Molins

Anoten este apellido y recuerden toda la vida el instante hist¨®rico, en el que Converg¨¨ncia i Uni¨® deja de amparar a Felipe Gonz¨¢lez y tras pasa esa responsabilidad a la opi ni¨®n p¨²blica. Sus se?or¨ªas no po d¨ªan creer lo que o¨ªan, los diputados de CiU tampoco y Molins no ten¨ªa m¨¢s remedio que creerlo porque lo estaba leyendo, pero de vez en cuando se daba en la cabeza con los nudillos y no sab¨ªa si le hab¨ªan robado el donut o la cartera. Nada m¨¢s tras pasado el boniato caliente de la opini¨®n publica, Pujol se ha refugiado en el cantinflismo m¨¢s depurado, mientras Duran Lleida parece haber detectado el virus de la Telef¨®nica en el ordenador mental del redactor del discurso de Molins. La opini¨®n p¨²blica piensa que aunque Garc¨ªa Damborenea mienta, Felipe Gonz¨¢lez no dice la verdad. O bien estos chicos despu¨¦s del 23-F no pod¨ªan mantener a raya democr¨¢tica a los aparatos represivos heredados, o no se atrev¨ªan a hacerlo por temor a no tener quien combatiera el terrorismo, o unos cuantos jugaron a estadistas y a cloacas como todos hemos jugados alguna vez a m¨¦dicos y a pap¨¢s y a mam¨¢s.

En cualquier caso, compraron los servicios antidem¨®cr¨¢ticos a precio de oro, y para la evidencia de estos extremos no es necesario esperar la sanci¨®n de la opini¨®n p¨²blica, basta tener el don de la obviedad. Demasiadas veces insinuaron entre sonrisitas que ellos eran la X, la Z y la Y. Demasiadas veces les rieron la gracia muchos de los que ahora se rasgan las vestiduras disfrazando de tragedia ¨¦tica lo que es tragicomedia electoralista.

Y a los que se hagan ilusiones sobre catarsis, si el PSOE no asciende a Rodr¨ªguez Galindo lo ascender¨¢ el PP cuando est¨¦ en condiciones de jugar a estadista y Molins se vea obligado a justificar nuevas gobernabilidades.