El equilibrio del terror
La disuasi¨®n nuclear evit¨® que la guerra fr¨ªa se volviera caliente.
El bombardeo de Hiroshima y Nagasaki en agosto de 1945 marc¨® el inicio de la era nuclear. A partir de aquel momento, ese armamento cambi¨® de funci¨®n. El terror que suscitaban las nuevas. armas ten¨ªa colmo objetivo evitar una nueva calcinaci¨®n del planeta. Se. calcula que habr¨ªan sido necesarios 730 bombarderos B29 para. alcanzar el resultado que uno solo consigui¨® al lanzar la bomba at¨®mica sobre Hiroshima. Pero tambi¨¦n se calcula que habr¨ªan sido necesarias 400 bombas at¨®micas para, infligir a Alemania la destrucci¨®n que conoci¨® en cuatro a?os.Algunos expertos, como Bernard Brodiel hicieron en mayo de 1947 una observaci¨®n adecuada: "Hasta el momento, el. objetivo de los aparatos militares ha sido el de. ganar las guerras, En lo sucesivo ser¨¢ el de evitarlas". Pero, precisamente estos aparatos reemplazaron en sus c¨¢lculos a una Alemania vencida por la Uni¨®n Sovi¨¦tica cada vez, m¨¢s hostil y que pr¨¢cticamente no se desarm¨®; en caso de conflicto; ser¨ªa tratada de igual manera gracias al monopolio at¨®mico que se estimaba durar¨ªa de 10 a 15 a?os. Uno de los primeros planes de guerra de la Fuerza A¨¦rea de EE UU, registrado en 1948 Con el nombre de Media Luna, preve¨ªa una fase inicial de bombardeos durante 30 d¨ªas -no todos at¨®micos- contra 70 zonas sovi¨¦ticas espec¨ªficas, habitadas por cerca de 28 millones de personas
. De hecho, los dirigentes pol¨ªticos no lo entendieron as¨ª. Harry Truman, el ¨²nico presidente estadounidense que decidi¨® emplear la bomba at¨®mica, estimaba -a diferencia de sus jefes militares- que no era un arma militar. "Sirve para destruir a mujeres, ni?os y civiles desarmados, no para lograr un objetivo militar" explic¨® a David Lilienthal, uno de los primeros industriales del ¨¢tomo.
En noviembre de 1945, Truman firm¨® con Clement Atlee, el primer ministro brit¨¢nico, una d¨¦claraci¨®n afirmando que "ning¨²n pa¨ªs puede tener el monopolio para la utilizaci¨®n" de estas armas. Esto se tradujo unos meses despu¨¦s en el Plan Baruch, que preve¨ªa que un organismo internacional gestionase las instalaciones nucleares de todos los pa¨ªses. El representante sovi¨¦tico ante la ONU, Andr¨¦i. Gromiko se neg¨® a firmar y con su niet enterr¨® en julio de 1946 el primer intento de control at¨®mico.
Competencia sovi¨¦tica
La pol¨ªtica de EE UU se endureci¨® a partir de 1953 por una serie de factores. En primer lugar, la primera prueba sovi¨¦tica en 1949 desbanc¨® antes de lo previsto el monopolio norteamericano. Y Mosc¨² tom¨® la iniciativa con respecto a la superbomba, 200 veces m¨¢s potente que la at¨®mica, la bomba de hidr¨®geno. El c¨¢mbio de Gobierno en Washington tambi¨¦n influy¨®. Dwight Eisenhower y los republicanos reprochaban a los dem¨®cratas el haber "perdido China" y haberse dejado involucrar en la guerra de Corea, la primera en la que EE UU no obtuvo la victoria.Con la multiplicaci¨®n de las pruebas (efectuadas a gran escala en 1946 en las islas Bikini, en el Pac¨ªfico, y a partir de 1948 en Eniwetok el arsenal at¨®mico de EE UU pas¨® de cuatro bombas en 1945 a 400 en 1949 y a varios miles en los a?os cincuenta. Y las fuerzas a¨¦reas dispon¨ªan de una formidable flota de m¨¢s de 2.000 bombarderos capaces de llegar a la Uni¨®n Sovi¨¦tica.
En este momento intervino John Foster Dulles, el omnipotente secretario de, Eisenhower. Su doctrina de represalias masivas,. formulada en 1954 era una de las opciones que se reservaba. Washington en caso de una nueva agresi¨®n comunista ,en vez de intentar resistir sobre el terreno como en Corea se dejaba abierta, la puerta a una respuesta, "con los medios y en los lugares escogidos" dejando al agresor en la ignorancia sobre ellos.
La respuesta ser¨ªa masiva: "El potencial agresor no debe tener ninguna duda de que sufrir¨¢. un da?o muy superior a cualquier ganancia que pudiera obtener a trav¨¦s de un ataque". Se trataba de una pol¨ªtica de escalada deliberada, posteriormente denominada brinkmanship o tendencia a rozar el abismo. De hecho ni ¨¦sta ni la pol¨ªtica de roll back, (para hacer, retroceder al comunismo) fueron jam¨¢s aplicadas. Pero su objetivo se cumpli¨®: no se produjo ?ing¨²n desaf¨ªo comunista desde el fin de la guerra de Corea hasta las primeras presiones de Nikita Jruschov sobre Berl¨ªn en 1958.
El anuncio, en agosto de 1957, del lanzamiento del primer cohete intercontinental ruso cambi¨® la situaci¨®n. Estados Unidos tuvo que aceptar que su territorio, sus ciudades, eran vulnerables a un ataque nuclear. Y este ataque podr¨ªa surgir como un rayo, sobre todo si se tiene en cuenta el secretismo que envolv¨ªa a la dictadura sovi¨¦tica. El choque psicol¨®gico fue terrible y provoc¨® una avalancha sin precedentes, de estudios y an¨¢lisis en EE UU. McNamara, el brillante ministro de John Kennedy, instalado en el Pent¨¢gono, en 1961, consagr¨® la noci¨®n de la destrucci¨®n mutua asegurada, que aseguraba que en caso de agresion , siempre se producir¨ªa un ataque respuesta . La izquierda, liberal norteamericana adopt¨® ¨¦sta estrategia, conocida en ingl¨¦s bajo el acr¨®nimo Mad, que fue desechada por Ronald Reagan. Los l¨ªmites. fijados por McNamara al arsenal at¨®mico de EE UU nunca fueron traspasados, ni siquiera cuando los sovi¨¦ticos lo hicieron. McNamara inici¨® un programa de bunkers antinucleares y un segundo de misiles antimisiles que fueron desechados (eran contrarios a la filosof¨ªa del Mad).
Matarse varias veces
A partir de este momento la evoluci¨®n se hace m¨¢s lenta y depende sobre todo de las. innovaciones, tecnol¨®gicas. Los progresos se encaminan hacia la miniaturizaci¨®n de las armas y la reducci¨®n de la carga explosiva. Se imponen las. ideas que asimilan la proliferaci¨®n con la sobrecapacidad de exterminio. Y de hecho el n¨²mero total de megatones del arsenal de EE UU fue dividido por cuatro en 30 a?os. Pero la evoluci¨®n tambi¨¦n lleva a la aberraci¨®n de las armas nucleares t¨¢cticas., En los a?os cincuenta, cerca de17.000 proyectiles de este tipo (obuses at¨®micos, minas nucleares y otros proyectiles llamados de teatro) fueron almacenados en Europa sin poder explicar c¨®mo y cu¨¢ndo ser¨ªan utilizados. Algunos tambi¨¦n calificaron de positivo el desarrollo, 20. a?os. m¨¢s tarde, de la bomba de neutrones, que mata por radiaci¨®n a los soldados que se encuentran dentro de los tanques y por tanto limita los "da?os colaterales" [civiles].
Otros dos progresos, resultaron a¨²n m¨¢s desestabilizadores: los nuevos misiles desarrollados pod¨ªan ser lanzados sin preparativos, dejando tan s¨®lo unos 20 minutos a las victimas para tomar una decisi¨®n, y,eran cada vez, m¨¢s precisos, con un error te¨®rico de 200 metros en los a?os setenta. Schlesinger, el ¨²ltimo secretario de, Nixon confirm¨® en 1974 la orientaci¨®n anti-fuerza de su arsenal En vez de apunta objetivos, blandos, es decir, las ciudades enemigas, se optar¨ªa primero por los objetivos duros, o m¨ªl¨ªtares. Se pretend¨ªa evitar represalias sobre las. ciudades. Los, propios misiles se hab¨ªan vuelto vulnerables. El misil de cabeza m¨²ltiple desarrollado por los norteamericanos en 1968 tampoco arregl¨® la situaci¨®n puesto que la potencia, que atacase, primero podr¨ªa neutralizar varias de las armas del enemigo con una de las suyas. De hecho, los ¨¢nimos se hab¨ªan calmado con bastante anterioridad al fin de la guerra fr¨ªa. La crisis de los misiles en Cuba hizo que, un viento fr¨ªo recorriera el mundo. Y en 1969 comenzaron las negociaciones SALT y, START (conversaciones para la limitaci¨®n y reducci¨®n de armas estrat¨¦gicas), justo cuando la Uni¨®n Sovi¨¦tica hab¨ªa alcanzado a Estados Unidos con respecto a la cantidad de su arsenal, aunque no con respecto a la tecnolog¨ªa.
Hoy todav¨ªa nos queda una paradoja y una pregunta. La paradoja es que la guerra fr¨ªa nunca estuvo tan caliente como en los a?os cuarenta -cuando la disuasi¨®n, por el monopolio de EE UU, deber¨ªa haber estado en su punto m¨¢s alto-
La pregunta, felizmente te¨®rica, es la de saber lo que hubiera hecho EE UU de haberse producido una agresi¨®n sovi¨¦tica contra Europa. Pero la estabilidad se consigui¨® precisamente a base de incertidumbres como ¨¦sta. Como escribi¨® el historiador brit¨¢nico Lawrence Freedman, "el rey de la disuasi¨®n est¨¢ desnudo" pero sigue siendo el rey".
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