ltimos en circulaci¨®n dan a la derecha un 43,1 % de votos y a la izquierda un 37,9%, quedando un 5% para la Liga Norte y un 8,6% para Refundaci¨®n Comunista. En tales condiciones, cualquier mayor¨ªa tiende a resultar inestable, sobre todo si se tiene en cuenta la escasa fiabilidad que ofrece cualquier alianza con la Liga.
Los sondeos dan al PDS como primer partido, con un 24,5% de votos, seguido de Forza Italia y Alianza Nacional (AN), casi empatadas en torno al 19%.
Seguramente, no ignoran estos datos las propuestas y contrapropuestas sobre c¨®mo superar el Gobierno t¨¦cnico de Lamberto Dini que se han sucedido en las ¨²ltimas horas, dando la imagen de una gran confusi¨®n en el debate pol¨ªtico y de agudas divisiones dentro de los dos bloques de centro-derecha y centro-izquierda. Resulta dif¨ªcil distinguir cu¨¢les de esas propuestas son genuinas y cu¨¢les un simple expediente para acelerar o retrasar las elecciones. El retraso quema la candidatura de Pro di tanto como la de Berlusconi, y favorece el deseo de reconstruir un tercer polo de centro que expresan las minor¨ªas.
Cronol¨®gicamente, los hechos han tenido el siguiente desarrollo: hace una semana, los dos bloques llegaron a un acuerdo sobre algunas normas m¨ªnimas para ir a votar y sobre la apertura de una fase constituyente que implicar¨ªa aplazar las elecciones generales. Silvio Berlusconi rechaz¨® inmediatamente el compromiso suscrito por sus aliados y por su propia Forza Italia, advirtiendo que s¨®lo aceptar¨ªa los acuerdos sobre normas m¨ªnimas en el supuesto de que se vote en noviembre.
Massimo d'Alema, secretario del PDS, preocupado por el futuro de la candidatura de Prodi y por la dificultad de formar un Gobierno alternativo al de Dini, reponde que, si se demuestra que las posiciones de los bloques sobre la reforma constitucional est¨¢n muy distanciadas, habr¨¢ que renovar el Parlamento.
Berlusconi reiter¨® a continuaci¨®n que quien gane las pr¨®ximas elecciones podr¨¢ reformar la Constituci¨®n por mayor¨ªa simple, seg¨²n prev¨¦ la normativa vigente, y preciso que pretende introducir un presidencialismo a la norteamericana, por el que el presidente del Gobierno y de la Rep¨²blica sean la misma persona.
La propuesta de Berlusconi no encuentra consenso dentro del Polo, ya que tanto Fini como los ex democristianos de ese bloque prefieren un presidencialismo a la francesa. Incluso Giuliano Urbani, consejero pol¨ªtico del l¨ªder de FI, se distancia.
D'Alema dijo que Berlusconi quiere m¨¢s poder que Mussolini y exigi¨® que antes de las elecciones generales se introduzca una norma que impida reformar la Constituci¨®n sin una mayor¨ªa de los dos tercios de las c¨¢maras. Berlusconi respondi¨® que, para evitar el aplazamiento electoral que implicar¨ªa la aprobaci¨®n de esa norma, est¨¢ dispuesto a dar garant¨ªas de que la Constituci¨®n no ser¨¢ reformada sin un compromiso amplio. D'Alema se muestra dispuesto a aceptar ese compromiso, pero sus aliados y un sector del propio PDS le piden que no lo haga..
Estando as¨ª las cosas, cuando parece de nuevo que se puede llegar a las elecciones en oto?o, Fini lanza su propuesta de elegir una Asamblea Constituyente y acordar un Gobierno de unidad, integrado por la izquierda y la derecha, capaz de garantizar un largo periodo de reformas previo a las elecciones. Antes de que pudiera responder la izquierda, Berlusconi rechaz¨® la propuesta de Fini.
Durante esta semana que comienza, el debate parlamentario sobre la reforma deber¨¢ aclarar si prospera el acuerdo de garant¨ªas entre Berlusconi y D'Alema, y si la propuesta del l¨ªder de AN tiene alg¨²n futuro. Pero el Juego de verdad llegar¨¢ en septiembre, cuando Dini presente la dimisi¨®n, tras la aprobaci¨®n de los presupuestos. Entonces s¨ª que la pol¨ªtica italiana tendr¨¢ que optar por alg¨²n camino.
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