Querella inmediata
EL GENERAL Rodr¨ªguez Galindo est¨¢ indignado por las acusaciones que se est¨¢n vertiendo en la prensa contra ¨¦l, y la Direcci¨®n General de la Guardia Civil comparte este sentimiento, seg¨²n nota publicada hace unos d¨ªas. No es de extra?ar. No es una broma que un general en activo y reci¨¦n ascendido, responsable de cuerpos de seguridad del Estado en la zona m¨¢s conflictiva de Espa?a, se vea acusado de asesinatos, pertenencia a banda armada, secuestros, torturas, atracos, contrabando y malversaci¨®n de fondos p¨²blicos. Ah¨ª es nada.Pero la indignaci¨®n del general, sus proclamaciones patri¨®ticas, la falta d¨¦. fuentes y contradicciones en muchas de las informaciones publicadas y la certeza de que las acusaciones las vierten, al menos en parte, delincuentes movidos por todo tipo de fines innobles, no tranquilizan ya a estas alturas a nadie. El general Rodr¨ªguez Galindo tiene que querellarse ya contra todos aquellos que le acusan de ser un Al Capone con tricornio. Las querellas no se anuncian, se presentan ante los juzgados. Y si el general muestra tal desapego a su imagen p¨²blica y honor como para no tomar la iniciativa, son sus superiores los que deben conminarle a hacerlo. El da?o personal a Galindo es ya s¨®lo un efecto nimio comparado al que sufren las instituciones, comenzando por la Guardia Civil y concluyendo en el Gobierno que lo ascendi¨® hace dos semanas.
Por su parte, el Ministerio dl Interior deber¨ªa ponerse en serio a trabajar para detectar qui¨¦n o qui¨¦nes han decidido declarar una especie de guerra intestina en las fuerzas de seguridad para competir en un concurso. de desprestigio a los diversos. cuerpos. Porque comienza a cobrar fuerza la impresi¨®n de que el ascenso del general no ha aumentado precisamente la discreci¨®n y el sentido del deber de sus subordinados. Los tribunales, esperemos, ver¨¢n si lo dicha y escrito es falso o verdadero. Para ello, el general debe querellarse ya. Y el ministro del Interior, poner orden en su casa.
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