El voluntariado

TRABAJAR COMO voluntario va a ser una f¨®rmula de servicio equiparable al militar o la prestaci¨®n social sustitutoria. ?ste es el aspecto m¨¢s llamativo del proyecto de Ley: del Voluntariado que el Gobierno ha presentado. No se trata de una ley improvisada. En abril de este a?o el Gobierno. ya tuvo que retirar un proyecto sobre la misma cuesti¨®n porque incentivaba con becas y descuentos el ¨¢nimo solidario de la ciudadan¨ªa. Estos incentivos fueron mal recibidos por las organizaciones no gubemamentales (ONG), que consideran definitorio que el voluntario lo sea por altruismo y no porque haya en el horizonte alg¨²n tipo de prebenda personal. En el nuevo proyecto sobreviven algunos descuentos en museos y transportes, justificados como valoraci¨®n social de la acci¨®n voluntaria m¨¢s que como una retribuci¨®n, que en todo caso ser¨ªa disuasoria.Con todo, la nueva propuesta ha vuelto a levantar suspicacias en el mismo sentido. ?Puede viciar el esp¨ªritu del voluntariado saber que si¨¦ndolo puedes evitar la mili? Desde luego, nunca ser¨¢ lo mismo que un joven decida cuidar a un viejo enfermo porque as¨ª alivia los padeceres del pr¨®jimo o que esta decisi¨®n salga de un c¨¢lculo interesado: eludir el servicio militar. La ley introduce algunas precauciones para evitar la picaresca. La Ley Org¨¢nica del Servicio Militar ya preve¨ªa que el destino militar a una entidad de auxilio ten¨ªa los mismos efectos que la tarea cuartelera.

Ahora se a?ad¨¦ la posibilidad de convalidar el tiempo de voluntariado con el de la prestaci¨®n social sustitutoria. La ley fija cautelas como la de que el aspirante haya realizado las actividades de voluntariado tras ser reconocido como objetor, y no vale cualquier actividad, ha de estar encuadrada en alguna entidad que tenga suscritos acuerdos con la Administraci¨®n para la citada prestaci¨®n social sustituioria.

Para impedir los privilegios o la picaresca no bastar¨¢, sin embargo, con las prevenciones legales. Han de ser las propias organizaciones que definen los programas de ayuda quienes tutelen la sinceridad de intenciones de los aspirantes, adem¨¢s de la idoneidad del sujeto para la tarea a la que aspira. Sin esta autoexigencia, las ONG pueden poblarse de listillos o de bienintencionados cuyo altruismo, sin embargo, no baste para cumplir con rigor los proyectos encomendados, detalle particularmente visible cuando ¨¦stos existencia t¨¦cnica, como sucede en el frente sanitario o educativo.

La nueva ley admite que la satisfacci¨®n de intereses generales ha dejado de ser responsabilida exclusiva del Estado. Hechos muy recientes han demostrado el enorme capital solidario que alberga la sociedad espa?ol¨¢. Los ciudadanos reclaman su propio papel en la soluci¨®n de los problemas, que les afectan. Ello, sin embargo, no exime al Estado de sus propias responsabilidades ni de apoyar las conductas sociales de la ciudadan¨ªa. En est¨¦ sentido, es positivo que haya tomado la iniciativa de fomentarlas cuando estas actividades sean altruistas, no obligadas y no puedan confundirse o suplir una tarea asalariada. Actividades, por otra parte, que deben realizarse bajo el criterio de organizaciones competentes que sepan administrar este empuje solidario para que no se desperdicie y para que el propio voluntario pueda cumplirlas en condiciones id¨®neas de seguridad y eficacia.