El retorno de lo pol¨ªtico
Tras la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn, se extendi¨® una nueva imagen del mundo: la econom¨ªa, la cultura e incluso la pol¨ªtica se mundializaron. El fin de la guerra fr¨ªa conllevaba el ¨¦xito hegem¨®nico de lo que era a la vez el sistema econ¨®mico, mundial y el imperio norteamericano. La propia izquierda, despu¨¦s de abandonar el concepto de imperialismo nacido a principios de siglo, acept¨® la idea de Fernand Braudel e Immanuel Wallerstein de la econom¨ªa planetaria, y los intelectuales denunciaron el derrumbe de las viejas y profundas culturas nacionales cubiertas por la cultura de masas. Los grandes centros econ¨®micos mundiales parec¨ªan cada vez m¨¢s estrechamente interconectados y sobre todo las econom¨ªas nacionales y las gran des empresas parec¨ªan impotentes ante los movimientos de una masa gigantesca de tres o cuatro billones de d¨®lares capaz de desplazarse instant¨¢neamente y de hacer caer las monedas m¨¢s respetadas. Los golden boys de Wall Street y de la City se convirtieron en los reyes de un mundo Financiero abstracto, mientras disminu¨ªa el inter¨¦s por la producci¨®n industrial y los Gobiernos, en vez de ser los agentes del orden y de la integraci¨®n nacional o de la justicia social, se reduc¨ªan a ser los defensores de la moneda nacional en una econom¨ªa internacional desenfrenada. El mundo asisti¨® en esos a?os a un choque financiero liberal, mucho m¨¢s brutal que la gran industrializaci¨®n capitalista salvaje de Inglaterra o B¨¦lgica en el siglo XIX. La econom¨ªa financiera se liber¨® de todas las formas de control social y pol¨ªtico, y se derrumbaron todas las formas de voluntarismo de Estado, del comunismo sovi¨¦tico a la socialdemocracia escandinava, el estatismo indio o el desarrollismo brasile?o. Es cierto que ese periodo no ha terminado, y que las fuerzas sociales, los sindicatos, los ecologistas o los grupos de consumidores siguen siendo impotentes ante el capitalismo financiero mundializado. Pero es dudoso que dure mucho tiempo el triunfo de un mercado mundial sin centro y sin otra nacionalidad que la b¨²squeda del beneficio inmediato. La vuelta de lo pol¨ªtico no se produce desde abajo, a trav¨¦s de las reivindicaciones sociales, sino desde arriba, con el enfrentamiento entre centros de poder al mismo tiempo pol¨ªticos y econ¨®micos, y, por tanto, entre modelos de sociedad. No fueron los europeos los que desencadenaron esta vuelta a lo pol¨ªtico, como se podr¨ªa haber previsto. Aunque Delors y la CDU alemana repitieron durante a?os que hab¨ªa que crear una Europa pol¨ªtica, nadie les sigui¨®, y casi nadie habla ya de una Europa federal. Los franceses se han acercado a los brit¨¢nicos, aunque sin romper por ello su construcci¨®n de una moneda ¨²nica con los alemanes y los pa¨ªses del Benelux. El humillante fracaso en Bosnia ha demostrado que los europeos, que siguieron sin quejarse las iniciativas norteamericanas en el Golfo, eran incapaces de tomar la menor decisi¨®n conjunta, aunque el horror estaba a sus puertas.
Fue EE UU el que rompi¨® la apariencia de mundializaci¨®n del sistema internacional. Lo hizo entablando una guerra comercial con Jap¨®n y reconquistando mercados gracias a la bien gestionada ca¨ªda del d¨®lar, que amenaza, con poner fin a la incipiente recuperaci¨®n que Europa esperaba que llevase a un retroceso del paro. De forma paralela, cada vez resulta m¨¢s dif¨ªcil calificar de mundial una industria cultural basada en el cine, la TV y los multimedia y que difunde por doquier productos t¨ªpicamente americanos, lo que reduce a los otros pa¨ªses a museos visitados por turistas. El monopolio de la creatividad se refuerza, y mientras, los intelectuales lanzan rid¨ªculamente un anatema contra esa cultura de masas encerr¨¢ndose en la defensa de su propio monopolio de la expresi¨®n cultural. EE UU no s¨®lo ha construido una industria cultural potente, ha inventado el tipo de sociedad que corresponde a su hegemon¨ªa financiera y cultural. La sociedad estadounidense se ha fragmentado. Por un lado est¨¢ la ¨¦lite dirigente mundial, y por otro unas comunidades cada vez m¨¢s aisladas, lo que favorece la diversidad, pero tambi¨¦n la segregaci¨®n; y, por otro lado, hay una vasta zona de pobreza, de violencia y de abandono.
Este modelo de sociedad podr¨ªa extenderse por el planeta. Pero parto de la hip¨®tesis de que esta evoluci¨®n, anunciada por muchos como ineludible, no se producir¨¢, y que, por el contrario, se asistir ¨¢ a la fragmentaci¨®n del mundo y a la formaci¨®n de tres polos de desarrollo que corresponden no s¨®lo a centros de decisi¨®n pol¨ªticos y econ¨®micos en competencia o en conflicto, sino sobre todo a tipos de sociedad cada vez m¨¢s diferentes.
Europa occidental ha sufrido el choque liberal; los reg¨ªmenes socialdem¨®cratas se han destruido o resquebrajado, pero, cada vez con m¨¢s claridad, el continente trata de reconstruir un control social y pol¨ªtico de la econom¨ªa. El caso m¨¢s visible y logrado es el de Alemania. Ese pa¨ªs se puso por tarea principal su unificaci¨®n y la incorporaci¨®n de los pa¨ªses de Europa central a Europa occidental o a una Mitteleuropa dirigida desde Francfort y Berl¨ªn. Al mismo tiempo que la econom¨ªa alemana refuerza sus tendencias exportadoras, mantiene su car¨¢cter m¨¢s industrial que financiero y, sobre todo, responde a los cambios acelerados gracias a la negociaci¨®n colectiva entre patronos y sindicatos y a la acentuaci¨®n de las presiones del Estado. Italia pareci¨® seguir un rumbo contrario, pero justo despu¨¦s de la llegada al poder de Berlusconi debido al derrumbe de un sistema pol¨ªtico corrupto, ¨¦ste fue expulsado, y un Gobierno de t¨¦cnicos se dispuso a reconstruir el Estado imponiendo, en primer lugar, una valiente reforma de las pensiones. En Francia, las elecciones presidenciales supusieron el triunfo de la derecha; pero no se trata de la derecha liberal, y su discurso es voluntarista. En Suecia, los socialdem¨®cratas han vuelto al poder, y en Espa?a la victoria de la derecha ha sido m¨¢s limitada de lo previsto y ha servido, sobre todo, para dar mayor fuerza pol¨ªtica a una Catalu?a en plena expansi¨®n y afirmaci¨®n de su identidad. Todas las sociedades europeas consideran la lucha contra la exclusi¨®n y la dualizaci¨®n como su tarea principal, y ya no se oye a los que hablaban de reducir la intervenci¨®n del Estado.
Jap¨®n y el Este asi¨¢tico, por su parte, se alejan cada vez m¨¢s abiertamente del modelo occidental que parec¨ªa el ¨²nico posible. Cada vez se habla m¨¢s de un modelo asi¨¢tico que combina el liberalismo econ¨®mico con el autoritarismo pol¨ªtico. Es cierto que Corea parece muy comprometida con la democratizaci¨®n, y que Taiwan, en los ¨²ltimos a?os parece seguir el mismo camino; pero Jap¨®n no ha tomado una decisi¨®n irrevocable y su sistema pol¨ªtico est¨¢ lo "suficientemente podrido como para dejar el poder real a una ¨¦lite m¨¢s nacional que financiera. Singapur, Malaisia y sobre todo Indonesia han manifestado su voluntad de establecer un tipo de democracia que no tiene nada que ver con lo que Occidente entiende por tal.
La diferenciaci¨®n de estos tres polos econ¨®micos, pero tambi¨¦n pol¨ªticos y culturales, se ve facilitada por la importancia de las zonas de caza, mercados donde se van a enfrentar: China es el m¨¢s importante y Am¨¦rica Latina el prometedor a corto plazo. La diferenciaci¨®n tambi¨¦n se ve facilitada por el fracaso de la pol¨ªtica liberal en Rusia, que muestra los estrechos l¨ªmites de la extensi¨®n del modelo de la UE, que en la actualidad no puede ir m¨¢s all¨¢ de la Rep¨²blica Checa, Eslovaquia, Hungr¨ªa y Polonia y los pa¨ªses b¨¢lticos; mientras, los donativos occidentales mantienen a duras penas a Georgia y Armenia fuera del caos.
Debemos acostumbramos a vivir en un mundo polic¨¦ntrico y no en un universo mundializado. La hegemon¨ªa norteamericana estaba ligada a la guerra fr¨ªa y a la existencia de un arsenal nuclear que era el ¨²nico capaz de proteger a Occidente de la fuerza militar sovi¨¦tica. Ahora, las fuerzas centr¨ªfugas son mayores que las fuerzas de integraci¨®n del mercado mundial. Eso supone tambi¨¦n el retorno de lo pol¨ªtico, para bien y para mal.
es soci¨®logo y director del Instituto de Estudios Superiores de Par¨ªs.
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