Luis Antonio Bur¨®n Barba, primer fiscal del Estado que dimiti¨® ante el PSOE
La muerte, ayer, del magistrado Luis Antonio Bur¨®n Barba, a sus 77 a?os, invita, al suscitar el recuerdo de su vida, a meditar sobre una pl¨¦yade de juristas, identificados ideol¨®gicamente con el PSOE que lleg¨® al poder en 1982, pero que mantuvieron y mantienen divergencias con sus dirigentes por un entendimiento distinto del derecho. Casi todos pertenecieron a Justicia Democr¨¢tica. Bur¨®n, uno de sus fundadores, tuvo el singular privilegio de discrepar en tiempos tempranos de aquella c¨²pula socialista, hasta el punto de dimitir como fiscal general del Estado en 1986, a los tres a?os de ser designado.Nacido en Fuenteovejuna (C¨®rdoba) el 18 de marzo de 1918, en el seno de una familia de labradores, ingres¨® por oposici¨®n en la carrera judicial en 1945. Durante su ejercicio como juez en plena etapa franquista, Bur¨®n, seg¨²n su compa?ero Jos¨¦ Antonio Mart¨ªn Pall¨ªn, "demostr¨® su compromiso con la democracia y su antagonismo con la dictadura formando parte de los fundadores de Justicia Democr¨¢tica, en la que su pensamiento se nota decisivamente en los primeros documentos elaborados en la clandestinidad". Las "tres cualidades dif¨ªciles de aglutinar en una sola persona: inteligencia, ponderaci¨®n y humanidad", que, seg¨²n Mart¨ªn Pall¨ªn, reun¨ªa Bur¨®n, fueron ejercidas tambi¨¦n por este jurista al llegar la democracia, que contribuy¨® a traer.
De 1977 a 1981 trabaj¨® en la Audiencia Nacional, y de all¨ª pas¨® al Tribunal Supremo, en donde le reclut¨® para fiscal del Estado en diciembre de 1982 su amigo el entonces ministro de Justicia Fernando Ledesma. Jam¨¢s confundi¨® Bur¨®n la amistad con el amiguismo, y de ah¨ª sus discrepancias, de las que nunca alarde¨®, con Ledesma y con el resto del Gobierno. No se dej¨® dirigir en materias de su competencia y, del mismo modo que en 1983 no necesit¨® ninguna indicaci¨®n gubernamental para recurrir la primera y benigna sentencia contra los golpistas del 23-F, en 1984 tom¨® aut¨®nomamente la decisi¨®n de querellarse contra Jordi Pujol, y otros 24 dirigentes de Banca Catalana, iniciativa que molest¨® a un Gobierno m¨¢s atento a la pol¨ªtica que al derecho, mientras los voceros distra¨ªdos o interesados responsabilizaban al Ejecutivo.
La politizaci¨®n del caso Banca Catalana precipit¨® en 1986 la dimisi¨®n de Bur¨®n, anunciada veladamente ante el Rey con motivo de la solemne presentaci¨®n de la Memoria de la Fiscal¨ªa. Bur¨®n explic¨® entonces que, en caso de divergencias con el Gobierno, el fiscal debe dimitir, y pidi¨®: "Nadie debe escandalizarse por lo que ser¨ªa una eventualidad siempre previsible".
Aunque le gustaba definir a los jueces como "profetas desarmados", a Bur¨®n, contrario a un entendimiento corporativo de la jurisdicci¨®n, no le tembl¨® el pulso para ordenar en 1984 investigar a los magistrados Jaime Rodr¨ªguez Hermida y Ricardo Var¨®n Cobos en relaci¨®n con la irregular puesta en libertad del mafioso italiano Antonio Bardellino. Ya se encargaron otros de absolverlos. Y partidario decidido de la libertad de expresi¨®n, su respeto a los sectores conservadores, tan distantes de ¨¦l, le indujo a presentar una querella, muy criticada y que termin¨® siendo archivada, por la emisi¨®n en RTVE de la canci¨®n de Las Vulpes Me gusta ser una zorra.
Aficionado a la nataci¨®n, conversador incansable y dotado de un gran sentido del humor, Bur¨®n ha sido el prototipo de jurista de ideolog¨ªa democr¨¢tica y progresista, minoritario en la judicatura, acostumbrado a sufrir a los antidem¨®cratas e incapaz de hacer carrera precisamente cuando los suyos est¨¢n en el poder. Descanse en paz.-
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