Una produccion 'muy americana'
La serie 'Los inmortales' triunfa en EE UU, aunque est¨¢ realizada en Europa
Si hay algo con lo que sue?a un productor de series en Europa es con cruzar el Atl¨¢ntico, hacer las Am¨¦ricas. Gaumont, la productora francesa de Los inmortales, no s¨®lo ha conseguido con esta serie, que emite Tele 5 (lunes, 22.50) poner una pica al otro lado del charco,. la primera para una serie de acci¨®n europea, sino que se le ha abierto literalmente el mundo, al colocarla en 70 pa¨ªses. Los americanos nos env¨ªan Expediente X y sus casos clasificados, y Europa les devuelve un superh¨¦roe escoc¨¦s con 400 a?os de antig¨¹edad y toda una vida, eterna, por delante: una serie americana que no es americana.Muchas series antes que Los inmortales han sal ido con esta vocaci¨®n de serie sin fronteras y con la ambici¨®n de entrar en el mercado m¨¢s cerrado del mundo a los programas for¨¢neos, el norteamericano. Pero a un mercado que s¨®lo engulle producto casero hay que venderle cosas que parezcan hechas en casa. Grandes series, de antes y de ahora, sin¨®nimo de la calidad europea, como La joya de la corona o Principal sospechoso, han tenido que conformarse con la televisi¨®n p¨²blica y su limitada audiencia. Los inmortales, una producci¨®n barata de concepto y, desarrollo, destinada al mismo p¨²blico que disfruta con Los vigilantes de la playa, ha hecho, por el contrario, las Am¨¦ricas.
El h¨¦roe, basado en un personaje creado por Gregory Widen y en la pel¨ªcula de Russell Mulcahy que hicieron Sean Connery y Christopher Lambert, se presenta solo. Un poco antes de que el grupo Queen interprete el tema [lo mejor, con diferencia] compuesto para introducir la serie. Nos dicen que Duncan MacLeod, el protagonista, es inmortal, y que hay otros como ¨¦l, unos buenos y otros malvados, y que lleva siglos en el menester de eliminar a estos ¨²ltimos y a alg¨²n mortal que se le atraviesa. Igual que un ratero huele a otro ratero, el inmortal MacLeod es el ¨²nico capaz de desenmascarar a sus pares. Perder la cabeza es lo peor que le puede pasar, y suele echar mano de un notable ramillete de tizonas, espadas, sables y dem¨¢s objetos cortantes y afilados. La aventura mitol¨®gica y la de andar por casa, salpimentada con algo de conflicto social, se mezclan sin mayores complicaciones.
Y eso es todo. Porque la serie no es gran cosa. Al protagonista, por ejemplo, le conviene la inmortalidad porque as¨ª puede enmascarar su incapacidad interpretativa. Es el actor Adrian Paul, un ingl¨¦s que antes de aterrizar en la serie fue jugador de f¨²tbol, modelo, bailar¨ªn y ocasional visitante de Los Colby. Eso s¨ª, Paul l¨ªa estudiado artes marciales.
En cuanto a la producci¨®n (cada episodio cuesta un mill¨®n de d¨®lares), se ha ido puliendo de temporada en temporada (va por la cuarta, desde 1992), pero en el episodio de la semana pasada todav¨ªa se pod¨ªan ver tomas que se repet¨ªan id¨¦nticas con, dos o tres minutos de diferencia.
La historia de la fabricaci¨®n de Los inmortales tiene mucha m¨¢s chicha y emoci¨®n que la serie misma. Entr¨® en Estados Unidos por la puerta de atr¨¢s de las cadenas locales sindicadas, muy necesitadas de series de acci¨®n con convocatoria para j¨®venes sin grandes exigencias. Y anora a Gaumont le llueven los encargos de las grandes cadenas [son socios en la producci¨®n el Centro Nacional de la Cinematograf¨ªa franc¨¦s, la cadena M6, Rete Italia, y las compa?¨ªas americanas Ryslier y Film Line]. La combinaci¨®n, generalmente explosiva, entre talentos americanos y europeos [en el equipo de realizadores hay tres franceses y dos anglosajones] ha funcionado esta vez. Mar¨ªa Gingsburg, una americana en Par¨ªs que trabaj¨® en Columbia Television, ha sido una pieza clave. Fue contratada por Gaumont para poner en marcha series "con pasaporte sin fronteras y estilo y ritmos americanos" y ha conseguido convertir a, la productora europea en una marca de reconocimiento mundial.
Tele 5 ha reservado para Los inmortales ese espacio, detr¨¢s de Expediente X, en el que suele alojar a tipos que cumplen siglos en vez de a?os. Da la casualidad de que el predecesor de MacLeod fue El se?or de las tinieblas, un vampiro de 700 a?os (Geraint Wyn Davies) que salt¨® de esta serie a la de MacLeod cuando su cripta se clausur¨® por falta de audiencia. Sobra decir que MacLeod y el vampiro comparten fan¨¢ticos en la red Internet, un territorio donde las series no son clasificadas por su calidad, sino por su capacidad para convertirle en tema de conversaci¨®n. Y con Los inmortales hay para ponerse las botas.
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