Cae Krajina
LA BANDERA croata ondea ya en la fortaleza medieval de Knin, capital de lo que ha sido durante cuatro a?os la autoproclamada rep¨²blica serbia de Krajina y que, a tenor de las noticias sobre el imparable avance de la ofensiva croata, podr¨ªa estar a punto de desaparecer. Las protestas internacionales contra esta operaci¨®n militar de Zagreb no han sido muchas y en su mayor parte testimoniales. Las diferencias de matiz entre los miembros de la Uni¨®n Europea y la OTAN, con una comprensi¨®n manifiesta por parte de EE UU y Alemania y condenas m¨¢s solemnes por parte de otros, no pueden ocultar la convicci¨®n muy extendida de que, salvo una ya muy improbable intervenci¨®n de Serbia, la victoria croata soluciona m¨¢s problemas de los que causa y abre nuevas posibilidades a la negociaci¨®n en Bosnia.Son varias las razone! para la tibieza de la condena. Por una parte, la comunidad internacional parece resignada a que, despu¨¦s de cuatro a?os de negociaciones infructuosas, los croatas hayan decidido reinstaurar por la fuerza su soberan¨ªa en la Krajina que est¨¢ dentro de sus fronteras reconocidas internacionalmente. Por otra, la ofensiva croata le ha evitado a la comunidad internacional asumir la defensa del enclave de Bihac a que se hab¨ªa comprometido. Hace dos semanas, Bihac parec¨ªa a punto de caer en manos serbias. Ayer, con la toma de contacto de la vanguardia croata con las fuerzas bosnias defensoras del enclave, el aislamiento del mismo ha concluido y su conquista por las fuerzas serbias parece descartable.
Adem¨¢s, el dur¨ªsimo rev¨¦s militar de la ca¨ªda de Krajina cambia seriamente la correlaci¨®n de fuerzas en Bosnia-Herzegovina. Ayer se estaban uniendo ya al Ej¨¦rcito bosnio en Bihac numerosos seguidores del corrupto ex financiero y caudillo musulm¨¢n Fikret Abdic, que se hab¨ªa aliado con Karadzic para asegurarse su control de una parte de la regi¨®n. Y las l¨ªneas de suministro a las zonas ocupadas serbias en el oeste de Bosnia han quedado rotas.
Los l¨ªderes serbios de Bosnia, Karadzic y MIadic, sab¨ªan que el tiempo jugaba en su contra y por eso aceleraron la toma de los enclaves protegidos por la ONU en Bosnia oriental. Ahora, la ca¨ªda como un castillo de naipes de las defensas de sus colegas en Krajina, Babic y Martic es un claro mensaje a los serbobosnios de que, cuanto m¨¢s tarden en sentarse a la mesa de negociaciones, peor ser¨¢ su posici¨®n. El nerviosismo entre los serbios, de Bosnia es palpable. El conflicto entre MIadic y Karadzic ha estallado ya. El general se niega a ceder el mando militar a Karadzic. Los ¨²ltimos reveses militares han acelerado la lucha por el poder entre ambos.
Las fuerzas croatas llamaron ayer por radio a la poblaci¨®n serbia de Krajina a permanecer en sus hogares y aseguraron que no sufrir¨ªan represalias. Sin embargo, despu¨¦s de las experiencias, de estos a?os era de prever que el miedo a posibles revanchas provocar¨ªa la huida masiva de la poblaci¨®n civil serbia. El drama humanitario de los refugiados sacude ahora de nuevo con especial virulencia a la parte serbia. Los dirigentes serbios que orquestaron en 1991 el levantamiento contra Croacia se pusieron pronto a salvo y hac¨ªan ayer declaraciones desde Belgrado mientras la poblaci¨®n aterrorizada hu¨ªa por las carreteras y caminos de Krajina hacia Bosnia.
Las organizaciones internacionales deber¨¢n paliar ahora la dram¨¢tica situaci¨®n en la que estos civiles se encuentran. Croacia tiene que tener especial cuidado en evitar que sus tropas aprovechen su victoria militar para cometer abusos y cr¨ªmenes contra la poblaci¨®n civil como los que ha cometido sistem¨¢ticamente la parte serbia. Si Croacia quiere pertenecer al concierto de Estados civilizados, tiene que evitar a toda costa el trato criminal a los civiles.
Finalmente, hay que destacar la actitud de Milosevic, el principal instigador del levantamiento de 1991, que no ha movido un dedo en ayuda de los serbios de Krajina. Su diario Politika dec¨ªa el viernes que los serbios de Krajina se hab¨ªan buscado su suerte. No puede descartarse que Croacia contara ya con la promesa de Milosevic de vender a los serbios de Krajina en el marco de la siempre existente tentaci¨®n de los presidentes de Croacia y Serbia de dividirse despu¨¦s Bosnia. Lo que es seguro es que la pasividad de Milosevic es una clara, advertencia a los serbios de Bosnia. Les confirma, que ya no luchan por la Gran Serbia, sino por el fin de las sanciones para, su pa¨ªs. Y que deben sentarse a negociar ahora porque podr¨ªan correr la misma suerte que sus hermanos de Krajina.
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